Comúnmente, el primer alimento que se relaciona como fuente de ácido ascórbico es la naranja, pero lo que pocos saben es que no se trata de la fruta con más contenido de este nutriente. En realidad, la reina de la vitamina C es la acerola (Malpighia emarginata).
Esta vitamina que el cuerpo necesita en pequeñas cantidades para funcionar y mantenerse sano está presente en todas las frutas y verduras, en especial en los cítricos, las frutillas, el melón, los pimientos verdes, los tomates, el brócoli, las verduras de hoja verde y las papas.
La que más contenido de este nutriente tiene es un pequeño fruto parecido a una cereza, también conocida como cereza de Barbados o cereza de las Indias Occidentales. Los frutos son pequeños, tienen entre 1 y 4 centímetros de diámetro y pesan entre 2 y 15 gramos. Una vez madura, la piel de la fruta es de color rojo.
El arbusto de la acerola florece en climas cálidos y tropicales. Es por eso que se cultiva desde el sur de Texas (Estados Unidos), pasando por México y Centroamérica, hasta el norte de Sudamérica y todo el Caribe, además de la India. Entre esos países, Brasil se destaca como uno de los mayores productores.
Quienes han probado la acerola la describen como un fruto bastante ácido y agrio, aunque unos pocos son dulces dependiente de qué variedad sea. Lo que sí tiene es una cantidad asombrosa de vitamina C, además de otros fitonutrientes como ácidos fenólicos, flavonoides, antocianinas y carotenoides.
Concretamente, posee entre 50 y 100 veces más contenido de ácido ascórbico que otras frutas como la naranja o el limón, y solo es comparable en ese aspecto con el camu camu (Myrciaria dubia).