Los más de 17 millones de miembros de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en todo el mundo; 500 mil en la Argentina; 36 mil distribuidos en la zona de Cuyo y 25 mil en Mendoza, hablan a las claras de la decisión de haber emplazado, nada menos que en esta provincia, un templo majestuoso que acaba de ser inaugurado con bombos y platillos.
Un templo de características singulares que no es común y corriente. Solo en el país, se emplazan cuatro de la misma magnitud, todos situados en ciudades importantes como Buenos Aires, Córdoba y Salta. Otros tres están próximos a inaugurarse también en ciudades estratégicas: Bahía Blanca, Rosario y un segundo en Buenos Aires.
Lo cierto es que el complejo de la Iglesia, sobre la avenida Champagnat, una zona clave de la provincia, en el piedemonte mendocino, dejó asombrados a propios y extraños el pasado lunes, fecha elegida para la inauguración de lo que se denomina “puertas abiertas”, que se extenderá hasta el 7 de septiembre.
Hasta ese momento, quienes deseen conocer la obra podrán hacerlo en forma gratuita de lunes a sábado de 9 a 21. Luego, su ingreso se limitará únicamente a los fieles.
Pero ¿Quiénes son los mormones? ¿Qué tipo de actividad religiosa llevarán a cabo en ese lujoso espacio? ¿De qué trabajan? ¿Cómo sostienen una obra de semejante envergadura?
La primera presencia de Santos de los Últimos Días en Argentina fueron dos familias de inmigrantes alemanes, en 1925. A Mendoza llegaron los primeros misioneros en 1941. Durante esos 83 años de existencia en este territorio, hoy es el hogar de alrededor de 25 mil miembros en un total de 50 congregaciones.
Así, el pasado lunes se observó una gran cantidad de fieles al servicio de la prensa e invitados especiales. Todos trabajan de manera voluntaria. Carolina Santillán, miembro vocero de Guaymallén, fue una de las fieles que, junto a su esposo, Julián Giordano, trabajaron arduamente guiando algunos tours.
Fue, para todas las familias presentes, un día de gran felicidad y especialmente de mucha expectativa: la obra comenzó en 2020 y desde entonces había avanzado sin prisa ni pausa.
“Tuve la bendición de nacer en una familia donde ya mis padres eran miembros de la Iglesia y ellos nos enseñaron buenos principios con su ejemplo y siempre nos dieron, a mis hermanos y a mí, la libertad de elegir”, relata a Los Andes Carolina (31 años) y agrega que, cuando cumplió 8 años (los fieles creen que el Señor ha revelado que la edad de responsabilidad en la que una persona puede ser bautizada es después de esa edad) tomó la decisión de hacer esa ceremonia del bautismo.
“Desde ese tiempo hasta ahora me he esforzado por ser fiel a mi compromiso gracias a esos sentimientos de paz y confirmación en mi corazón de que estaba siguiendo Su ejemplo”, sostiene.
Carolina y Julián tienen un hijo, Tomás, de siete años, que también es un miembro activo de la Iglesia. Los tres, en bloque, conocen varios templos y hasta ahora el más cercano era el de Córdoba.
“Mis antepasados no eran miembros de la Iglesia, solo mis padres que ambos conocieron las enseñanzas de Jesucristo cuando eran más jóvenes y con el tiempo una de mis abuelas”, expresa.
La denominación “mormones” tiene origen en haber tomado como referencia a un libro, semejante a la Biblia, que se llama “Libro de Mormón”: Mormón fue un profeta de la antigua América que compendió los escritos que contienen la historia de la comunicación de Dios con aquellos habitantes de la tierra y principalmente la historia de cuando Jesucristo visitó América poco después de su resurrección.
“Para nosotros, este libro es un testimonio más, junto a la Biblia, de la vida, el ministerio y las enseñanzas de Jesucristo”, aclara Carolina.
Los mormones son personas que tienen distintas profesiones, trabajos y empleos, como cualquier otra persona. Carolina, que es licenciada en Psicología, lo explica de este modo: “Nuestros profetas nos enseñan sobre la autosuficiencia, la importancia del trabajo como sustento y de nutrir nuestro intelecto constantemente. Cada miembro se esfuerza por seguir progresando es sus aspectos personales, de esta manera tendremos más herramientas y recursos para servir a la comunidad”.
Es así que la Iglesia brinda talleres y cursos para aprender a administrar las finanzas personales, elegir la educación para mejores empleos, comenzar emprendimientos, resiliencia emocional, entre otros. Los cursos son para todo público y gratuitos.
Julián también tiene su empleo. Los tres, cada domingo a la mañana, asisten como familia a la Iglesia en sus respectivos centros de reuniones. También durante la semana suelen haber actividades organizadas de distintas índoles, como recreativas, deportivas, talleres para niños, jóvenes y adultos. “También participamos con mucha alegría”, señala.
El lunes, el matrimonio asistió al evento de inauguración con una gran felicidad, según ellos mismos aseguran. “Estamos maravillados con la construcción del primer templo en la región. Al fin lo tendremos más cerquita. Los templos, para nosotros, son lugares sagrados de mucha paz, donde hacemos promesas especiales llamadas convenios con nuestro Dios, de seguir el ejemplo de Jesucristo y sus mandamientos, de esforzarnos por tener una vida de devoción cristiana y de amor y respeto por nuestras familias”.
“Es muy importante, porque gracias a las ceremonias que hacemos en los templos tenemos la certeza de estar unidos por toda la eternidad junto a mi familia y antepasados”, reconoce y agrega sentir ansiedad por ir al templo asiduamente.
“Es mi lugar de refugio y me hace feliz, allí recuerdo mis compromisos y las bendiciones que Dios me prometió y eso me brinda fortaleza y paz para continuar con mi día a día. Disfruto de la oportunidad de asistir con mi esposo y compartir momentos sagrados con él”, completa.
¿Cómo se sostiene económicamente?
La inquietud por saber cómo se sostiene financieramente semejante estructura, más allá de los distintos centros de reunión emplazados en todos lados, es una de las cuestiones que muchos suelen preguntarse.
La vocera explicó que los miembros de la Iglesia de Jesucristo tienen una práctica religiosa que es el diezmo. Según la definición bíblica esto significa una décima parte de su ingreso anual. “Cada persona lo paga según su integridad y honor, nadie le exige revisar sus recibos de sueldo ni nada por el estilo”, aclara.
Con estos fondos y otras donaciones caritativas se financian las construcciones y mantenimiento de las instalaciones de la Iglesia, como también programas mundiales humanitarios, educativos, misioneros y de bienestar para brindar ayuda a la comunidad.
“Peso a peso para viajar al templo y casarse”
Ariel Noriega llegó desde San Juan. Es docente y padre de familia. Dijo a Los Andes estar emocionado con la apertura de este templo maravilloso que reviste gran valor “pues en ellos se realizan ceremonias sagradas que trascienden nuestra vida mortal”.
“A principios de los ‘80 se erige el templo de Santiago de Chile. Recuerdo con cuánto anhelo mis padres juntaban el dinero para llegar al templo y casarse e incluso sellarse a sus pequeños hijos por la eternidad. Fue muy emotivo y justificó todos los esfuerzos”, recuerda. La sala de “sellado”, tiene un significado muy especial, según dijo, por eso fue uno de los primeros espacios que visitó en el templo de Mendoza.
“Pocos años más tarde se dedicaría el templo de Buenos Aires. Eso fue un hito para la feligresía argentina. Viajar al templo representó siempre un sacrificio muy simbólico del camino a la vida eterna”, agrega.
La construcción del templo de Córdoba sería una “bendición” para la gente del interior del país desde 2015. “Y es de imaginar el júbilo que ocasionó el anuncio de la edificación del templo de Salta y luego el de Mendoza. Quien anheló algo por muchos años entiende el porqué de las lágrimas emocionadas de tantos de nuestros hermanos”, puntualiza Noriega, que quiso tomarse fotos en el lugar el mismo día de la apertura.
Ese día, el lunes, fue de mucha expectativa y emoción para todos miembros, algunos de los cuales llegaron desde muy lejos.
El élder Joaquín Costa, presidente del Área Sudamérica Sur, señaló: “Este templo es un símbolo de amor, ojalá sientan el amor que tenemos hacia Jesucristo. Recuerdo cuando hace 20 años vivimos en Mendoza con mi esposa y mis hijos. Volver y observar esta obra fue muy especial para nuestra familia”, indicó.
Costa es licenciado en Economía egresado de la UBA y tiene una maestría en Administración de Empresas de la Universidad Brigham Young. En su carrera profesional trabajó en la industria bancaria en Argentina, la República Checa y el Sultanato de Omán, en el Medio Oriente. Al momento de su llamamiento estaba trabajando en Lima, Perú, con una compañía inversionista danesa centrada en microfinanciamientos.
En 2016, el élder Costa fue sostenido como Setenta Autoridad General de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Gran referente en todo el mundo, ha servido en numerosos llamamientos de la Iglesia, entre ellos obispo, consejero de una presidencia de estaca, miembro de sumo consejo y Setenta de Area.
Costa recordó, en su alocución, las palabras del presidente de la Iglesia, Russell M. Nelson, cuando en octubre de 2018, anunció el Templo de Mendoza, Argentina.
La palada inicial se realizó el 17 de diciembre de 2020 para comenzar la construcción en las 6 hectáreas de terreno. Su arquitectura, diseño y pulcritud son aspectos a destacar, más allá de algunas singularidades que asocian al lugar con la cultura mendocina, como acequias, la flor de la jarilla en los ventanales y las obras de arte vinculadas con esta región cuyana.