Mellizos en la yegua, mucho más que dos…

A diferencia de otras especies, la yegua raramente lleva una preñez doble a término, siendo el aborto espontáneo entre los 7-9 meses la resolución más frecuente. Esto puede evitarse con el diagnóstico temprano ya que se puede reducir uno de ellos manualmente y así permitir que el otro embrión se desarrolle normalmente.

Mellizos en la yegua, mucho más que dos…
Una yegua junto a sus mellizos, un fenómeno poco común.

En la yegua, la gestación de mellizos sin intervención impacta negativamente en los sistemas productivos. Tanto la pérdida de una preñez de sólo 35 días, con la consiguiente incapacidad de la yegua de entrar en celo, como el aborto tardío o el nacimiento de potrillos pequeños y débiles, producen importantes pérdidas económicas.

A diferencia de otras especies, las yeguas raramente llevan preñeces dobles a término. Es una cuestión de espacio: la placenta del equino requiere de la totalidad de la superficie uterina para desarrollarse y así cumplir con su función de nutrición y eliminación de desechos. Debido a este factor limitante, las preñeces dobles que no se detectan temprano terminan, generalmente, en abortos espontáneos entre los 7-9 meses. El aborto, debido al tamaño de los fetos, puede complicarse en una distocia (potrillos encajados en el canal de parto) arriesgando en el proceso la vida de la madre. Se han reportado casos de nacimientos de mellizos vivos, pero de menor tamaño al esperado por su genética o, el nacimiento de un solo potrillo junto a un feto momificado. Estos potrillos son más débiles, más propensos a infecciones, de menor tamaño y más lentos para crecer y desarrollarse.

Hay cierta información para tener en cuenta cuando revisamos una yegua por preñez, por lo cual la comunicación entre el criador y el veterinario es fundamental. Por ejemplo: si la yegua tiene historia de ser “mellicera”, cuando se sirvió, si se chequeó la ovulación, etc. La mayor parte de los mellizos son de origen dicigóticos (provienen de dos ovulaciones) por lo tanto es importante saber si la yegua ovuló un solo folículo o dos en ese ciclo. Las ovulaciones dobles se repiten generalmente en el mismo individuo y hay cierta predisposición de raza siendo más frecuentes en caballos de tiro (25%), SPC (20-30%), trotadores (15%) y cuarto de milla (5-10%). Los árabes y ponis tienen menor incidencia (<2%). También hay que tener presente que las yeguas viejas (>18 años) están más predispuestas (7%) que las jóvenes, y recordar que las ovulaciones dobles son más frecuentes hacia el final de temporada reproductiva y aumentan con el uso de inductores de ovulación (20 vs 12%).

La clave en el manejo exitoso de mellizos está en la detección y el tratamiento temprano.

El manejo exitoso de mellizos está en el tratamiento temprano, según la médica veterinaria María Eugenia Cadario.
El manejo exitoso de mellizos está en el tratamiento temprano, según la médica veterinaria María Eugenia Cadario.

Cuando se sospecha que habrá mellizos es aconsejable chequear la yegua entre los días 12-15 post ovulación. En esta etapa, los embriones se mueven libremente en el útero hasta fijarse en la base del cuerno uterino el día 16. Los mellizos pueden fijarse bilateralmente (uno en cada cuerno uterino) o unilateralmente (los dos en el mismo cuerno). En el 70% de los casos, la fijación es unilateral.

Este período, en el que son móviles y visibles (día 12 al 15), es ideal para la reducción manual de una de las vesículas. Cuando los mellizos están en distintos cuernos, la reducción de uno de los embriones de manera manual, transrectal, es relativamente sencilla. En cuanto a los mellizos que se encuentran juntos en un mismo cuerno y en aposición, se pueden separar manualmente (siempre transrectal) y llevar uno hacia la punta del cuerno donde es más fácil lograr la reducción (aplastarlo hasta romperlo). En manos experimentadas, el porcentaje de éxito en este período es de 90%.

A partir del momento que se fijan, el paso del tiempo no sólo complica el tratamiento, sino también el diagnóstico.

1. A partir del día 16 si los embriones están ya fijados y en aposición; no se puede intentar separar y/o romper uno manualmente sin afectar negativamente al otro.

2. A medida que el embrión crece, su ruptura va a generar mayor cantidad de líquido libre pudiendo afectar la aposición de la otra vesícula contra el útero.

3. Los embriones desarrollan mecanismos para asegurarse la supervivencia y continuidad de la gestación. Entre los días 34-36 de gestación, un grupo de células embrionarias invade el endometrio y forma una especie de “anclaje” (copas endometriales) que comienza a secretar hormonas (Gonadotrofina coriónica equina) necesarias para mantener la preñez. Estas copas van a funcionar por 90 días independientemente de que el embrión este vivo o no. Si al hacer la reducción después del día 36, los dos embriones mueren, la yegua no va a entrar en celo por 90 días perdiendo la temporada reproductiva.

4. El diagnóstico ecográfico transrectal de mellizos se complica a medida que avanza la preñez, especialmente a partir de los 60 días, debido al aumento del líquido alantoideo y amniótico. Para esta etapa, se recomienda la evaluación ecográfica transabdominal, no siempre accesible.

En cuanto a tratamientos, si al día 34-36 no hubo reducción espontánea o inducida de uno de los embriones, una opción válida es la administración de prostaglandinas para eliminar la fuente de progesterona que sostiene la preñez y así permitir que la yegua entre en celo. La reducción espontánea de un embrión generalmente ocurre antes del día 30 y es de hasta un 64% en mellizos unilaterales, en aposición y sólo un 4% en bilaterales.

Los métodos de reducción de mellizos unilaterales a partir del día 25-35 en adelante, son más complejos y la mayoría requiere equipo especial e instalaciones apropiadas. Entre ellos se encuentran: la “Aspiración transvaginal” seguida por la “Dislocación craneocervical” (decapitación) y, finalmente, la “Reducción transabdominal”, con un 20-50%, 65% y 40-65% de éxito, respectivamente.

En resumen, la detección temprana de mellizos -mientras las vesículas son móviles y pueden separarse- nos da la oportunidad de reducir uno manualmente y así permitir que el otro embrión y su placenta se desarrollen normalmente. A medida que la preñez avanza, no sólo se complica el tratamiento, sino también el diagnóstico debido al tamaño de la preñez y la dificultad de identificar dos fetos transrectalmente.

Para finalizar, voy a pedir prestada una frase a Sandra Wilsher –autoridad mundial en embriones-, quien dice: “Ama a tus vecinos… a no ser que compartas el útero”.

*La autora es médica veterinaria - Universidad Nacional de Río Cuarto. Es argentina residente en Florida (EEUU). Premio Raíces 2018.

*Producción y edición: Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar

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