Las ofertas turísticas y culturales del Sur provincial son muy variadas y, en ese contexto, ponemos por igual a las tres jurisdicciones: Malargüe, General Alvear y San Rafael.
En el último de los departamentos ha cobrado importancia desde hace seis años el pintoresco Laberinto de Borges, construido en la estancia Los Álamos, en el distrito de Cuadro Nacional, propiedad de la familia Bombal, que el escritor de Funes, el memorioso visitó en los años 50. También lo hicieron Raúl Soldi, Manuel Mujica Láinez y Héctor Basaldúa, entre otros.
Diversas fuentes permiten conocer aspectos de este espacio y su transferencia a la comunidad provincial y nacional. Para reconstruir lo que es hoy este enclave borgiano, hay que remontarse a 1979 cuando el consagrado diseñador paisajístico inglés, Randoll Coate (fallecido en 2005), diseñó un laberinto simbólico en homenaje al gran escritor argentino luego de que Susana Bombal, una de las grandes amigas de Borges y mujer del arte literario, la pintura y la música, se le apareciera en un sueño.
El laberinto imaginado por Coate, que demoró varios años en concretarse, ocupa una superficie de casi una hectárea, y está formado por más de 8.000 arbustos de buxus o boj, arbustos pequeños de hoja perenne. Dentro del diseño del paseo, que se puede recorrer en 35 minutos, se encuentran varios de los símbolos borgianos: el espejo, relojes de arena, la cara de un tigre, y el número 86, años de vida y muerte del escritor. Asimismo, se puede leer el nombre y apellido de “Georgie”, las iniciales de su viuda, y tiene, al mismo tiempo, la forma de un libro abierto al universo.
Pasarían 25 años para que un sobrino nieto de Susana Bombal, Camilo Aldao (h), al enterarse de la existencia del diseño, junto a María Kodama, segunda esposa del poeta, iniciaran un plan para replicar el original croquis en la propiedad rural Los Álamos, una finca de 1830, propiedad de Susana. Otra persona involucrada es Carlos Thays nieto (su abuelo proyectó el parque General San Martín), quien hizo el diseño de las proporciones y diseño el parque.
En octubre de 2003, cuatro amigos terminaron de plantar el último boxus (el propio Camilo, ya fallecido, el periodista Mauricio Runno, Gabriel Mortarotti y Andrés Ridois).
“La obra comenzó a latir, dejó el papel y se hizo realidad”, sostiene Ignacio Aldao (53), actual titular del proyecto, junto a su esposa Paola Bressan, Virreina Nacional de la Vendimia de 1996.
Las personas citadas terminaron el primer monumento natural realizado para recordar y dar existencia al deseo del propio Jorge Luis Borges, que había sido revelado en Roma en 1984: “Quiero laureles verdes, reales, vivos, no esos de oro o metal”.
Por eso recorrer la obra, como afirma Ignacio, “es respirar con él, acompañarlo en su camino, ya que un laberinto recuerda el caminar por la vida…”.
Este sueño dejó el diseño y pasó a ser realidad gracias a Camilo Aldao (h), que siguió aquella voz suave pero llena de enseñanzas de Susana, su mentora y adorada tía.
Caminata para pensar
Hoy, el parque que lo rodea, tiene 3,5 hectáreas y el jardín se recorre entre senderos que se bifurcan, lo rozan viejos viñedos, otro laberinto natural entre cañaverales y un bosque con su laguna. A su lado y al centro, se levanta una torre de 22 metros desde la que se observa, en perspectiva, el libro y se admira la traza.
El lugar es visitado por más de 70.000 personas por año y se mantiene sólo con fondos privados sin subsidios estatales de ningún tipo. La misión de la familia es acercar la gente a la obra de Borges y su persona, y por ello cada año se incorpora más información para el visitante.
Para quien no haya visitado aún el complejo, le interesará saber que está ubicado a 11 km del centro de San Rafael y a 256 km de la capital provincial. Para la temporada veraniega que acaba de comenzar se ha inaugurado una moderna iluminación para disfrutar la tarde-noche, está en proceso de ampliación la cocina del restaurante y los shows que se ofrecen en el verano pasaron de 17 a 40 (incluidos espectáculos de folclore cuyano y nacional).
La tarifa general para mayores es de $ 490; mayores de 70 años, $ 350; menores entre 6 y 12 años, $ 250. Los más chicos, gratis. Se accede por Avenida Mitre o por la Alberdi hasta tomar la ruta 165 y empalmar la calle Bombal. A 700 m, en esquina Hidalgo, se encuentra el laberinto.
Ignacio Aldao sostiene que prefiere llamar visitantes a los que llegan al emprendimiento, más que turistas. “Es que el Laberinto -dice- es un hecho cultural, un monumento, un atractivo cultural. El turismo para nosotros es una valiosa herramienta para lograr su manutención y financiamiento”.
Además, debe contabilizarse el museo virtual para el recorrido con una red interna de servidores de alta velocidad que permiten conocer la historia del lugar usando el propio celular por medio de códigos QR. Asimismo, se han instalado 12 de las 40 estaciones previstas, que incluyen a los personajes de cuentos borgianos, a los protagonistas responsables de que exista este hermoso laberinto y otras curiosidades más.
“El objetivo –remata el empresario- no sólo es dar mejor servicio sino también poder procesar la fruta y la aceituna de la finca para poder embotellarla y ofrecerla al visitante de primera mano. También hemos avanzado con parques vivos, especialmente de mimbre”.
En el año en curso hay más acciones previstas: generar un ecosistema limpio para la laguna, que será incorporada al paisajismo y habilitar un escenario vivo (mimbre, árboles y madera) que será destinado como lugar literario y donde se puedan presentar libros y conectar a los escritores con sus lectores.
De paso, por segundo año consecutivo, la casona recibe y aloja a escritores jóvenes ganadores de las becas literarias de la Universidad Tres de Febrero, para que puedan descansar en el entorno y terminar sus obras rodeados de un ambiente propicio.
Las opiniones recogidas son favorables. Lucía Landete, presidenta de la SADE San Rafael, siente que su “alma se acongoja al entrar al espacio casi sagrado; los arbustos y el firmamento conllevan a un panorama de misterio”.
Por su parte, la gestora cultural Laura Nieto contó que en El Laberinto ha participado de cafés literarios, presentación de libros, edición de antologías de escritores regionales y lecturas grupales, “todo en una armonía muy propicia”, resume.