Desde muy pequeña, Laura Alfonso amó a los animales y sintió especial devoción por los perros. Eso sí: nunca imaginó que siendo adulta y trabajando en el área de Prensa de la municipalidad de San Martín iba a conocer a “Negrito”, el perro que la cautivó en la calle y que terminó siendo la mascota de todos los que trabajan allí.
Publicista, de 36 años, Laura solía pasar por el Paseo de la Patria, un espacio verde a metros de la municipalidad. Y allí estaba “Negrito”, manso y cariñoso como todo perro criado en la calle.
“Inmediatamente le di de comer y lo acaricié con cuidado porque no sabía cómo reaccionaría”, relató Laura, que siempre colaboró con asociaciones proteccionistas y se detenía cada vez que veía alguna mascota callejera.
Fue el principio de una larga historia que tiene a varios protagonistas. Porque si bien ella fue su “madrina”, existe una larga lista de gente que lo protege, incluido el actual intendente Raúl Rufeil, y su antecesor, Jorge Giménez, además de los distintos jefes de Prensa.
La cadena de solidaridad para el perro, también llamado “El Negro”, funciona a la perfección: una urna circula todos los meses por las oficinas de la comuna y lo recaudado se invierte en alimento, antiparasitarios, vacunas y hasta algún chaleco, cuando hace frío.
Laura lo define como un “gordo rico, pura ternura” que saluda y festeja la llegada de sus amos. “Tiene su plato y su balde en el interior del edificio y hasta participa de los actos”, relató la “madrina”.
Laura hizo especial hincapié en las personas que colaboran, entre ellas, su amiga la veterinaria Carolina Miñambre, que está “al pie del cañón” cuando se enferma o se debe cumplir con la vacunación.
También nombró a Cecilia Roggerone, Melisa Pereyra, Silvana Gatica, Oscar Sánchez y “El Colo”, que siempre están atentos, por si algo le sucede o necesita “Negro”. Pero en realidad, aclaró, todos son iguales de solidarios.
“Es que desde hace seis años estamos enamorados de él”, sintetizó, para aclarar que el animal tiene muy marcado su territorio, y si bien no acostumbra a gruñir, no le gusta que otro perro circule por su exclusiva zona. La municipalidad es su hogar y la vereda, su patio.
Muy pocas veces corre a alguna moto que pasa por la calle y Laura se indigna cuando le tiran alguna patada. “Cambió nuestra vida hace seis años y llegó castrado. No sabemos si tuvo un hogar y lo abandonaron o si alguien lo castró. El año pasado se enfermó y nos asustamos, pero salió adelante gracias a nuestra veterinaria”, advirtió.
Laura vive en un departamento donde no permiten tener mascotas. Tal vez por eso su amor lo vuelca a este incondicional amigo que cuenta con el apoyo de su novio y de toda su familia a la hora de atenderlo o prestarle atención.
Como último mensaje, aconsejó no salir a comprar mascotas, sino adoptar. Y mencionó a las agrupaciones “Sus patas en nuestras manos” y refugio “Ampara”, que tienen hermosos perros que necesitan hogar.
“También rige un programa de castración municipal gratuito. Es importante castrar a los animales”, sostuvo la publicista.
“Negro” va, viene, saluda y mueve la cola. La vida le dio una gran oportunidad y él está dispuesto a aprovecharla, rodeado del cariño y la atención de los municipales del Este.