Un informe nacional puso esta semana un tema controvertido sobre la mesa: cómo impactan las vacaciones en los aprendizajes de los chicos. Hay estudiantes que tienen “pérdidas” durante el receso de verano y en ese sentido se habla de que tienen un “costo”. Para otros, con más recursos, hay ganancias. Y siempre, pueden ser una oportunidad.
Efectivamente, una de las primeras cosas con las que se confronta es otra vez la misma piedra: la eterna brecha al interior del sistema y un impacto disímil según el nivel socioeconómico.
Una vez más, obvio, quienes más sufren el impacto son los alumnos de sectores vulnerables. Pero, por otra parte, hay coincidencia en que sin dudas, las vacaciones son un descanso necesario que permite luego un desempeño más efectivo.
La conclusión de los investigadores nacionales es contundente: “Las vacaciones de verano afectan el aprendizaje y pueden profundizar las desigualdades entre estudiantes de distintos sectores socioeconómicos”.
Así lo resaltan Irene Kit (Asociación Civil Educación Para Todos), María Sol Alzú y Leyre Sáenz Guillén (Observatorio de Argentinos por la Educación), autoras de “Vacaciones de verano: evidencia sobre su impacto en el aprendizaje”, el estudio del Observatorio de Argentinos por la Educación. En el trabajo hacen referencia a la pérdida de aprendizajes de verano, conocida en inglés como “summer learning loss”.
Según el trabajo, durante las vacaciones los estudiantes de nivel socioeconómico (NSE) medio y alto mantienen e incluso mejoran algunas habilidades, como el reconocimiento de palabras. Por el contrario, los de NSE bajo enfrentan pérdidas de aprendizaje.
Y luego le ponen números a la afirmación: “Los chicos de sectores más favorecidos vuelven a clases con aproximadamente 22 días más de aprendizaje, mientras que los alumnos de contextos vulnerables enfrentan una pérdida de hasta 76 días (aproximadamente 2 meses y medio), según una revisión de estudios internacionales”.
El meollo del asunto es qué hacen los chicos con su tiempo de vacaciones. Los 73 días de receso que tendrá Mendoza este verano y la mirada de especialistas ponen en evidencia una vez más la importancia de la calidad de las actividades y las oportunidades como determinantes.
El contexto de aprendizaje
“El informe nos muestra que los lógicos y necesarios cortes vacacionales tienen una especie de costo asociado a ciertas cuotas de olvido. Afortunadamente, no son olvidos definitivos, se pueden y deben recuperar al inicio del año escolar. Pero también, como familias y en las organizaciones de la comunidad, podemos mantener activa la mente de los niños y niñas, estimulándolos a juegos activos, interpersonales, imaginativos, así como a lecturas compartidas, dramatizaciones, dibujos y expresiones plásticas de todo tipo”, plantea Irene Kit, presidenta de la asociación civil Educación para Todos y coautora del documento.
La decana de la Facultad de Educación de la Universidad Nacional de Cuyo, Ana Sisti, analizó que hay diversas variables y, como otros docentes consultados, hizo hincapié en que el asunto se asocia al entorno de crianza, a los recursos que tengan los chicos y los padres para acompañarlos en los aprendizajes. Pongamos como ejemplo el acceso a libros en el hogar, que se destaca como una variable determinante de un mejor desempeño académico.
“Para mí la variable no es el tema de más o menos vacaciones o qué condiciones de vacaciones”, consideró. En ese sentido señaló que claramente el impacto del aprendizaje no será igual para un chico que tiene sus necesidades básicas cubiertas en el hogar y su única preocupación es ir al colegio, a diferencia de aquel chico que no las tiene cubiertas y que incluso quizás tiene que colaborar laboralmente para sostener a su familia.
Entre estos profesionales hay coincidencia en que las vacaciones son absolutamente necesarias, aunque también reconocen que hoy la escuela cumple funciones sociales más allá de la enseñanza.
El ministro de Educación, Cultura, Infancias y Dirección General de Escuelas de la provincia, Tadeo García Zalazar, destacó que es distinta la situación en aquella familia que tiene mayores ingresos y que pueden acceder a distintos materiales o a distintos juegos didácticos a otras familias que tienen menos ingresos. “Para eso nosotros tenemos algunas estrategias, hay sugerencias en el portal educativo que les hemos hecho a los padres, y queremos que se incentive mucho la lectura, que usen las bibliotecas públicas que tienen gran cantidad de textos por edad, que son muy útiles para esta época del verano”. Pero sobre todo, subrayó la importancia del acompañamiento de la familia todo el año: “Pedirle a los padres que después obviamente acompañen el proceso durante el año de sus hijos, porque si no se acompaña, después difícilmente en el verano los chicos quieran acercarse a la lectura o a los juegos didácticos”.
Las vacaciones como necesidad
Hay un agobio de la sobrecarga de todo el año, al igual que le sucede a los adultos, de hecho los relatos de los docentes apuntan a que las últimas semanas del año se hace bastante difícil trabajar porque los chicos ya están muy agotados.
Sisti señaló que, como los adultos, necesitan ese descanso, por el clima de tensión que se vive durante el año a lo que sumó la situación económica, la angustia y el malestar que afectan a todos, incluso los procesos de aprendizaje. “Yo puedo tener mejores o peores condiciones de aprendizaje que no van a estar dadas por si tuve vacaciones o más o menos tiempo de vacaciones”, remarcó.
Y agregó: “Los aprendizajes van a estar afianzados en la medida en que se hayan afianzado durante el proceso escolar que se realizó. No es que en las vacaciones yo afianzo un concepto. Se terminan de consolidar, los chicos maduran un montón, pero en realidad los procesos de aprendizaje tienen que estar consolidados dentro del proceso escolar común”.
La docente de primaria, Flavia Federichi, opinó del mismo modo pero no dejó de reconocer que hay sectores socioeconómicos para los cuales las vacaciones implican quizás mayores carencias. “Hay niños que últimamente a las escuelas van a comer, entonces, quizás habría que buscar un tipo de actividades especiales”, opinó. Y conjeturó: “Quizás se puede ofrecer un programa especial, una jornada un poco más acotada (...) apuntando a lo social, a lo económico, a lo cultural en algunos casos, que hagan otra actividad más lúdica, que el niño pueda merendar, comer, hacer una parte transversal de los contenidos a todos estos juegos y actividades, pero tampoco puede seguir con la rutina escolar común, eso no lo va a beneficiar, tiene derecho a recrearse”.
“Puede ser que los chicos con menos recursos, al tener menos capital cultural, lamentablemente, menos acceso, hayan perdido más contacto con todo el hábito de la lectura, de estudiar; de todas formas, también es importante que en el inicio del año siempre está la etapa de diagnóstico, entonces esa es la que permite un poco nivelar y ayudar a todos para empezar bien y juntos”, apuntó Claudio Peña, director del colegio Vicente Zapata.
Cantidad de días
El informe señala que estudios internacionales muestran que, mientras los alumnos de sectores favorecidos siguen aprendiendo durante el verano, los más vulnerables pierden aprendizajes.
“Las investigaciones señalan que el impacto promedio de las vacaciones prolongadas equivale a una pérdida de aproximadamente 47 días de aprendizaje. En lengua, la pérdida asciende a 54 días, mientras que en matemática se eleva a 65 días”, expresan. Además, “el impacto también varía notablemente según el grado escolar: a mayor grado, mayor es la pérdida de aprendizaje. Los estudiantes de los primeros grados ganan en promedio 14 días, pero para los de 7º grado la pérdida es de 61 días. A su vez, a medida que aumenta el grado, se profundizan las brechas de aprendizaje entre los niveles socioeconómicos”.
Uno de los aspectos sobre los que hace hincapié el informe es la cantidad de días de vacaciones. Al respecto señalan que los estudiantes argentinos tienen más días de vacaciones de verano que muchos otros países. Detalla que en Argentina, hay un promedio de 71 días, y que son más extensas que el promedio de la OCDE (63 días) y de América Latina (66 días). A nivel regional, el país ocupa la quinta posición en cuanto a duración de las vacaciones.
En el país, Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero tienen los períodos de receso más extensos, con 82 días, mientras que jurisdicciones como CABA, Corrientes y San Juan reportan las cifras más bajas, con 66 días de vacaciones.
De acuerdo al trabajo, la duración de las vacaciones de verano (días corridos) en el período 2024-2025 en Mendoza será de 73 días y se enmarca dentro del promedio nacional (71).
Estrategias para las vacaciones
La organización también ofreció algunas estrategias que pueden contribuir a reducir esta brecha.
Entre las estrategias para combatir la pérdida de aprendizajes de verano, el informe menciona cuatro que se han usado en diferentes países desarrollados y Latinoamérica.
Una de ellas son las escuelas de verano, que implican actividades académicas y recreativas durante las vacaciones con el objetivo de reforzar o recuperar conocimientos. También mencionan apuestas que han dado resultados pero que implican de algún modo no cambiar demasiado las actividades académicas: talleres de lectura guiada durante el verano o programas de tutorías sobre actividades académicas. También mencionan que algunos países implementan más recesos de intervalos más cortos durante el año, algo que sin dudas no parece estar en mente de las autoridades locales.
En tanto, el ministro de Educación, Tadeo García Zalazar se refirió a “tener estrategias para convocar a los padres, a las familias, para que en época de vacaciones los chicos continúen con la lectura, que puedan hacer juegos didácticos, que puedan descargar plataformas de los distintos portales”. Y analizó: “Hoy los chicos están mucho con el uso de pantallas o de celulares, la Dirección General de Escuela ha preparado una guía para padres que está determinada por edad, donde se puede consultar qué plataformas, qué cantidad de exposición a la pantalla pueden tener por día”.
En el mismo sentido destacó la importancia de la colaboración de los padres: “Lo más fácil es también acercar a los chicos a la lectura, a través de una historieta, a través de distintas cuentos infantiles, empezar a acercar a los chicos a la lectura y que mantengan ese hábito de lectura durante las vacaciones”.