Mendoza vive un “boom” de aspirantes para apadrinar a chicos sin hogar

El interés por la gente luego de la convocatoria realizada, sorprendió a los organizadores.

Mendoza vive un “boom” de aspirantes para apadrinar a chicos sin hogar

El Programa Provincial de Padrinos y Madrinas Voluntarios lanzó, hace dos semanas, una campaña para convocar a personas que se sumen al cuidado semanal y acompañamiento afectivo de niños, niñas y adolescentes entre 0 y 17 años. El resultado desbordó las expectativas iniciales.

Esperaban 30 o 50 aspirantes “como máximo”, pero en 15 días ese organismo recibió casi 300 solicitudes de adultos dispuestos a brindar contención para ese sector tan vulnerado. Así las cosas, este año podría terminar con el triple de madrinas y padrinos voluntarios respecto del año anterior.

“Estamos felices. Nuestro objetivo era que la sociedad mendocina se involucre en las infancias y nos ha demostrado que sí. De hecho, esta convocatoria nos ha desbordado y hemos tenido que sumar psicólogos y trabajadores sociales para dar respuesta rápida a la cantidad de demanda”, manifestó a Los Andes, Eugenia Guglieri, coordinadora del Programa provincial de Padrinos y Madrinas Voluntarios.

De hecho, de los 280 aspirantes que se presentaron en la convocatoria del mes pasado, hay 20 que ya están ejerciendo su rol por estos días. La meta es que antes de fin de año muchos de los menores institucionalizados tengan su madrina o padrino.

Según Guglieri, la exitosa convocatoria puede responder a varios factores, pero subraya que “hay mucha más sensibilidad con las infancias” después del caso Lucio, el niño que fue asesinado por su madre en La Pampa, en 2021. Muchas personas, asegura, buscan proteger a las infancias de alguna u otra manera.

En el caso del madrinazgo o padrinazgo voluntario, la tarea consiste en que el adulto sea un “sostén emocional, un referente afectivo” para ese niño. Implica comprometerse a un encuentro semanal y estar presente en las fechas importantes, como el cumpleaños, algún acto escolar, o ciertas fechas especiales como Navidad, Año Nuevo y Reyes Magos.

Hasta hace unos días, solo 100 personas adultas ejercían su padrinazgo en Mendoza. Por eso y por la gran cantidad de niños que transitan en total soledad la espera de ser adoptados o restituidos a sus familiares es que este año se reactivó la figura del “padrino” o “madrina”, bajo un concepto de “puertas abiertas” a la sociedad. Esto implica no esperar al voluntariado sino ir a su búsqueda mediante campañas.

¿El objetivo? Que esa patria, que es la infancia, tenga colores nuevos, mediante la contención de un adulto “cama afuera”, pero comprometido con el desarrollo del pequeño.

“Las madrinas o padrinos somos puente y un acompañamiento fundamental en ese proceso de espera e incertidumbre que tienen los chicos hasta que se revinculan con su familia original o son adoptados por una nueva”, asegura Paula Moretti, psicóloga y madrina voluntaria durante varios años.

Una historia de amor

Su primera experiencia como madrina fue con Diego, quien tenía 4 años cuando lo conoció y lo amadrinó por dos años, hasta que el niño logró encontrar un hogar adoptivo. No obstante, la relación entre ellos continúa hasta estos días. Diego y su madrina se ven una vez al mes y ella es una de las primeras invitadas a los cumple de su ahijado, que ya cumplió 10 años.

“Es ideal cuando se tienen los roles claros porque si bien formalmente mi madrinazgo se terminó formalmente con la adopción de Diego, él quiso mantener ese vínculo conmigo y su mamá adoptiva también. Ella accedió sin problema para continuar este vínculo tan hermoso”, explicó la madrina.

Paula empezó jugando en el hogar con Diego; luego vinieron los paseos por algunas horas y, a los meses, el niño pasaba todo el fin de semana en la casa de su madrina. Cumpleaños, actos escolares, navidades y hasta vacaciones compartieron juntos. “Él se fue con su familia un poco más armado. Se fue con fotos, videos, sabiendo cuáles eran sus juegos y disfraces favoritos. Se fue más seguro También él nos dio mucho amor y nos enseñó mucho sobre resiliencia”, dice emocionada.

Para Gimena, mamá adoptiva de Diego y sus dos hermanas, fue un privilegio el hecho de que su hijo haya podido desarrollar un vínculo tan “estrecho y hermoso” con Paula durante la espera en el hogar. “Cuando Diego llegó a casa y supimos de la importancia de su madrina no dudé en ningún momento en continuar ese vínculo y lo seguimos sosteniendo. Para Diego, la Pauli es su amor. En lo cotidiano siempre surge algún recuerdo con ella. Es tan fuerte el vínculo que trasciende y va a trascender”, asegura la mamá.

Casi mil niños, entre la espera y la incertidumbre

Actualmente, hay más de 900 menores de edad que viven repartidos en 40 hogares estatales que dispone la provincia. Sólo 150 se encuentran en situación de adoptabilidad. El resto, espera que la Justicia defina la revinculación con sus familias de origen. Y ese trámite suele durar meses, incluso años. Y en ese proceso de espera y de incertidumbre es cuando hace falta personas que sostengan y “mimen” a esos niños y jóvenes.

Para ejercer ese rol no hace falta contar con recursos económicos, aclaró Guglieri, quien asegura que hay quienes buscan a los niños en colectivo y los lleva un rato a la plaza o, con el tiempo, los lleva a su casa a merendar un rico pan con manteca y conversar. Eso ya suma un montón”, explica la funcionaria, también titular del Programa de Acogimiento Familiar.

“Lo que se busca es la corresponsabilidad social –agregó Guglieri–. No podemos hacer oídos sordos. Esos chicos son hijos de Mendoza que por diferentes motivos sus padres no pudieron cuidarlos de la manera correcta, porque a ellos tampoco los pudieron cuidar. Es una cadena y por eso es tan importante esta figura significativa para los chicos”.

Cuáles son los requisitos para apadrinar

Los interesados en ser Madrinas o Padrinos Voluntarios de chicos y chicas institucionalizados deben ser mayores de edad, residir en Mendoza y no deben estar inscriptos en el Registro Único de Adopción, ya que el deseo de maternar o paternar puede generar confusión de roles a futuro cuando el vínculo con ahijado o ahijada se fortalece.

Una vez que el aspirante manifiesta su deseo de apadrinar comienza un proceso de admisión, en donde se debe presentar cierta documentación: datos personales, no tener antecedentes penales, no estar privado de cuidados parentales, no ser deudor alimentario y que toda la familia de quien apadrine “esté de acuerdo” para no generar conflictos a futuro.

Luego, se realiza una entrevista psicológica y otra de tipo socioambiental; es decir, visitan la casa del aspirante. Con toda la información se elabora un diagnóstico y, en base al perfil de esa madrina o padrino, se propone un ahijado o ahijada.

Si el solicitante acepta la propuesta se llega a un acuerdo. “En su mayoría buscan a los más chiquitos, pero acá el niño es lo más importante y el adulto es un recurso. No es el adulto quien elige la edad o las características, sino que elegimos nosotros según perfil y herramientas emocionales que tiene ese adulto”, explicó Guglieri.

La convocatoria no tiene fecha de cierre. Las personas interesadas en ocupar este rol clave pueden escribir al correo oficial de la Dirección de Cuidados Alternativos (DCA): apadrinamiento@mendoza.gov.ar

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