Luego de 27 años de servir café y comida en pleno centro de la Ciudad de Mendoza, Cuarto Intermedio tuvo que cerrar sus puertas. Se trata del restaurante que durante casi tres décadas estuvo ubicado sobre calle Patricias (entre Espejo y Rivadavia) y fue, por su cercanía, excelente atención y calidad de servicio, el lugar predilecto de los trabajadores de la Legislatura provincial.
“Gracias a nuestros clientes, personal, proveedores y amigos, que nos acompañaron a lo largo de este camino. Los llevamos a todos en nuestro corazón. Hasta siempre”, postearon en un breve mensaje en su página de Facebook, a modo de despedida.
La causa del cierre, lógica y lamentablemente, fue como en tantos otros casos la crisis económica generada por la pandemia. Si bien el dueño del local gastronómico prefirió no hacer declaraciones, ya que está pasando por una situación difícil y de sentida angustia, en la publicación de la red social arriba mencionada muchos clientes se lamentaron por la noticia.
Los comentarios de clientes y empleados
“Un placer haber trabajado y aprendido mucho de Verónica...gracias por todo lo lindo y vivido en ese café”, comenta Daniela, que al parecer trabajó allí, en la Fan Page de Cuarto Intermedio. Y los mensajes de la pena y la tristeza por el cierre, abundan junto a caritas de lágrimas para reafirmar la angustia que les ocasiona no tener más su restaurante favorito.
Otra habitué del local era Alejandra, que todavía no puede creer que haya cerrado. “Siempre iba, a tomar café, a almorzar, en las tardes. Es increíble que haya tenido que cerrar, me pone re triste. Gente muy laburante, con una atención excepcional. Ojalá que cuando pase todo esto pueda volver a abrir”, dijo la mujer que trabaja cerca de la plaza Independencia y siempre iba a Cuarto Intermedio.
Un testimonio conmovedor también fue el de Juan, que si bien no iba todas las semanas porque trabaja en Godoy Cruz, cuando tenía que ir el centro por algún mandado citadino acostumbraba a frenar allí para un cafecito. “Era la parada obligada, el café con tortita o medialuna. Siempre me cruzaba a alguien conocido y me sentaba en su mesa. Lo vamos a extrañar fuerte”, remarcó el hombre, al tiempo que su voz prácticamente se quebraba por la angustia de no contar más con este espacio céntrico.