La Tomografía por Emisión de Positrones, más conocida como PET, es un examen que permite obtener imágenes de los órganos y tejidos del cuerpo a partir de una sustancia radiactiva –denominada marcador– con el fin de detectar una patología o una lesión. Es una tecnología diferente a los tomógrafos de Rayos X y de resonancia magnética, ya que se administra al paciente un radiofármaco que permite observar el metabolismo celular.
Esto beneficia a pacientes oncológicos, pero también a personas con enfermedades digestivas, endocrinológicas, cardíacas, cerebrales e inflamatorias. Es decir, permite estudiar una variedad de patologías gracias a que, con este equipo, podemos ver el cuerpo entero en un solo estudio, facilitando el diagnóstico precoz. Mientras estudios como la resonancia magnética y la tomografía computarizada brindan información anatómica del organismo, un PET detecta la actividad metabólica de las células y muestra cómo están funcionando los órganos y tejidos. Esto permite la detección temprana de procesos patológicos, inclusive antes de que se manifiesten los primeros síntomas de la enfermedad, ya que generalmente los cambios fisiológicos anteceden a los cambios anatómicos.
Entre los beneficios de esta técnica se destaca que no es invasiva ni requiere anestesia ni cirugía. Además, presenta precisión diagnóstica e incrementa el poder de detección de lesiones pequeñas. No presenta riesgos porque se utilizan marcadores de corta vida media, los cuales son eliminados del cuerpo en pocas horas. No es dolorosa ni presenta efectos secundarios. El examen puede durar alrededor de dos horas, dependiendo de la zona a estudiar. El paciente no necesita quedar internado y puede retirarse y hacer su vida normal al terminar el estudio.
Entre los beneficios de esta técnica se destaca que no es invasiva ni requiere anestesia ni cirugía. Además, presenta precisión diagnóstica e incrementa el poder de detección de lesiones pequeñas. No presenta riesgos porque se utilizan marcadores de corta vida media.
Científicos e ingenieros del grupo de Instrumentación y Control de Centro Atómico Ezeiza, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), en colaboración con el Grupo de Inteligencia Artificial y Robótica de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), concluyeron el desarrollo del prototipo final del primer tomógrafo por emisión de positrones (PET) totalmente fabricado en el país, en 2015.
Con los fondos destinados al proyecto en esa época, hábilmente administrados por el gerente del Centro Atómico Ezeiza, se logró reacondicionar una sala dentro del servicio de Medicina Nuclear del Hospital de Clínicas José de San Martín, que depende de la Universidad de Buenos Aires (UBA). A mediados de 2018 se instaló el equipo donde se puso en marcha para su homologación de uso experimental al comienzo. Luego, en una segunda etapa, en pacientes. Hasta el día de hoy es el único equipo en su tipo instalado en un hospital público.
Fue desarrollado para reducir los gastos de adquisición de estos equipos y mejorar el acceso a esta tecnología en el ámbito de la salud pública. Fue concebido para ser el equipo con menor dosis de radiación administrada al paciente en el mundo y tiene dos patentes de invención por su diseño innovador. A diferencia de otros, puede funcionar sólo con dos de los seis cabezales que conforman el escáner. Se pueden sacar, reparar y reponer sin que el escáner salga de servicio. Además, tiene un diseño mecánico que le permite girar 360 grados de manera helicoidal, lo que evita las zonas muertas y mejora la uniformidad y la resolución espacial de las imágenes.
Su arquitectura digital tiene capacidad de procesamiento distribuido, que posibilita la aplicación de algoritmos avanzados sin introducción de tiempos muertos en el sistema. Toda la información se transmite en forma inalámbrica a las computadoras de procesamiento que, para satisfacer los altos requerimientos de cómputo, los algoritmos corren sobre procesadores gráficos (GPU) similares a los que utilizan los dispositivos de videojuegos. Las herramientas de software desarrolladas, utilizan técnicas de Inteligencia Artificial para evitar el uso de Rayos X, disminuyendo la radiación recibida por los pacientes.
Si bien el Arpet ya está instalado en el Hospital de Clínicas, aún le queda un largo camino por recorrer hasta que pueda prestar servicios a pacientes. La Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) ya concedió la autorización para trabajar con radiofármacos (que también son fabricados en el Centro Atómico Ezeiza de la CNEA). Ya se realizaron tareas de caracterización del equipo. Sin embargo, hasta la irrupción de la pandemia de Covid-19, se estaban tramitando los fondos necesarios para el pago del arancel para el inicio del trámite que permitiría la aprobación por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) para su utilización en personas.
Actualmente, el equipo de desarrolladores se ha disuelto y las nuevas autoridades de CNEA deberán implementar un plan para retomar el proyecto y formar un nuevo equipo de trabajo que ponga al servicio de los pacientes esta poderosa herramienta de diagnóstico médico.
*El autor es ingeniero electrónico y ex investigador de la CNEA y UTN
Producción y edición: Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar