Un informe realizado por la Coalición por la Educación, que comparó la cantidad de días de clases planificados en las escuelas primarias con los reales cumplidos hasta el 30 de junio, arrojó que Mendoza junto con San Luis y Santiago del Estero son las tres únicas provincias que tuvieron más de 80 días de presencialidad en la primera parte del año.
Además, de la comparación entre las jurisdicciones del país surge que Mendoza fue donde más días de clase hubo en el semestre ya que, pese a los dos días “perdidos”, los 85 de cumplimiento la colocan liderando el ranking de provincias. Hay que señalar que los dos días que aparecen como no cumplimentados se debieron a inclemencias del tiempo, como el viento Zonda cuando, por razones de seguridad, se suspendió la actividad.
“Estamos muy contentos con haber cumplido la meta y la palabra, además de los resultados de este ranking. Hoy podemos que lo estamos cumpliendo pese a que hemos tenido que suspender, diría, quirúrgicamente dos o tres veces por Zonda. Pero nunca fue en toda la provincia ni en todos los turnos, con lo cual tenemos una cantidad de días cumplidos en el primer semestre completo”, advirtió a Los Andes el director general de Escuelas, José Thomas.
El informe muestra que sólo San Luis cumplió con los 82 días de clase que había previsto para el primer tramo del año, mientras que Santiago del Estero alcanzó 81 de los 82 planificados, Catamarca 77 de 78, Entre Ríos 79 de 82 y Formosa 78 de 82. Respecto de las jurisdicciones que están en situación crítica, como es el caso de Santa Cruz (que tuvo 27 días de clase en lo que va del año), Río Negro (56), Neuquén (54), Misiones (56) y La Rioja y Salta (51), el informe advierte que tuvieron un cumplimiento menor a 70% de los días previstos en su calendario.
Esto lleva a Thomas a subrayar que “en este contexto hay que decir que calidad y cantidad en la educación sí suman juntas. La cantidad es condición necesaria y la calidad es condición suficiente”. El titular de la cartera educativa manifestó que al garantizar que los chicos estén en las escuelas es el punto de partida para que puedan acceder a las nociones básicas y esperables para cada año escolar y afirmó que “también ya tenemos un reconocimiento internacional a la política de alfabetización de Mendoza. Creo que, unido a la cantidad de días de clase, en el tiempo se empiezan a ver resultados”.
Asimismo reconoció que “obviamente que nos falta y que hay que seguir trabajando. Pero lo que hay es una forma de trabajo en la cual cumplimos lo que decimos y mostramos que hay un gran esfuerzo porque los chicos estén en la escuela, porque los chicos aprendan, por fortalecer las trayectorias más débiles”.
La directora de Planificación de la Calidad Educativa, Silvina del Pópolo, recordó el trabajo que se hizo el año pasado en la relación entre la fluidez lectora y ausentismo y que probó que, a medida que los chicos pierden horas de clases, tiempo en el aula, disminuye su desempeño en la comprensión y en la capacidad para leer de corrido.
“Encontramos que los chicos que tienen más de 15 inasistencias en el año tienen menos nivel de mejora en la sucesión de mediciones que hacemos en el año, que son tres. La curva de mejora para estos estudiantes que tienen mayor nivel de ausentismo es menos pronunciada y esto implica una escolaridad que va atrasándose en la medida que no se mejora la lectura”, explicó.
Con los resultados que surgen de las pruebas de fluidez lectora, la DGE incorpora a los alumnos con trayectorias débiles a grupos de estudio para fortalecer sus aprendizajes, paralelos a los grupos que tienen en su grado y con actividades focalizadas en la capacitación. “Es sumamente importante que los chicos que están en estado crítico no pierdan las horas en el aula y tampoco ese tiempo complementario que se le ofrece para mejorar o salir de ese estado en el que se encuentran”, apuntó la funcionaria.
Al respecto, hay estudios que muestran el impacto negativo de la falta de presencialidad durante la crisis sanitaria del coronavirus. De ahí que se estime que los alumnos perdieron un año escolar normal, debido a las dificultades para el aprendizaje y en muchos casos, condicionados también por su situación social. “Con los micro ausentismos, con estudiantes que no están en clases, quizás una vez a la semana o tres o cuatro veces al mes estamos perdiendo todo un proceso de planificación que el docente sigue y que tiene que estar correlacionado en el tiempo. Estas interrupciones en nada contribuyen al desarrollo de hábitos, ni al sostén de la planificación, ni al desarrollo de habilidades, que es lo que buscamos”, afirmó Del Pópolo.
Estrategia para bajar el ausentismo
La DGE puso en marcha un nuevo programa en 182 escuelas primarias que buscan mejorar la asistencia de los alumnos. En cada una de estas instituciones es un docente o un vicedirector el que está evaluando el ausentismo, apoyando al director y evaluando cuáles son los motivos por los que el estudiante no va a clases.
“El objetivo es hacer un análisis exhaustivo de las causas. Primero, cómo se mueve la inasistencia en las escuela y qué factores podríamos modificar para mejorar. Son líderes de proyecto de asistencia y estamos en permanente contacto con ellos para ver cómo, a partir de determinados instrumentos, logramos que los alumnos mejoren la asistencia”, se explayó la directora Planificación de la Calidad Educativa.