Laura Morales Rúpolo, heredera de vendimia

La hija de Vilma Rúpolo tiene 42 años y desde los cinco acompaña a su mamá a los escenarios vendimiales.

Laura Morales Rúpolo, heredera de vendimia
Laura Morales Rúpolo. Foto: Marcelo Rolland / Los Andes

En la vorágine del backstage de “Milagro del vino nuevo”, envuelta en un manto de colores tierra y con su piel pintada con hojas de aguaribay, Laura Morales Rúpolo se hace un tiempo antes de salir a escena, se sienta en un andamio y deja en claro que es una verdadera heredera de vendimia.

Demás está decir que es hija de Vilma Rúpolo y lo admite con orgullo. De ella también heredó su pasión por el baile. Tiene 42 años y dice que desde los cinco recuerda que acompaña a su mamá a los escenarios vendimiales. Y, si bien a veces siente el peso del apellido, cuenta que ha podido hacer su camino. Confiesa que incluso su madre la ha rechazado para algún papel por el sólo hecho de ser su hija.

“Ella ha tenido una vida muy sufrida y eso la ha fortalecido”, describe Laura a Vilma y agrega: “Es una sanadora mágica desde que nací”.

Al hablar sobre ella misma, Laura se define como una persona siempre dispuesta a lo nuevo. Por eso, justifica, su camino va por el lado de la improvisación, uniendo diferentes disciplinas a la danza.

“El pasado es la experiencia. El futuro es que te espera. El presente es lo que te hace diferente, lo que te permite crear”, reflexiona en medio de la emoción por un teatro griego repleto. “Poder manejar el presente, te entusiasma. Ese entusiasmo es la divinidad en vos misma”, apunta.

Y mientras suena la voz de Vilma por los parlantes internos, llega la pregunta obligada: “¿Te ves dirigiendo?”. Y sin dudar, responde: “No sé si dirigiendo, pero sí siempre ayudando”.

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