Hay historias excepcionales, que es necesario contar. Personas que buscan dejar su huella en esta vida y conquistar sueños que para muchos son imposibles de alcanzar. Es el caso de Marcos Bruno, un mendocino de 25 años que a su corta edad ya protagonizó diversas experiencias espaciales y desde pequeño desea convertirse en astronauta.
El estudiante de Ingeniería Mecatrónica de la Universidad Nacional de Cuyo -sólo le resta una materia para egresar- volvió a la provincia hace un par de semanas, luego haber sido seleccionado por el Centro de Simulación MOA y experimentar cómo van a ser las futuras misiones a Marte.
En confianza y distendido, el también emprendedor oriundo de Luján de Cuyo dialogó con Los Andes sobre el viaje, otros trabajos similares, sus sueños a futuro y le dejó un mensaje a los jóvenes emprendedores.
“Las simulaciones espaciales se realizan para detectar los desafíos que van a tener los futuros astronautas en la Luna y Marte. Tuve la oportunidad de realizar este tipo de experiencia en distintos centros”, comenzó diciendo.
-¿De qué trató la última experiencia?
Fui contactado por el Centro de Simulación MOA para vivir la experiencia del viaje a Marte. Buscaban recomendaciones de astronautas análogos para desarrollar mejoras en esta clase de vivencia espacial.
Estuve tres semanas en el mar del Golfo de México. Partimos de Boca Chica, Texas, hasta Florida en un barco que posee el récord de permanencia en el agua, al no tocar puerto durante tres años y medio.¿Por qué se usó un barco? La idea era simular este tipo de viaje porque surgen cosas en el mar que pueden ser similares al espacio, ya que no se pueden controlar y es necesario pensar soluciones rápidas a posibles inconvenientes. Hay variables de riesgo que no se tienen bajo control, y por eso un viaje en barco de larga distancia presenta un escenario indicado para esto.
-¿En qué otros proyectos similares has participado?
En el año 2016 participé de un programa de Mars Society, una organización sin fines de lucro dedicada a promover la exploración humana y colonización de Marte. Está en el desierto de Utah y es un lugar idéntico al planeta rojo. Fue una experiencia increíble porque nos adecuamos a los protocolos de un viaje especial, comidas, recursos limitados, etcétera.
Y en el 2019 viajé a ILMAH, un centro financiado por la NASA que está ubicado en la Universidad de Dakota del Norte y es dirigido por Pablo de León, ingeniero argentino que trabaja para NASA diseñando los futuros trajes especiales para los viajes a la Luna y Marte. Además, realizamos experimentos para entender un poco mejor los desafíos que los astronautas van a tener en sus futuras misiones espaciales.
Por otro lado, realicé un trabajo de investigación que desarrollamos con un equipo de Argentina con el que vamos a enviar un experimento al espacio a fin de año. Nuestro objetivo es recolectar datos y variables para ofrecer una herramienta que permita participar del diseño de una misión satelital, abaratando los costos asociados a su simulación, y así democratizar el acceso al espacio a personas de todo el mundo.
-¿Cómo y cuándo surgió la idea de querer ser astronauta?
Desde que tengo memoria. Fue el sueño de toda mi vida. Me crié viendo películas de ciencia ficción, leyendo a Julio Verne. Es mi gran pasión. En un momento de mi vida sentí que se diluyó, hasta que tuve la posibilidad de escuchar durante cinco minutos a un joven de Colombia que estaba dando sus primeros pasos en NASA. A partir de ese momento, sentí que podía animarme a soñar con este tipo de cosas.
No descanso para alcanzar esta meta. Busco transmitir mis vivencias a más personas para que puedan experimentar lo que yo sentí en esos cinco minutos.
-¿Qué pensás de la posibilidad de habitar otro planeta?
Sería un sueño hecho realidad. No imagino un logro más significativo que superar las fronteras de la Tierra. Busco trascender el espacio y lograr lo que alcanzaron los exploradores años atrás: dar un paso a un nuevo mundo. Quiero aportar mi granito de arena y ese sería el mayor logro.
-¿Cuál es tu relación con la tecnología y que futuro crees que tiene?
Soy una persona emprendedora. A lo largo de los años emprendí muchos proyectos en diversas áreas. En este momento, el 95% de mi tiempo está ocupado por la empresa que fundé con dos socios. Se llama Merovingian data, una startup que busca descubrir el potencial que tienen las organizaciones para explotarlo a través del poder de los datos. Lo que hacemos es estudiar a las entidades y encontrar la forma de cómo la inteligencia artificial, el Data Science y el Business Intelligence pueden aportarles valor, lo que se puede traducir en muchas métricas, como mayor rentabilidad, menores pérdidas o equipos más motivados.
Considero que estamos en la etapa más emocionante para estar vivos. Te doy un par de ejemplos: Hoy, abrís el diario y encontrás noticias como: “La farmacéutica Moderna busca detener una pandemia global con una vacuna que se desarrolló en sólo dos días”, o “SpaceX está probando sus cohetes que llevarán a la humanidad a Marte en los próximos años”. Son noticias que parecen sacadas de una película de ciencia ficción. Que esta sea una realidad cotidiana me llena de emoción.
La tecnología tiene el poder para que el mundo se convierta en un lugar mejor.
-¿Cuáles son las metas que te restan alcanzar?
Una meta sería lograr impactar de forma positiva a la mayor cantidad de personas posibles a partir de la tecnología. Es un un objetivo de vida. Hoy lo llevo a la práctica con mi empresa y con el proyecto que enviaremos al espacio de la mano de la compañía Satellogic. La otra, claro está, es ir al espacio.
-¿Cuáles son tus hobbies?
La verdad es que no tengo mucho tiempo para el ocio. Me gusta leer para seguir aprendiendo sobre cultura general y amo la música. Toco la guitarra, bajo y batería, fui parte de varias bandas y hasta estuve por estudiar la carrera de música en la universidad.
-¿Qué mensaje le dejarías a los jóvenes de tu edad?
Que se animen a soñar. Hay un mundo de posibilidades allá afuera, muchas puertas que parecen cerradas y no lo están. Tenemos un potencial enorme y creo que estamos en el momento indicado de nuestras vidas para animarnos a pensar en grande.