Las abundantes nevadas en la cordillera son una buena noticia para los oasis de Mendoza y también para sus altas cumbres. En el cerro Aconcagua, donde la combinación de sequía y retracción de glaciares viene causando severos problemas de disponibilidad de agua, este “invierno nevador” permite anticipar al menos un alivio para la próxima temporada de montañismo.
El icónico cerro mendocino -que es la mayor elevación del planeta fuera del continente asiático- alcanzó el número récord de 10.000 visitantes durante el verano pasado, y una reciente campaña de venta de permisos anticipados permite anticipar otra numerosa convocatoria para el verano 2023-24.
La promoción concluyó con 1.100 permisos vendidos, de acuerdo a fuentes de la Dirección de Recursos Naturales Renovables, que es la autoridad de aplicación en el Parque Provincial Aconcagua. El dato relevante es que más de 900 de estos tickets corresponden a la categoría “ascenso”, es decir, visitantes que buscarán la cumbre y por lo tanto pasarán varios días en la montaña. Las expediciones regulares al Aconcagua demandan unas dos semanas en el terreno.
Una montaña menos gris
“Venimos viendo bastante nieve en la montaña. En el Aconcagua esto seguramente aliviará el problema de la fuerte escasez de nieve y agua, aunque no vamos a estar en los niveles normales de otras épocas -puntualiza Julián Castro, un guía e instructor que ha pisado la cumbre en más de 25 oportunidades-. También hay que ver qué pasa en estos próximos meses con la temperatura y los vientos cálidos. Pero por los menos en los campamentos base, creo que este verano vamos a estar mejor”.
El problema que enfrenta la actividad en esta Área Protegida es que una gran cantidad de personas se concentra en poco espacio durante un período de tiempo corto pero intenso. Es decir, tanto los campamentos base como los campamentos de altura que utillizan los montañistas son espacios muy acotados, en donde durante el verano funciona una especie de pequeña ciudad temporaria, que depende de los cursos de agua, a menor altura, y de la nieve para derretir y obtener líquido, en las grandes alturas. Tanto el agua como la nieve han devenido bienes escasos en el cerro: de hecho durante las últimas temporadas las expediciones y empresas han llegado al extremo de tener que acarrear agua en las mochilas, para determinados campamentos.
Castro, un especialista en los Andes que acaba de regresar de Las Cuevas con sus alumnos de la Escuela de Guías, también destaca la recuperación del paisaje: “El Aconcagua se estaba transformando en una montaña gris. Con estas nevadas vamos a volver a ver un cerro más blanco, más bonito.”
Luciano Badino, otro guía “senior” del Aconcagua, coincide: “Desde el cerro Penitentes se puede ver que la Pared Sur se ve muy ‘cargada’, sobre todo el Glaciar Medio -indica-. Es reconfortante volver a ver nieve en el cerro.”
Una “nueva especie” en el ecosistema
Tras el corte de la pandemia, que paralizó la actividad durante prácticamente una temporada y media, el Parque Provincial Aconcagua viene registrando un crecimiento en el número de visitantes. La suba, según las estadísticas oficiales, se concentra en las actividades de trekking; es decir, aquellos deportistas que sólo ingresan al Parque por entre uno y siete días, y no acceden a las cotas más altas ni a la cumbre (6.960,8 m).
Los corredores de montaña, una suerte de “nueva especie” en el ecosistema andino, explican en parte este crecimiento. En las últimas temporadas es frecuente ver corredores que ingresan por el día, para llegar hasta el campamento Confluencia, o por dos o tres días, para admirar la poderosa Pared Sur del cerro. La realización de la carrera Kumen, un convocante evento de trail running, también engrosa las cifras de ingresos al Parque con permisos de trekking.
La categoría “ascenso”, por otro lado, se ha mantenido estable: el verano pasado se emitieron 3.255 permisos, cifra similar a las temporadas previas, de acuerdo a las estadísticas de la DRNR. El pico histórico de ascensos, de más de 4.000 tickets por verano, ocurrió entre 2004 y 2009.
El dato novedoso es que sumando todos los deportistas que van más allá de la Laguna de Horcones (es decir tanto aquellos que ingresan por una jornada como quienes pasan dos semanas en procura de la cumbre), el Parque Aconcagua alcanzó el verano pasado la significativa cifra de 10.023 visitantes.
Se trata de un volumen de visitantes con impacto en la economía local, pero que también plantea una presión para el ecosistema andino, en el marco del retroceso de sus glaciares; un ambiente frágil que, al menos por este verano. tendrá un respiro .
Lo que dejó el verano 2023
Venta de permisos de trekking y ascenso 2022-23: 10.023
Permisos de ascenso 2022-23: 3.255
Principal nacionalidad en categoría ascenso: Estados Unidos
Total de personas que pasaron por el Centro de Visitantes de Horcones: 147.719
Evacuaciones en el Aconcagua: 196
Fallecidos: 3