Prolífico, cultor de varios géneros y referente en ellos de los autores argentinos contemporáneos. Y, además, comprometido con la difusión de sus colegas, especialmente los más jóvenes. Admirado por ellos, y capaz de hacerse amigo mediante la charla franca y la generosidad para compartir experiencias y conocimientos.
Todo eso es Luis Benítez (Buenos Aires, 1956), autor argentino reconocido especialmente por su poesía (gracias a títulos como Poemas de la tierra y la memoria, Behering y otros poemas, Fractal o La tarde del elefante), pero también por los numerosos ensayos y por títulos fundamentales para tener un panorama de la creación literaria actual. En este último sentido, es quizás su Historia de la poesía argentina su aporte más destacado.
Hemos conocido trabajos que abordan la obra novelística y poética de Benítez, y también dos antologías que reúnen lo mejor de su obra (sin contar algunas traducciones de sus textos). Pero, dado que el interés sobre Benítez sigue intacto, extraña la flamante edición de La vida entera, una selección que bucea en los 11 poemarios que el autor de Manhattan Song lleva publicados hasta la fecha. El detalle saliente es que la edición está a cargo de Pro Latina Press, un sello estadounidense con sede en Nueva York que inaugura su colección Gala de Poesía con este título.
Para conocer más sobre esta novedad, Luis Benítez responde las preguntas de Los Andes.
–¿Qué representa para un poeta argentino la edición de una antología como esta en un sello estadounidense como es Pro Latina Press?
–La edición de una antología en un sello estadounidense como Pro Latina Press representa el reconocimiento de los valores de la poesía argentina en el contexto de la poesía en lengua española. La poesía argentina ha producido obras de singular peso específico en sus 400 años de historia, y los poetas actuales son un emergente de esa tradición de cuatro siglos, compartiendo influencias de la poesía europea y estadounidense. Personalmente, agradezco a Pro Latina Press por haberme invitado a inaugurar su colección Gala de Poesía con una antología de mi obra poética, lo que representa un gran honor. Después de haber publicado numerosos libros en varios países, que mi obra esté en librerías estadounidenses es un hecho muy feliz. Ojalá muy pronto este generoso apoyo de Pro Latina Press induzca a otros sellos extranjeros a hacer lo mismo, sea en nuestra lengua, en traducción o en edición bilingüe.
–¿Con qué criterio abordaste la selección de los poemas a incluirse en La vida entera teniendo en cuenta que ya contamos con dos antologías de tu obra poética?
–La selección de poemas para una antología propia es un proceso complicado, especialmente cuando ya existen varios trabajos previos excelentes. En mi caso, para seleccionar los textos que formarían parte de La vida entera, me basé en las antologías previas de mi obra, como la de Elizabeth Auster en Argentina y la de Alejandro Schmidt, La tierra permanece. Además, otras antologías publicadas en el extranjero, como Selected Poems, A Heron in Buenos Aires, Poemul de Fier, Lascia che parli Ezra Pound y Una gran guerra habita las cosas, me ayudaron a comparar criterios y a tener una visión personal del panorama general de mis 11 poemarios. Confío en los criterios de aquellos que han hecho un buen trabajo previo en la selección de poemas, pero también intenté dar mi propia visión personal.
–La contemplación de la propia obra, a la hora de hacer un compendio, suele ser una oportunidad para reflexionar sobre la misma. ¿Qué rasgos comunes podés ver en el recorrido de tu propia obra, qué cambios, qué intereses temáticos?
–Mi obra poética presenta una continuidad a pesar de las variaciones en estilo que he empleado durante más de 40 años. Esto se debe a la tradición poética occidental, que intentamos enriquecer con nuestras contribuciones personales. En mi opinión, la poesía se interesa en seis pares de opuestos: la vida y la muerte, el amor y el odio, el miedo y el valor, el tiempo sucesivo y el presente continuo, lo particular y lo colectivo, y lo ilusorio y lo real. Todos los demás temas están incluidos en estas combinaciones. Mi estilo es dinámico, siempre en movimiento hacia los límites mismos del lenguaje, y trato de innovar con formas nuevas para aprovechar muchas de las posibilidades que brinda una lengua tan plástica como la nuestra, pero siempre con un sentido, un eje bien definido. La poesía no es el campo adecuado para decir boludeces y no necesita ningún adjetivo para validar su valor. En poesía es tan ingenuo afirmar “vamos a acabar con la lírica” como referir que “la épica se acabó con nosotros”, como si alguno tuviese el poder suficiente como para borrar del mapa cualquiera de las categorías del género, la epopeya o el drama. En poesía nada se extingue, solo se diversifica. Por ello es que las corrientes afectas al viejo vanguardismo a fines de diferenciarse de las demás deben apelar por un lado a la hipertrofia de un elemento y al mismo tiempo a la negación de otros. Tienen que defender como puedan su “quiosquito”. Lo experimental, en sí mismo, no posee valor: lo cabal es el resultado final de la experimentación, si es que surge, no los intentos fallidos de esa serie de experimentos. En pleno auge de las vanguardias del siglo XX, el surrealismo de 1924-1935 se autopercibió y promocionó como “revolucionario”. No pasó una década antes de que se convirtiese en parte de lo que antes motejaba como “el arte oficial”. ¿Acaso creemos que hoy escribimos mejor que Homero?
–Has tenido la oportunidad de realizar, en 2019, una Historia de la poesía argentina, así que puedo preguntarte esto: ¿en qué poetas podés sentir una resonancia de tu obra, quizá encuadrable en eso que suele llamarse “poesía del pensamiento”; de los contemporáneos?
–Mi obra poética es donde resuenan las voces de autores que han hecho una obra magnífica bajo la categoría de “poesía del pensamiento”, como lo describe Santiago Sylvester en su antología titulada con ese nombre. Esta forma de poesía no solo se trata de la expresión de lo sentimental o lo onírico, sino que también se enfoca en la reflexión, la exposición de categorías y el uso preciso del lenguaje. Es una corriente estética poderosa que ha recorrido un siglo de nuestra poesía y que, en mi opinión, es la línea poética más típicamente argentina en los últimos cien años. Me siento honrado de que mi trabajo, o al menos una parte de él, participe en esta categoría tan significativa. Respecto a si mi trabajo ha influido en algunos colegas de las más recientes generaciones, recuerdo a un joven poeta argentino que se acercó a mí durante el Festival Internacional de Poesía celebrado en la Feria del Libro de Buenos Aires, mostrándome un ejemplar de uno de mis poemarios. Me dijo que había comenzado a escribir poesía después de leerme en ese volumen y que llevaba el libro ajado, subrayado y con anotaciones en varias de sus páginas. Esa experiencia, para mí, es mucho más significativa que cualquier premio o reconocimiento que haya recibido.
Un poema de Luis Benítez
haute couture
no hay profesión peor
que la de los diseñadores de moda.
esos que dictaminan convencidos
si para esta prolongada temporada
el largo de los versos
debe llegar hasta la rodilla
o bajar hasta los tobillos.
sus agrias mannequins desfilan luego
por todas las pasarelas disponibles
semejantes a enormes frutillas
—un gran salmón encarnado
trastabillando sobre altísimos zapatos—
o parecidas a ridículas cacerolas vueltas abajo
listas para el prometido aplauso
de la repetida tediosa novedad.
si el “cómo” debe estar medio desnudo
si corresponde que se vea el “qué”.
sus creadores aseguran que de haber sido invitados
homero y t.s. eliot dirían “está bien”
y casi ninguno vacilará en aceptarlo.
en todo asunto el dictado de la moda
es la peor cosa de este mundo.
(poema incluido en La vida entera, 2023)