Próximamente los investigadores que estudian ADN en Argentina y la región podrán acceder a los reactivos que necesitan a través de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo). La institución, con sede en Mendoza, creará un repositorio, un banco de recursos con herramientas de biología molecular que actualmente deben importarse. La intención es que sea de libre acceso para quienes hacen ciencia y así favorecer el desarrollo de este tipo de estudios.
Esto en el marco del compromiso con una ciencia abierta y asequible.
La propuesta incluye una plataforma digital y un espacio físico en el que se generarán los recursos. Cabe señalar que apunta a resolver un problema regional en la cadena de acceso a estos reactivos.
María Teresa Damiani, doctora en Bioquímica y secretaria de Investigación, Internacional y Posgrado de la casa de estudios explicó que en esta primera instancia podrán ofrecer recursos para crear enzimas que son las que se utilizan como reactivos. Dio el ejemplo de un auto: por ahora tienen las partes y los instructivos para armarlo y es a lo que darán acceso. En algunos casos, cuando tengan disponibilidad, esperan poder entregar directamente las enzimas, pero hay que producirlas y eso tiene costo. Por eso piensan que cuando suceda, quienes accedan deberán invertir pero destacó que creen que podría ser hasta diez veces menos de lo que cuesta actualmente con la importación. Explicó que las empresas que producen estos reactivos son extranjeras y que estos insumos se pueden importar (lo cual además es complejo) o acceder a ellos a través de un representante local. Esto puede tener un costo de entre 300 y 1.000 dólares.
“El avance es que vamos a tener una biblioteca, una colección de instructivos y enzimas para estudiar el ADN”, subrayó.
Para qué sirven los reactivos
La experta refirió que las enzimas son proteínas que hacen determinadas cosas: “Son capaces de cortar el ADN en lugares particulares, cada enzima es como una tijera que reconoce un pedacito de ADN, se va cortando según lo que se quiera estudiar”, detalló.
“Por ejemplo, un ADN cuando está mutado aparece con una enzima , entonces se usa la tijera que lo cortaría, si no se corta, la persona no porta la mutación”, explicó.
“Tenemos una colección de instrucciones e ingredientes para hacer las enzimas y en algunos casos podrán llevarse enzimas”,apuntó.
Para poder entregarlas directamente, lo que deben hacer en el laboratorio es multiplicar y quedarse con un stock para repetir el procedimiento
“Estamos tratando de que el Ministerio de Ciencia y Tecnología, que está apoyando a los repositorios digitales, pueda dar un aporte para este que es físico y así podría retirarse gratis y si no se haría un pequeño pago”, detalló.
El ADN que puede estudiarse con estos recursos puede ser de plantas, de animales, de insectos y de personas.
Red internacional
Crear esta plataforma ha sido posible gracias a la adhesión a la iniciativa de Reagent Collaboration Network (Reclone). Estará a cargo de la Secretaría de Investigación, Internacional y Posgrado de la Universidad.
La intención es que faciliten hacer ciencia por lo que estarán destinados a investigadores de la institución y de otras entidades científicas y tecnológicas, siempre para fines científicos.
Damiani refirió que Reclone es una red de científicos que tiene sede en la universidad de Cambridge, pero también participa de la iniciativa la universidad de Stanford.
“Ellos han ido buscando qué hay que no tenga derecho de autor (o patente) que sirva para estudiar el ADN, lo buscan, guardan y almacenan, así armaron la colección. Luego suman participantes a la red”, señaló.
“La noticia es que somos depositarios de la colección”, remarcó en referencia a que serán sede regional. “Importarlo es complejo entonces buscan una filial que permita el acceso sin que lo pidan afuera y tener que importarlo”, agregó.
Explicó que hay más de 350 enzimas y las que están libres, sin protección de patente, son alrededor de 40. Esto implica que, con los recursos actuales, no se podrá estudiar todo el ADN sino aquellas partes que puedan ser cortadas por esas tijeras.
Según expresan desde la UNCuyo, Jenny Molloy, investigadora de la Universidad de Cambridge en conjunto con Drew Endy, experto en bioingeniería de la Universidad de Stanford desarrollaron este kit de herramientas denominado “Open Enzymes” que permite acceder a la producción de enzimas. La iniciativa de esta colección fue avanzando hasta convertirse en el Proyecto de Genes Libres de la Fundación BioBricks, con sede en el laboratorio en Cambridge.
Así surge ReClone, una comunidad global de científicos comprometidos con resolver los problemas de la cadena de suministro de reactivos que enfrentan los investigadores de todo el mundo, particularmente en África, América Latina y Asia. Para lograr eso, la red plantea una perspectiva de colaboración mutua en la producción local de enzimas y otros reactivos.
Como funciones básicas, la plataforma local llevará a cabo la recepción de ADN codificante de proteínas de interés tecnológico, la sistematización y el almacenamiento del material de interés, el mantenimiento y mejora técnica del material almacenado y, por último, la puesta al servicio de entidades públicas y privadas interesadas en el material disponible.
La presentación del espacio se realizó en el Cilindro Central del CICUNC, con la presencia de autoridades universitarias y representantes de Reclone.
Al finalizar se realizará un conversatorio denominado “Experiencias innovadoras en Ciencia Abierta”, con un panel de investigadores internacionales que llevaron adelante propuestas relacionadas con la democratización del conocimiento y desarrollo científico.