Hace varios días, que de corrido, hay alerta por posibles tormentas fuertes en zonas de la provincia. Las altas temperaturas que se vienen presentando colaboran mientras que es una situación que también se da en otras provincias.
Mendoza ya está en temporada de lluvias y por eso hay más probabilidades de que las tormentas sean noticia. Sin embargo, no por eso cambia demasiado su estatus de zona árida ya que las precipitaciones son escasas.
La temporada de lluvias se inicia tímidamente en noviembre y se extiende hasta marzo, aunque enero y febrero son los meses en que más se producen.
El sitio Weather Spark detalla que, de acuerdo a los datos que registra, la temporada de lluvia en la Ciudad de Mendoza dura casi 6 meses, del 26 de octubre al 15 de abril, con un intervalo móvil de 31 días de lluvia de por lo menos 13 milímetros. Destaca que el mes con más lluvia en Ciudad de Mendoza es febrero, con un promedio de 35 milímetros de lluvia.
En tanto, refiere que el período del año sin lluvia dura poco más de 6 meses, del 15 de abril al 26 de octubre. Además, menciona que el mes con menos lluvia en Ciudad de Mendoza es julio, con un promedio de 6 milímetros de lluvia.
Tormentas de granizo en Mendoza
“Por sus características geográficas, orográficas y climatológicas, en Mendoza se generan las tormentas de granizo más severas del mundo, teniendo en cuenta su intensidad, tamaño, y el daño que generan”, advertía Los Andes en una publicación de este año.
En la nota, Raúl César Pérez, doctor en Física especializado en Atmósferas y Nubes y ex director de Contingencias Climáticas detalla cuáles son las características que dan tal particularidad al fenómeno. Esto teniendo en cuenta su intensidad, tamaño y el daño que generan.
Expresó que expertos de otros lugares del mundo lo reconocen y detalló que tienen tres grandes particularidades: la intensidad, tormentas superceldas y tormentas intermedias (de hasta 23.000 metros de altura, es decir, que pasan la estratósfera), se trata de “tormentas muy grandes”, subrayó Pérez.
En segundo lugar, señaló que la rapidez de los desarrollos de las tormentas: “Aparecen, crecen y precipitan muy rápido, en 30 o 40 minutos. Y mientras tanto aparecen otras en otros lados”. El tercer inconveniente, y algo que el mendocino conoce muy bien y de primera mano, es la temporada más severa, que “justo se da en la época de la cosecha de la producción agrícola”, por lo que las tormentas resultan mucho más dañinas.