El deporte mendocino acredita un registro de exponentes de primera magnitud en su historial, con nombres como los de Nicolino Locche, Pascual Pérez y Ernesto Contreras, entre tantos más. Y en ese mismo nivel debe colocarse a Aldo Jorge Chesi, el cultor de tiro al blanco de categoría mundial, fallecido el viernes a los 81 años.
A Chesi se lo recordará por esa pasión y habilidad en el tiro, disciplina que cultivó durante tres décadas, y también por su desempeño como comerciante, junto a su hermano Mario, en la armería El Tirolés, de la avenida Las Heras, que había fundado su padre Quintilio Chesi en 1939.
Uno de los momentos culminantes de su carrera se registró en el Campeonato Mundial de Tiro, en Corea del Sur, donde recibió la medalla de oro como “Maestro Internacional Tirador”, al superar la marca de 580 puntos.
Además, en 1980 en México se consagró campeón mundial por equipo en el rubro Fuego Central, junto al platense Oscar Yuston y el cordobés Guillermo Stutz.
En 2005, a los 63 años y después de haber permanecido 13 sin tirar, en otra demostración de sus condiciones, se consagró nuevamente campeón argentino con pistola.
Tenía 33 años cuando comenzó a practicar en el Tiro Federal Mendoza de Boulogne Sur Mer, entidad que ayudó a apuntalar en el medio. Antes había practicado esquí, natación, waterpolo y rugby, llegando a integrar la Selección de la Unión de Rugby de Cuyo. Aldo dejó de practicar tiro en 1991, después de un torneo internacional realizado en Cuba.
La triste noticia de su partida fue dada a conocer por la Asociación de Legítimos Usuarios y Tenedores de Armas de la República Argentina. Él mismo era un incansable defensor de los titulares legales de armas y por su empleo seguro.
Serafín García Sáez, periodista y tirador, lo recordó como un “caballero de la pedana y un maestro de tiradores, siempre dispuesto a compartir lo mucho que sabía”.
En el aspecto social y urbanístico, fue un gran impulsor del desarrollo de la avenida Las Heras como un gran centro comercial de la Ciudad.
Un gran amigo, el doctor Abel Albino, señaló a Los Andes: “Mendoza pierde no sólo a un excepcional deportista, sino también a un gran hombre, comprometido en muchos aspectos del crecimiento de la provincia, que introdujo a muchas personas al deporte en el que se destacó”.
Lo despidieron su esposa Cintia Módolo, sus tres hijos Pablo, Florencia y Juan, abogados como su madre, y nietos.