Molino Orfila. Historia sanmartiniana y religión para conocer en Junín

El lugar junto al santuario de San Cayetano es referencia para la gente de la zona. A través de un proyecto buscan poner en valor sus instalaciones con la expropiación del solar histórico.

Molino Orfila. Historia sanmartiniana y religión para conocer en Junín
Paredes de adobe, vasijas y piso de ladrillo, algunos atractivos del lugar junto al cual está el molino.

“El más grande de los argentinos buscó en estas tierras las fecundas realidades del trabajo. Homenaje del vecindario del Molino Orfila a su ilustre fundador el General José de San Martín, 12 de octubre de 1941”, se puede leer en una de las tantas placas recordatorias del famoso Molino Orfila, un sitio histórico y turístico ubicado en Junín, “el jardín de la provincia”.

Cada 7 de agosto el lugar se llena de fieles para participar de la procesión de antorchas en honor a San Cayetano y a pedir por pan y trabajo.

El santuario fue donado por Enrique Orfila en 1929. Hasta hace poco era habitual allí la tradicional “Pisada de la la uva”, realizada por las candidatas vendimiales, que después se convertiría en el Cabernet de las reinas. Esa ceremonia, que forma parte de los actos oficiales de la Fiesta de la Vendimia, se mantiene, pero Orfila dejó de ser la sede, porque la histórica construcción necesita una importante inversión para mantenerla en pie.

Esta semana, en la Legislatura provincial se dio despacho favorable un proyecto que pretende recuperar el valor del sitio, especialmente el histórico molino, que fuera mandado a construir por José de San Martín en 1818.

La iniciativa ya cuenta con el aval de la comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales de la Casa de las Leyes. El proyecto propone la expropiación del solar histórico y su posterior puesta en valor del inmueble, de algo más de 3.700 m2 ubicado entre las calles Orfila y Chileno Herrera. Allí se encuentra la antigua construcción de estilo colonial, con añosos árboles en el frente, un gran patio central, extensas galerías con techos de caña y barro, muros de adobe. En la parte del museo dedicado a la vitivinicultura se pueden apreciar elementos de la época como grandes vasijas de cerámica y prensas.

Un párrafo aparte merece la gran piedra utilizada para la molienda, ubicada en los jardines. “Su funcionamiento lo permitía la fuerza producida por una cascada, que provocaba la Acequia de la Patria, mandada a construir por San Martín para regar la zona”, señala el diputado provincial Jorge Sosa (UCR), uno de los autores del proyecto de puesta en valor. Y agrega: “Había mucho trigo y San Martín tuvo su molino, no como negocio, sino como parte de su plan para poblar la zona y proveer comida y también agua. Por eso abrió la Acequia de la Patria, tan importante para el riego hasta hoy. En aquellos tiempos los transportes no eran demasiado rápidos ni eficientes y la zona que comprende en parte a San Martín y a Junín necesitaba medios de subsistencia propios”.

“Este lugar es el núcleo histórico, social y religioso para los juninenses y mendocinos en general. Es importantísimo preservarlo. Es el corazón de Junín. Lamentablemente, al ser tan viejo y no tener mantenimiento, se está deteriorando. Se necesita una gran inversión. No se lo podemos pedir a los propietarios, pero desde el Estado podemos conseguir dinero, porque forma parte de nuestro patrimonio histórico”, asegura Sosa.

José Orfila, propietario del sitio, comenta que mantuvo una reunión con el Ejecutivo municipal para que este pueda disponer de las instalaciones en ciertas ocasiones. A cambio el municipio se encargaría del mantenimiento. “Creo que el proyecto de expropiación se ha realizado desde el desconocimiento, sin mala intención”, asegura Orfila. Y agrega: “Si existe el consenso para acordar las actividades que venimos haciendo nosotros, no veo la necesidad de este tipo de acciones contra la propiedad privada”, destaca el empresario vitivinícola.

El molino de la zona

Como documentación de apoyo del proyecto de puesta en valor que proponen los legisladores locales se informa que durante el gobierno del general José de San Martín, se envió a construir el molino harinero en 1818, el primero de la zona, en la llamada Villa Orfila, dentro de una gran propiedad vitivinícola a 8 km de Los Barriales. San Martín conservará el molino hasta 1846, aunque para entonces no vivía en la provincia. En ese año decide su venta a los hermanos Corvalán. Luego, la propiedad fue adquirida en 1905 por el inmigrante español José Orfila, quien construyó un moderno molino y una bodega desde la que elaboró vinos desde 1915. Hoy, aunque permanece cerrado al público, en distintas salas que componen el edificio se encuentra un museo familiar, con fotografías, documentos, libros y elementos de la antigua bodega. También hay una sala de ventas de la empresa que consiste en un stand francés reciclado, para recepciones y agasajos.

El bien cuenta con una aprobación del Consejo de Patrimonio de la provincia de Mendoza. Para su declaratoria como patrimonio provincial, la petición provino de un proyecto de ley de la diputada Adriana Pellegrini. La propuesta fue aprobada en el Acta Nº 25 del Plenario del Consejo, del 25 de agosto de 1998. De acuerdo a la documentación consultada, dicho proyecto no se concretó en una Ley ni tampoco en un decreto del Poder Ejecutivo.

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