La violencia sexual entre adolescentes aumenta: ¿qué está pasando?

El acceso a pornografía a temprana edad y la falta de una adecuada educación sexual integral permiten que las agresiones sexuales se vean normalizadas entre niñas, niños y adolescentes.

La violencia sexual entre adolescentes aumenta: ¿qué está pasando?
Preocupa la normalización de la violencia sexual.

El consumo masivo de pornografía –repleta de prácticas sexuales violentas contra las mujeres– por parte de millones de niños, adolescentes y adultos no es inocuo en la construcción de su deseo sexual, y, por consiguiente, en las relaciones sexuales que mantienen con otras personas.

Según los datos publicados anualmente por uno de los portales de pornografía más visitados, los países con más tráfico diario en su web durante el año 2021 fueron Estados Unidos, seguido por el Reino Unido, Japón, Francia, Italia y México.

México subió 4 puestos en el ranking de visualizaciones, ubicándose en el sexto puesto del top 20. Brasil se encuentra en el décimo puesto, España en el undécimo y Argentina en el decimosexto. Asimismo, es la primera vez que Colombia y Chile entran dentro de este top de países con mayor consumo, ocupando el puesto 17° y 20°, respectivamente.

Antesala de la violencia

Los portales de pornografía –que se encuentran entre las páginas web más visitadas cada año– están inundados de violencia sexual directa y simbólica sobre las mujeres. Un reciente estudio determinó que casi el 90 % de las escenas analizadas contenían violencia hacia las mujeres.

A la violencia física directa se le suma el imaginario sexual que se construye a través de las escenas de los videos, en las que el placer y el deseo femenino, el diálogo, el respeto y la afectividad no tienen espacio ni representación.

Además, uno de los aspectos más alarmantes es que en la pornografía se diluye el consentimiento y se representan como sexo escenas que en realidad constituyen agresiones sexuales.

La pornografía infantil afecta a los niños en la etapa de mayor vulnerabilidad. / Ilustración Oscar Roldán (La Voz)
La pornografía infantil afecta a los niños en la etapa de mayor vulnerabilidad. / Ilustración Oscar Roldán (La Voz)

Según la evidencia científica, existen asociaciones significativas entre consumo de pornografía y conducta sexual agresiva. Estos estudios indican, por un lado, que los hombres que consumen pornografía son más propensos a practicar o desear prácticas dominantes y degradantes, y, por otro lado, el consumo de pornografía se asocia a una mayor probabilidad de uso de la fuerza o amenazas para obtener sexo.

Violencia sexual y violencia de género

La violencia de género es la violación de derechos humanos más presente en todo el mundo según la ONU, y, por consiguiente, abordarla debería ser una de las prioridades de todas las sociedades, tal y como indican los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados en la Agenda 2030.

El objetivo 5 menciona que es necesario conseguir la igualdad entre los géneros, no solo como derecho humano fundamental, sino como base necesaria para lograr un mundo pacífico, próspero y sostenible.

Sin embargo, en América Latina y el Caribe, adolescentes de 15 a 19 años han experimentado violencia sexual o cualquier otro acto sexual forzado y al menos 1 de cada 3 mujeres ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de sus vidas.

Educación sexual, eterna asignatura pendiente

En la actualidad, muchos niños y adolescentes están accediendo a la pornografía a edades cada vez más tempranas desde cualquier dispositivo móvil, sin necesidad de registrarse ni de pasar ningún tipo de filtro.

Educación sexual integral. / Foto: Presidencia
Educación sexual integral. / Foto: Presidencia

En 2021 uno de los términos más buscados en los portales de pornografía fue “how to”, es decir, “cómo hacer”, lo que nos indica que muchos chicos y chicas jóvenes utilizan la pornografía para aprender sobre sexualidad.

Esta realidad denota que el modelo de educación sexual actual no está resultando ni efectivo, ni suficiente. Todos los niños, niñas y adolescentes, además de conocimientos académicos, deberían tener garantizado el derecho a recibir una educación que les ayude a desarrollarse plenamente en todas las facetas de la vida, incluida la sexual.

Visión crítica de una violencia naturalizada

El modelo de la educación afectivo–sexual debe ser crítico y emancipador, debe problematizar sobre el consentimiento, poniendo el deseo en el centro, y brindar herramientas para poder detectar la violencia sexual en una sociedad donde ésta se encuentra absolutamente naturalizada.

Esto supondría abandonar el enfoque punitivista y ofrecer a los y las jóvenes conocimientos y herramientas que les permitan reconocer y detectar la violencia más normalizada en sus relaciones afectivo–sexuales y que les ayuden a reconocerse como agresores y como víctimas, entendiendo que la violencia sexual no es un problema individual, sino cultural y social.

Para ello, es necesario además dotar a todos los agentes que intervienen con adolescentes de formación y herramientas para la prevención de la violencia sexual desde una perspectiva feminista e interseccional, que, junto a las medidas para la abolición de la explotación sexual y la instauración de educación sexual de calidad en la enseñanza, serán las claves para una transformación social real que garantice por fin más bienestar y una vida libre de violencia para todos y todas.

Itsaso Biota Piñeiro es profesora e Investigadora en la Facultad de Educación, Filosofía y Antropología (UPV/EHU), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Lluís Ballester Brage es professor de Mètodes d’Investigació. Facultat d’Educació., Universitat de les Illes Balears

María Dosil-Santamaría es profesora en el Departamento de Ciencias de la Educación en el área de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA