Mucho se ha hablado sobre el impacto en la salud mental que la pandemia de Covid-19 ha venido generando en la población mundial. Los especialistas enumeran a las franjas de los adolescentes y adultos mayores como las más afectadas.
Por eso en estos tiempos se evidencian ciertos aumentos en los casos de ansiedad, trastornos del sueño, aumento del consumo de psicofármacos y de bebidas alcohólicas, además de un incremento de intentos de suicidios. Ahora bien ¿cómo se comporta la psiquis de un paciente recuperado?
La licenciada Soledad Bermejo a partir de su tesis sobre “La función y lugar del profesional de la salud mental en situaciones de catástrofe”, sostiene que si algo aprendimos en 2020 es que ya no hay lugar seguro en el mundo. “Ya no se trata de hemisferios, situación geopolítica ni modelos de gobierno”, dijo.
-¿Qué ha sucedido entre los habitantes del planeta?
-Han acusado recibo de los efectos producidos por el coronavirus y su alcance global. Estamos en pandemia y ya nada es como entonces. Tanto para quienes no han contraído la enfermedad como para aquellos que ya pasaron por la experiencia de tener el virus en su cuerpo, los efectos psicológicos no pasan inadvertidos.
-¿Cómo se puede fundamentar?
-El padre del psicoanálisis, en su obra “El malestar en la cultura”, da cuenta de las fuentes de sufrimiento: el propio cuerpo, el mundo exterior y las relaciones con otros seres humanos. A casi 100 años de entonces, el célebre escrito de Sigmund Freud sirve de brújula para entender por qué la pandemia ha puesto en jaque a la población mundial, pues todas las fuentes de malestar están activadas.
-¿Cuáles son las secuelas psicológicas en quienes padecieron Covid? ¿No deberían sentirse airosos tras haber sobrevivido a esa experiencia?
-Esa condición es necesaria pero no suficiente para recobrar el estado de bienestar previo al impacto del virus. El temor sostenido en el desconocimiento y la incertidumbre provoca crisis de angustia frente a la falta de certezas. Poco se sabe del real origen, de las posibles mutaciones del virus, de las secuelas a largo plazo y de las vacunas en estudio.
-¿El impacto es distinto en cada caso?
-Claro. Si bien se repiten síntomas de orden orgánico que afectan el cuerpo, a nivel psicológico la experiencia es singular, del uno por uno, acorde a la estructura psíquica de cada persona. En los pacientes recuperados es recurrente el temor a reinfectarse y que ello sea en condiciones más agresivas, dado que el organismo ya se encuentra resentido.
También, las consecuencias físicas (fatiga, falta de aire, tos, dolor muscular, entre otros) durante un período posterior al ciclo de la enfermedad, repercuten en el estado anímico de las personas afectadas, lo que da cuenta de los efectos postraumáticos que persisten una vez superada la enfermedad.
-¿Qué sucede entonces?
-La fantasía de cura se resquebraja frente a la constatación de la baja concentración de anticuerpos o la limitación de tal efectividad en un período de tiempo de no más de tres meses, un breve período para recuperar fuerzas y salud mental, antes que la amenaza de un segundo contagio altere nuevamente la frágil calma alcanzada.
-¿Qué consecuencias psicológicas trae aparejado el modo de contagio del Covid 19?
-El modo de contagio provoca la ruptura del lazo social, ya que la principal medida preventiva es el distanciamiento. Esto es un tema de especial interés para el psicoanálisis, en tanto es desde allí que los seres humanos podemos soportar los embates que nos ofrece la realidad.
Hacer con otros, en comunión es una buena forma de enfrentar el dolor humano y es justamente eso lo que el Covid nos restringe: el encuentro con el prójimo y la construcción de la trama que permita el sostén frente a la angustia reinante producto del desconcierto generalizado.
-¿Cuál es el desafío?
-Asumir la responsabilidad del cuidado propio y de los otros sin que ello implique el aislamiento afectivo que nos confina y condena a una dolorosa soledad.
“Cada persona responde de manera singular”
El doctor Oscar D’Angelo, médico psiquiatra y psicoanalista, sostiene que la humanidad ha sufrido muchas veces este tipo de catástrofes.
En relación al Covid-19, afirma que cada persona responde a la enfermedad de una manera singular “ya que la constitución psíquica de los padecientes es particular y única de ese sujeto”.
D’Angelo detalló que, así como se conocen respuestas generales inmunológicamente hablando, también existen respuestas particulares frente a la misma patología.
“No todas las personas que padecieron la enfermedad salen de ella de igual modo”, advirtió el especialista, para señalar que también debe tenerse en cuenta la estructura de la personalidad.
“No es lo mismo para las personas de autoestima baja, como ocurre en las neurosis depresivas, que las que sufren un trastorno obsesivo compulsivo”, diferenció D’Angelo.
Existe un porcentaje de las personas que padecieron la enfermedad que la Psiquiatría incluye, provisoriamente, dentro de un cuadro llamado “estrés post traumático” y aquí se ubican quienes vivieron el coronavirus como un trauma, es decir, sufriendo considerablemente y teniendo debilitado los mecanismos de defensa del yo.