Natalia Pérez es profesora de matemáticas, tiene 42 años y vive en Luján junto a su esposo, Mariano y a su hija Juana (11). Sin embargo, su rutina cotidiana y su día a día se encuentran en una especie de “pausa” desde septiembre del año pasado. O, más que en pausa, supeditada a su salud y a la leucemia que le diagnosticaron.
“En septiembre de 2020 me diagnosticaron primero una leucemia crónica. Empecé el tratamiento y fui transitando la enfermedad, hasta que el 20 mayo de este año me hicieron un primer trasplante de médula ósea, Sin embargo, la respuesta no fue del todo buena, nunca quedó a 100% y se fue agravando la situación; tanto que ahora tengo leucemia bifenotípica”, sintetiza Nati, intentando traducir lo grave de su situación a un lenguaje entendible. “En pocas palabras, lo importante es que tiene los mismos riesgos que cualquier leucemia”, resume Nati desde su casa.
La mujer salió recientemente de una internación y posterior recuperación que se extendió durante 40 días. Y su situación es verdaderamente delicada, ya que necesita con urgencia un nuevo trasplante de médula ósea. Pero en el Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH) no hay donantes voluntarios compatibles con ella. Y por esto mismo es que Nati, su familia y sus amigos resaltan la importancia de que la gente se anote como donante voluntario, para sumar mayores posibilidades y –por qué no- finamente encontrar a alguien que sea compatible con ella. O con otros tantos y tantas pacientes que están en una situación similar.
“Terminé la primera etapa de recuperación y ya tengo el alta, por lo que ahora tengo que seguir con el tratamiento. Estuve haciendo quimio vía intravenosa –por ello estuve internada-y ahora tengo que esperar a unos nuevos estudios para ver cómo continúa todo. Hay dos posibilidades: seguir con la quimio como venía, o pasar a comprimidos oral”, resume Nati.
“Desde septiembre hasta ahora tuvimos que cambiar nuestras rutinas, dejar nuestros trabajos y acomodar nuestras vidas a ir todos los días al hospital o a hacerme estudios. Pero yo siempre mantengo la ilusión de que se va a encontrar el donante, esa esperanza está siempre”, destaca con optimismo.
La importancia de ser donante de médula ósea
Lo que Nati necesita, concretamente, es un donante de médula ósea compatible no emparentado. “Es muy importante donar médula. Y con una simple extracción de sangre, una persona puede firmar y queda registrada en el banco de médula. Después de lo que pasó con el primer trasplante, yo necesito un donante que sea 100% compatible conmigo”, agrega Natalia.
Sus amigos y familiares están impulsando, además, una campaña en las redes sociales para poder encontrar un donante para Nati y para cualquiera que lo necesite.
Cómo ser donante
Los principales centros para asistir como donante de médula ósea en el Gran Mendoza son el Hospital Central, el Centro Regional de Hemoterapia (en Montecaseros y Garibaldi), la Clínica de Cuyo, el Sanatorio Fleming y los hospitales Notti, Carrillo, El Carmen, Español, Italiano y Santa Isabel de Hungría, entre otros.
Los requisitos más importantes son:
- Tener entre 18 y 40 años.
- Pesar más de 50 kg.
- Ser apto para donar sangre.
- Presentar DNI.
- No tener antecedentes de enfermedades cardíacas, hepáticas o infectocontagiosas.
Cualquier voluntario que quiera anotarse tiene que concurrir al centro de donantes que desee, completar la ficha de inscripción y firmar el consentimiento y donar una unidad de sangre. Luego, por medio de la app Mi Argentina, se completa el trámite validando la identidad y consiguiendo la credencial digital de donante de médula ósea.