En el ecosistema mendocino, nacional y de todo el continente americano, el cóndor andino es una de las especies más importantes de los ambientes andinos, aunque su hábitat llega a extenderse -incluso- a zonas aledañas al mar también (sobre todo en el Sur argentino). En Mendoza, esta ave se encuentra protegida y declarado como monumento natural desde 1998, lo que lleva a que su caza está castigada por ley.
Y es que es, a nivel ecosistémico, el cóndor es un animal de los que se consideran “limpiadores naturales”. Esto tiene que ver con que se alimentan de la carroña de los animales en descomposición, donde hay bacterias que pueden ser trasladadas por el agua y convertirse en perjudiciales para el ser humano.
Sin embargo -y a partir de un concepto erróneo y peligroso-, durante los últimos años una gran cantidad de estos ejemplares han sido víctimas de matanzas masivas (más allá de estar protegidos). Hace unos días, en el centro de rehabilitación de fauna silvestre de la Fundación Cullunche, los veterinarios del lugar recibieron el cadáver de un cóndor que había sido encontrado en las inmediaciones del Parque Provincial Cordón del Plata (área protegida).
El imponente ejemplar -que pesaba 14 kilos y tenía dimensiones superiores a los 3 metros- había recibido un escopetazo en las inmediaciones de Las Vegas (Potrerillos) y el parque Cordón del Plata, donde precisamente se encuentra un santuario de cóndor andino.
“Tenía 11 perdigonazos, hemorragia interna y ruptura de hígado, entre otras lesiones. No queremos imaginarnos el sufrimiento de este magnífico e imponente animal”, destacaron en las redes sociales de Cullunche y en un comunicado difundido este jueves.
UNA ESPECIE PROTEGIDA
De acuerdo a lo informado por Cullunche, el martes 14 de noviembre llegó a las instalaciones del centro de rehabilitación de Cullunche el cóndor ya sin vida. Fueron los profesionales del lugar quienes le practicaron la necropsia para determinar la causa de muerte. “Encontramos que el ave murió de un escopetazo”, confirmaron desde Cullunche.
“Es inaceptable que, dentro de un Área Protegida como Cordón del Plata y zona ambientalmente protegida como se considera a la zona de Potrerillos y Las Vegas haya gente que se dedica a envenenar animales y a dispararles. Pedimos que denuncie delitos contra la fauna”, destacaron desde la ONG. Y, además, agradecieron a quienes dieron aviso del hallazgo del cóndor ya sin vida (Camila Zambruno y Víctor Lavalle).
“Luego personal de Guardaparques y del Departamento de Fauna fueron en su búsqueda. Fue muy triste para nosotros, ya que la semana anterior habíamos liberado a Ángel y luego apareció este cóndor muerto. Triste e indignante”, concluyeron.
Ángel fue el cóndor que fue rescatado a comienzos de septiembre durante un megaoperativo -del que participaron médicos de Cullunche y personal del Departamento de Fauna Silvestre de la Dirección de Recursos Naturales.
También presentaba indicios de intoxicación, aunque -afortunadamenete- se trató de una dosis baja, por lo que el ejemplar pudo ser recuperado y -finalmente- liberado a principios de noviembre, también en el Parque Provincial Cordón del Plata.
Por lo general, los cóndores que son encontrados y rescatados en malas condiciones suelen presentar dos tipos de intoxicación: por plomo (cuando ha recibido un disparo y este metal comienza a esparcirse en su organismo) o por agroquímicos (cuando el animal se ha alimentado de un cebo envenenado por el ser humano).
LA PELIGROSA CONFUSIÓN QUE PONE EN PELIGRO AL CÓNDOR
La errónea y peligrosa concepción de que los cóndores son aves de rapiña y predadoras para el ganado -algo instalado entre muchos productores- es lo que desencadena estas tristes, dolorosas e inhumanas matanzas, con peligros imposibles de prever. También repercute en esta situación una práctica por demás riesgosa -y también prohibida-, de la que el cóndor es una víctima colateral.
Porque muchos productores, quienes intentar combatir al puma para que no prede a sus animales (NdA: el puma también es una especie protegida) recurren a una estrategia ilegal, altamente dañina y tóxica. Consiste en envenenar algún animal muerto con tóxicos -como el carbofurán- y con la idea de que estos animales mueran al ingerirlo.
El detalle es que el cóndor no es un animal predador, sino que tiene conductas carroñeras (alimentarse de otros animales muertos, entre lo que pueden aparecer las trampas envenenadas). Y es de esta manera en que terminan siendo víctimas colaterales de esta peligrosa y prohibida práctica.
Desde hace años, en Mendoza y en Argentina, se estrá trabajando con programas que apuntan a la convivencia entre predadores (pumas y zorros) y animales de corral, a fin de evitar matanzas. Uno de ellos es el programa de Perros protectores, que ha arrojado resultados más que favorables en sus distintas experiencias.
El mencionado programa de Perros protectores consiste en incluir, prácticamente desde el nacimiento, a perros dentro de la manada del ganado y sus corrales, precisamente para que éstos se acostumbren a convivir entre sí y que así se permita mantener alejados a los pumas y otros carnívoros. Por lo general, en base a la experiencia, se observa que por una mera cuestión de olfato, al advertir la presencia de otro carnívoro (en este caso el perro, que se cría adaptado a la manada), el puma directamente no suele acercarse a estos corrales y se esfuma el peligro.