Nuevamente la pequeña Nayla Cortez, de 10 años, oriunda de Luján de Cuyo, obtuvo un importante logro el sábado en San Carlos durante el Champions Dance, un concurso de danzas árabes: fue elegida campeona nacional y mejor bailarina.
El certamen reunió postulantes de San Luis, Córdoba, San Juan y Mendoza y las coreografías fueron más de 400.
“Nos dieron el resultado recién el lunes (por ayer) porque las puntuaciones llevan tiempo. No lo podíamos creer, pero al mismo tiempo siento que es un premio merecido por la dedicación, la pasión y el esfuerzo que Nayla vuelca en la danza árabe”, dijo Layla Ranter, su mamá.
Nayla, sonriente y sorprendida, recordó: “Cuando bajé del escenario me felicitaban de otras academias. Nunca me imaginé tanto”.
Su mamá, orgullosa, dijo que este año fue promisorio al máximo para su hijita, que en septiembre también dio la nota en el Winter Dance Festival, en Buenos Aires, cuando salió artista revelación. Sus padres juntaron peso por peso para poder viajar.
Claro que en todo esto también mencionaron a la mentora, la profesora Nadya Rojas, que le enseña danzas árabes en la academia “Arabes Renacer”. Nayla suele decir que sueña ser como su profesora.
Nada llegó de regalo a esta bailarina: desde hace cuatro años consecutivos entrena rigurosamente todos los días de su vida. “Más allá del amor y el cariño que siento por mi alumna Nayla Cortez, a quien siempre le vi excelentes condiciones, mi sueño de toda la vida fue preparar a las futuras bailarinas”, indicó la profesora, en un diálogo mantenido días atrás.
Descendiente de árabes, Layla Ranter, mamá de Nayla y de otras cinco niñas, dijo que su hija de 10 años lleva esta danza en las venas y aseguró que jamás se lo inculcó.
“Era muy chiquita, tenía 4 o 5 años cuando pasamos caminando por el instituto y me pidió tomar clases. Desde entonces se sube al escenario y se transforma. Es como una adulta, una profesional con todas las letras”, la define su mamá.
Nayla es la cuarta de seis mujeres y la única que baila árabe. Abigail (19) es su hermana mayor; le siguen Magalí (16); Samira (13); Nara (11) y Keyla (8). Su papá, Juan Cortez, trabaja en el sector de empaques de un galpón de leña.
“Nayla es muy perfeccionista en todo, no solamente en su danza. Cursa cuarto grado en la escuela Nicolás Avellaneda y siempre se esfuerza para dar lo mejor. Quiere brillar y lo logra”, sostiene su mamá.