Una investigación diseñada al calor del aislamiento impuesto como medida sanitaria precautoria para evitar los contagios de coronavirus. La mayor parte de la tarea la llevamos adelante durante 2021, cuando en nuestra provincia ingresamos a la etapa denominada de Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio (DISPO).
Un equipo amplio y heterogéneo de investigadoras e investigadores de universidades públicas y del CONICET nos abocamos a pensar, desde una perspectiva de género y feminista, los diversos problemas que la pandemia por COVID-19 nos imponía como urgentes. Partimos del supuesto de que las problemáticas que se evidenciaron durante el confinamiento preventivo en 2020 no surgieron con la propagación de la enfermedad, sino que ésta las exacerbó, ahondó y evidenció.
Por un lado, a causa del deterioro de las condiciones materiales de vida de gran parte de la población, se profundizaron las desigualdades sociales derivadas de la precaria situación económica y laboral, la condición migratoria, el color de la piel, la ubicación espacial donde se habita y las dificultades para el acceso a bienes y servicios. Por otro lado, la concentración de todas las actividades, como las laborales, educativas, recreación, de formación; en la esfera doméstica, agudizó la división sexual del trabajo, generando una triple jornada, traducida como sobrecarga de tareas reproductivas y de cuidados para las mujeres, los sujetos feminizados y las identidades no heteronormadas.