El cáncer de mama es un tipo que se origina en esta parte del cuerpo y surge cuando las células de las mamas crecen sin control. Se puede producir tanto en hombres como en mujeres. No obstante, es mucho más común en las mujeres. Esta enfermedad tiene una gran incidencia en nuestro país y en América Latina, y es la primera causa de muerte por tumores en mujeres.
Si bien se han logrado avances en el tratamiento del cáncer de mama, los fármacos anticancerígenos (sustancias con acción antitumoral) son, en general, muy tóxicos y los tratamientos actualmente disponibles presentan diferentes efectos adversos que afectan negativamente el éxito terapéutico. Estos efectos adversos se encuentran asociados, principalmente, al hecho de que los fármacos utilizados para tratar el cáncer no sólo alcanzan el sitio de acción tumoral, en donde deben ejercer su efecto anticancerígeno, sino que también se distribuyen o esparcen por el resto del cuerpo, afectando otros órganos o tejidos sanos. Estos daños colaterales producidos por la quimioterapia muchas veces producen caída del cabello, náuseas, vómitos, entre otros efectos adversos, algunos de los cuales pueden llegar a ser graves. Por este motivo, se plantea la necesidad de desarrollar terapias anticancerígenas optimizadas, que sean más seguras y eficaces. Es decir, que minimicen los efectos adversos producidos por los fármacos antitumorales, que permitan combatir el cáncer de mama y mejoren su tratamiento. Esto permitiría que los pacientes puedan tolerar mejor la quimioterapia.
Dentro de las diferentes estrategias para mejorar el tratamiento del cáncer, en el proyecto Materiales híbridos nanoestructurados y biorresponsivos para optimizar la acción terapéutica de fármacos antitumorales, se propone desarrollar plataformas nanotecnológicas que consisten en material “nano” e inteligente. Si se analiza comparativamente, un nanómetro es 1.000.000 de veces más pequeño que un milímetro. Por lo tanto, estos materiales formulados como nanopartículas son diminutos, de muy pequeño tamaño, y tienen componentes que pueden detectar algunas señales o estímulos en la zona del tumor y actuar frente a ellos para desencadenar la liberación del fármaco antitumoral selectivamente en el sitio de acción deseado, es decir, el tumor, como se esquematiza en la figura. Esto es posible debido a que los tumores tienen características particulares que son diferentes a las de los tejidos u órganos sanos. Cuando estos materiales detectan esos estímulos internos se comportan como sistemas inteligentes (materiales biorresponsivos). Además, estos materiales tienen otro componente con capacidad de actuar frente a estímulos o señales externas, como pueden ser la acción de un campo magnético (“imán”) o la acción de la luz. Estos estímulos hacen que se genere calor en la zona del tumor (hipertermia), favoreciendo la liberación del fármaco en el sitio de acción tumoral, lo que contribuye a combatir el cáncer. Otra característica de estas nanopartículas es que uno de sus componentes es un polímero que tiene la capacidad de direccionar estas plataformas específicamente hacia el tumor. La terapia se dirija más selectivamente al sitio en donde se requiere la acción terapéutica.
Por lo tanto, ambos tipos de estímulos, tanto los internos como los externos, así como el polímero que compone estas nanopartículas, permiten que el fármaco anticancerígeno contenido en estas plataformas nanotecnológicas se libere y ejerza su acción específicamente en el tumor. Esto evita o minimiza el daño en otros órganos o tejidos sanos, reduciendo los efectos adversos asociados con la terapia del cáncer.
Además, es de destacar que el tamaño pequeño que presentan estas nanopartículas también aporta positivamente para el tratamiento del cáncer. Debido a que para administrar estas plataformas nanotecnológicas se propone la vía endovenosa, el tamaño reducido les permite penetrar mejor las paredes de los vasos sanguíneos en la zona tumoral. Las nanopartículas pueden pasar de la sangre al tumor (esto se conoce como extravasación) y se pueden acumular allí para que el fármaco anticancerígeno pueda ejercer su acción terapéutica.
En virtud de lo descripto anteriormente, se espera que los resultados que se obtengan de este proyecto de investigación científica aporten para el desarrollo de alternativas terapéuticas mejoradas para el tratamiento del cáncer de mama. Los avances realizados hasta la fecha indican que estas plataformas nanotecnológicas aumentan la eficacia del fármaco anticancerígeno frente a las células tumorales de mama, por lo que se podrían utilizar dosis cuatro veces más bajas para el tratamiento. Además, estas plataformas son biocompatibles, es decir, compatibles biológicamente, ya que no afectan a las células de la sangre ni tampoco a las células normales de las mamas. Esto se traduce en que pueden ofrecer mayor seguridad en el tratamiento, reduciendo los efectos adversos. Los resultados obtenidos han sido muy alentadores y se planea continuar con las investigaciones necesarias para evaluar de manera integral el desempeño de estas plataformas.
Por último, es de destacar que estas plataformas nanotecnológicas presentan la versatilidad de poder ser utilizadas, también, frente a otros tipos de cáncer, expandiendo su potencial terapéutico. Además, por su composición, podrían cargar otro tipo de fármacos, por ejemplo, para el tratamiento de infecciones. Esto abre un abanico muy interesante de aplicaciones terapéuticas para ser exploradas.