Transcurrida la jornada electoral de ayer y ya con la fórmula de Cambia Mendoza consagrada para gestionar la provincia los próximos 4 años, lo cierto es que la apuesta ganadora tuvo competencia por fuera de las agrupaciones. Es que los “ausentes”, los votos en blanco y los nulos sumaron más que la apuesta que le dio el triunfo a Alfredo Cornejo.
Las propuestas parecen no haber terminado de tentar a un electorado que este año ha mostrado a una buena proporción con apatía.
En las elecciones de ayer en que se eligió gobernador, vicegobernador, la mitad de las cámaras de la Legislatura e intendentes en 11 comunas la participación fue de 71% del padrón, según informó la Junta Electoral.
Así, 3 de cada 10 personas habilitadas para sufragar no concurrió. El dato deja una serie de análisis diversos. Por un lado, superó la proporción que participó de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) que se realizaron el 11 de junio, cuando concurrió 66,86% del electorado. Pero por otro, expresa el creciente desinterés de la población por hacer uso de este derecho cívico ante lo cual se suman lecturas sobre el enojo, la frustración, la falta de confianza, la decepción, una oferta de candidatos que no tienta, entre otras. Es notoria la baja en la asistencia respecto de la elección anterior a gobernador, en 2019, desde cuando se perdieron nada menos que 12% de los votantes.
Por otra parte, al cierre de esta edición, con 96% de las mesas escrutadas, entre el estimado de quienes no fueron a votar y quienes votaron en blanco o nulo sumaron 512.852 voluntades. Esto es más que los votos que reunió la fórmula ganadora que tenía hasta ese momento 367.225 voluntades.
Una buena y una mala
“La buena” es que respecto de las PASO de junio más de 61.600 votantes que habían elegido quedarse en su casa, decidieron asistir en esta oportunidad. De acuerdo a las estimaciones se puede calcular que ayer faltaron a la cita 431.733 personas sobre 1.488.736 mendocinos empadronados. En tanto, en junio no habían ido a votar 493.334.
“La mala” es que la de ayer fue la participación más baja desde el retorno a la democracia, en 1983, en un comicio de similares características. Desde entonces, esta había oscilado entre un máximo de 87% y un mínimo de 76%. Contando esta y desde aquel año, se han realizado 11 elecciones a gobernador en Mendoza, lo que da un promedio de participación de 81,38%. Es decir que en esta ocasión se votó 10% por debajo del promedio histórico de los últimos 40 años.
En un desglose por cada elección a gobernador en la provincia, la participación fue de 86,6% en 1983; 87,2% en 1987; 84,7% en 1991 y 85,4% en 1995. Luego, asistió 84% en 1999; 76,1% en 2003 y 78,1% en 2007. Posteriormente, ascendió a 81,08% en 2011 y volvió a bajar a 78% en 2015 con una nueva suba en 2019 a 83%. Es decir que respecto de la última elección a gobernador se perdió 12% de asistencia.
El escaso interés de la población por acercarse a las urnas ha sido un tema en el que se ha enfocado la atención tanto a nivel local como a nivel nacional tras los comicios previos que hubo este año. Justamente por ello la intención de los candidatos ha sido apelar a los apáticos para sumar voluntades, la misma estrategia que están utilizando las agrupaciones a nivel nacional.
La de ayer fue la quinta jornada electoral del año en la provincia. El 30 de abril habían sido las PASO en siete municipios que decidieron desdoblar elecciones mientras que en junio se fue por las PASO provinciales. El 13 de agosto en tanto fueron las PASO nacionales mientras que el pasado 3 de setiembre se realizaron las generales en los siete departamentos que habían adelantado.
Estos antecedentes cercanos permitieron medir al electorado y orientar discursos y estrategias: convencerlos era el desafío y el éxito de la cruzada ha dejado sabor a poco.
Menos votos en blanco y nulos
Al cierre de esta edición, los votos en blanco reunían 4,75% de los sufragios, un equivalente a 46.713 sufragios. En tanto, los nulos eran 3,51%, es decir, 34.479. Entre los dos sumaban 8,26% u 81.119 sufragios. En el primer caso se trata de votos válidos emitidos por personas que decidieron hacer uso de su derecho a votar pero abstenerse de elegir entre las diversas propuestas formuladas. En tanto el voto nulo puede implicar un error pero también suele ser usado como un recurso para expresar disconformidad.
Manifiestan un descenso respecto de las PASO cuando los blanco y nulos habían sumado el 12,9% de los sufragios o 128.749 votos. Fueron 63.674 votos nulos (6,3%), mientras que blancos, en la categoría a la gobernación, fueron 65.075 (6,5%).
Además hasta ayer 1.201 fueron votos recurridos (0,12 %) y 58, votos Impugnados (0,01 %).