Leonardo Ghilardi, el mendocino que diseña calzados para grandes estrellas

Tiene 35 años y creció en una familia dedicada a la industria del zapato. Entre las figuras que han usado sus creaciones está Gustavo Santaolalla: cuando recibió el Oscar, lució un modelo de gala de su fábrica.

Leonardo Ghilardi, el mendocino que diseña calzados para grandes estrellas
Zapatero Leonardo Ghilardi Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Leonardo Ghilardi creció en una fábrica de calzados, jugando a confeccionar sus propios diseños. En sus primeros años, ya que provenía de una familia italiana dedicada al rubro, pasaba las tardes enteras improvisando modelos.

Desde entonces corrió mucha agua debajo del puente, pero hoy se ha convertido en un verdadero artista del calzado en una industria que define como “noble, genuina y valerosa”, aunque también con sus particularidades.

“No olvidemos que fue impulsada por italianos en apuros, inmigrantes que prolongaron aquí su trabajo con gran sacrificio y en la adversidad”, advierte hoy, a sus 35 años.

Grandes figuras de la talla de Gustavo Santaolalla, Abel Pintos, Roberto Petinatto, David León y Norman Briski, además de estrellas del fútbol nacional e internacional, músicos y turistas de todo el mundo han lucido los diseños que han salido de esta fábrica que se reparte entre Mendoza y Buenos Aires.

La suya es yna empresa que trabaja “a fasón”. “Esto significa que manufactura por pedido de un tercero. Nuestros diseños son personalizados y exclusivos”, cuenta Leo, para agregar que la industria del calzado ha resistido a través de décadas las distintas crisis económicas que se sucedieron en el país y en el mundo.

“Eso sí, la pandemia fue un antes y un después y en nuestro caso nos afectó muchísimo. Tuvimos que reinventarnos y volcarnos a las redes sociales, por eso hoy el trabajo digital y logístico es muy intenso”, advierte, para comentar que en 2001 fueron pioneros en exportar calzado argentino a Chile.

Zapatero Leonardo Ghilardi

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Zapatero Leonardo Ghilardi Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

En cuanto a las figuras que ha calzado, sin dudas destaca la de Santaolalla, músico, productor y compositor argentino, ganador en dos oportunidades del Premio Oscar, quien lució en 2006 un modelo de gala “by Ghilardi” al desandar la alfombra roja en busca de su estatuilla por la mejor música original (banda de sonido de Babel). “Fue un Oxford de cuero diseño Firenze”, recuerda Leonardo.

Anécdotas como esa tiene varias, aclara este autodidacta que vive en una casa ecológica de Chacras de Coria construida a pulmón. El músico y conductor de TV Roberto Petinatto, por ejemplo, optó por el primer diseño de animal print (estampados como el pelaje de los animales) que confeccionó su fábrica para caballeros. “Como no podía ser de otra manera”, comentó.

–¿Qué valor económico tiene un calzado europeo?

–Un zapato de máxima calidad confeccionado en Florencia o Milán, cuna de la moda, puede costar alrededor de 500 euros. Nosotros hemos traído materiales e insumos como cuero o hebillas desde Europa durante años, aunque hoy la pandemia desaceleró el proceso. Siempre se tiene en cuenta la exclusividad, las fábricas no confeccionan más de 50 o 100 pares de zapatos y, en ocasiones, compartimos trabajo con Hush Puppies o Ricki Sarkany

–¿Qué se rescata de este oficio?

–Lo más valioso es que sigue siendo, en gran parte, artesanal. Más allá de las máquinas, que han llegado para revolucionar la industria, determinadas partes del producto se confeccionan a mano. Insisto, el rubro es muy noble pero tiene sus cosas y hay ciertas “avivadas”, como robos de diseños, porque acá no existe el patentado. En mi caso, como empecé de niño y era muy curioso, me conocen en todas las fábricas de Buenos Aires y eso me da cierta ventaja.

Zapatero Leonardo Ghilardi

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Zapatero Leonardo Ghilardi Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

–¿Cuál de todos sus diseños recuerda especialmente?

–Si bien nuestra esencia es masculina, uno de mis primeros diseños se lo regalé a mi madre y era una chatita. Siempre nos hemos dedicado al hombre o al zapato sin género. Algunas mujeres nos compran cuando se inclinan hacia lo europeo, no hacia el típico zapato de dama argentino.

–¿Cuál es hoy su actividad principal?

–Nuestra fabricación está en Buenos Aires, aunque en Mendoza también tenemos locales y talleres. La cuarentena cambió completamente nuestro modo de trabajo y afectó nuestra labor, que ahora se volcó a las ventas exclusivas y online. Vendemos a todo el país, aunque el 80 por ciento de nuestra clientela proviene de la Capital Federal. Hago de todo un poco, pero hoy el márketing digital es clave.

–¿De quién heredó esta pasión?

–Sin dudas, mi padre Eduardo ha sido y sigue siendo un verdadero hacedor, somos una familia de trabajo. Sin embargo, el oficio es un legado que llega del norte de Italia, en Bérgamo, cerca de La Toscana. Si bien mis abuelos inmigrantes se dedicaron al vino en Rivadavia, en Italia se emplaza una fábrica de calzado Ghilardi.

Autodidacta y amante de la naturaleza

Además de artesano del calzado, Leonardo Ghilardi es artista plástico, con varias exposiciones de pintura en su haber. También se considera un amante de la montaña, de escalar cerros y de la vida al aire libre.

“Construí mi casa en Chacras con mis propias manos de manera totalmente natural y hasta tengo una huerta en el techo de la cocina”, describe, para definirse como un multifacético que además del diseño gráfico se dedica a la fotografía.

Supo incursionar, además, en el diseño de protecciones para deportes de contacto y fabricó cascos, guantes y tibiales para artes marciales, boxeo y kick boxing con la marca Spartacus.

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