Mendocino en un campo de refugiados de África: “Buscamos ayuda para cambiar destinos”

Santino Rossini es de San Martín y estudia Relaciones Internacionales. Su preparación como voluntario en Inglaterra lo llevó a viajar a la más absoluta pobreza de Malawi, un país al sureste de África, donde ayuda a construir un preescolar para niños de 3 a 5 años. La organización necesita ayuda para continuar.

Mendocino en un campo de refugiados de África: “Buscamos ayuda para cambiar destinos”
Santino Rossini junto a voluntarios de su equipo en Malawi, Africa.

Lo que para Santino Rossini, que es mendocino de San Martín y tiene 21 años, iba a ser una experiencia para conocer otra cultura y perfeccionar su inglés, se convirtió en una vivencia que cambió su vida para siempre. Sus días en Malawi, un país ubicado en el sureste de África y que limita con Zambia, Tanzania y Mozambique, lo llevaron a confrontar la pobreza extrema en uno de los campamentos de refugiados más populosos del continente, donde trabaja codo a codo con la comunidad para brindar una mejor calidad de vida.

Santino hizo una pausa en sus estudios de licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad de Congreso para vivir esta experiencia y asegura que fue la mejor decisión que pudo haber tomado. Reside en Development Aid from People to People, una escuela en el distrito de Dowa, justo enfrente de un campamento que alberga alrededor de 50 mil refugiados. La “suerte” lo llevó a trabajar en un área que siempre le ha apasionado, lo que podrá capitalizar para su tesis el año próximo.

Lo cierto es que, actualmente, colabora con tres voluntarios de Brasil e Italia en la construcción de un nuevo establecimiento preescolar en el campamento, destinado a niños de entre 3 y 5 años. Hasta el momento, el lugar funcionaba en un espacio reducido y sin las condiciones mínimas de seguridad e higiene. “Los niños corrían peligro y estaban hacinados”, describió Santino en diálogo con Los Andes, y agregó que este es, en muchos casos, el único lugar donde esas 100 criaturas reciben su ración diaria de alimentos.

Una imagen corriente del lugar.
Una imagen corriente del lugar.

“Estamos enfocados en reunir fondos para continuar con esta construcción que inicialmente íbamos a realizar en el mismo lugar, pero logramos conseguir otro terreno mucho más accesible y con mayores dimensiones”, explicó, mientras compartió fotos y videos y su alias de Mercado Pago para quienes deseen colaborar.

“Con tu ayuda podemos lograr un cambio en la vida de estos chicos. Cualquier contribución hace la diferencia”, enfatizó Santino en un conmovedor video, rodeado de niños y voluntarios.

Hijo de Nelson y Paola, Santino nació el 16 de diciembre de 2002 y pasó su infancia en Palmira. En la secundaria, se mudó a San Martín, donde vive actualmente y realiza la mayor parte de sus actividades. “¿Mi vocación de servicio? Definitivamente surgió aquí en Malawi. Yo pensaba en viajar, conocer gente y culturas distintas, y mejorar mi inglés, pero esto fue mucho más impactante de lo esperado”, afirmó.

Para poder realizar este voluntariado, Santino se preparó en el College for International Cooperation and Development en Inglaterra, donde cursó un programa de instructor de desarrollo. “Estuve allí desde enero hasta julio, cuando volamos a África, con todos los gastos cubiertos por el colegio. Mi grupo está en Malawi y otros dos en Mozambique y Zambia”, aclaró.

La preparación mental y emocional adquirida durante esos seis meses en Inglaterra fue crucial para enfrentar lo que se avecinaba. “La verdad es que estamos preparados para todo lo que estamos viviendo. Sabíamos lo que se venía y estábamos ansiosos. Todo lo vivido y aprendido en Inglaterra fue clave”, reiteró.

Santino señaló que su escuela tiene un convenio con una organización mundial que cubrió los gastos de estos voluntarios. “Los primeros días fueron un fuerte choque cultural. La comida es muy diferente y, aunque el idioma oficial es el inglés, el acento es complicado de entender. Sin embargo, después de algunos días nos familiarizamos y hoy estamos perfectamente adaptados, somos uno más en este lugar tan particular, donde nos tratan muy bien”, relató.

Colaborar para una mejor calidad de vida en Malawi, el objetivo de Santino.
Colaborar para una mejor calidad de vida en Malawi, el objetivo de Santino.

Tanto él como sus compañeros, Edson, Emily y Camila, desempeñan un papel fundamental en las acciones que llevan a cabo. “Estamos viviendo en una escuela terciaria donde se forman futuros profesores de primaria”, dijo, y agregó que su rol es supervisar los establecimientos preescolares y observar los principales déficits existentes.

“En este campo de refugiados vimos que necesitan mucha ayuda, pero carecemos de recursos. Alrededor de 50 mil personas viven aquí y nuestro objetivo es trabajar codo a codo con ellos, enseñarles y ayudarles a desarrollar habilidades”, enfatizó.

“Logramos comprar ladrillos y comenzamos a levantar los cimientos, pero se necesita mucho dinero, por eso solicitamos ayuda. La construcción cambiará la calidad de vida de estos chicos. Nuestra intención es terminar el lugar, aunque si no lo logramos, sabemos que los profesores continuarán con el proyecto”, añadió.

El equipo de voluntarios, además del trabajo de campo, enseña a colocar techos, elaborar huertas y reparar bombas de agua, algo vital en estas regiones. “Una vez que ellos aprenden, pueden manejarse solos, y eso es lo más enriquecedor”, dijo Santino.

“No esperaba esta experiencia; mis expectativas eran limitadas, simplemente deseaba viajar, pero terminé aprendiendo mucho más de lo que imaginé. La comunidad también aprende de nosotros”, comentó, subrayando que la gente del lugar es respetuosa, colaborativa y muy dispuesta a aprender.

“Además, hay mucha seguridad; solemos caminar solos en el campo de refugiados sin problemas. Nos quieren y respetan”, aseguró.

Una imagen conmovedora del campamento de refugiados. La tomó Santino con su teléfono.
Una imagen conmovedora del campamento de refugiados. La tomó Santino con su teléfono.

A partir de esta experiencia, Santino tiene muchos proyectos por delante, aunque no se arriesga a darles forma definitiva. “Todo puede cambiar, y eso fue lo que me sucedió”, dijo, aunque aclaró que, a su regreso en enero, retoma sus estudios. “Si todo va bien, me queda el último año y luego me gustaría estudiar Diplomacia”, anticipó.

En síntesis, planea pisar suelo argentino el 8 de enero, justo el día en que se cumplirá un año de su partida. “Estoy agradecido por esta oportunidad, aunque entiendo que conlleva un cambio abrupto y debo confesar que extraño mucho a mi país; a mi familia, a mi novia y a mis amigos. También me ha costado adaptarme a la comida”, confesó.

Cómo colaborar Quienes deseen ponerse en contacto con Santino pueden acceder a su Instagram: Santi_Rossini16 o utilizar su alias de Mercado Pago: santinoafrica, donde recibe ayuda para comprar materiales y construir un nuevo preescolar para niños refugiados en Malawi.

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