Cuando el padre llega al nido, es el momento de levantar vuelo y salir para la madre, y viceversa. Pero siempre hay alguien en el “hogar”, listo y dispuesto para cuidar y proteger al pichón. ¡Y es que el consentido es el nuevo integrante de la familia, quien actualmente tiene apenas 2 meses!
No, no es la descripción de la rutina de una familia humana, aunque bien podría serlo. La secuencia descripta es la de una familia de cóndores andinos y que se amplió recientemente. Así lo confirmaron los primeros resultados del 13° Censo Simultáneo de Cóndor Andino que se realizó en Mendoza, en distintos puntos y áreas protegidas, el pasado 27 de noviembre. Por entonces, el pequeño pichón de cóndor andino tenía entre 3 y 5 días, por lo que acababa de nacer.
Fue el comportamiento de los dos ejemplares adultos lo que llevó a las autoridades del Departamento de Fauna Silvestre de Mendoza y de la ONG SOS Acción Salvaje a poner el foco del monitoreo en lo que ocurría en una de las tantas condoreras del Parque Provincial Tupungato.
Tras enfocar la atención en esta cueva, situada en el paredón de uno de los puntos de avistaje, advirtieron la presencia del pichón. Y, desde entonces, centraron monitoreo especial en el flamante ejemplar de esta especie, que está declarada monumento natural en Mendoza y que está protegida por esa y otras leyes.
El 13° Censo Simultáneo de Cóndor Andino que se realizó en Mendoza a fines de noviembre del año pasado convierte a la provincia en la locación argentina con mayor cantidad de estudios y avistajes dentro del Programa de Conservación de Cóndor Andino (PCCA) en la región.
El primero se celebró el 21 de septiembre de 2020 y, desde entonces, se han repetido a un ritmo de 4 censos por año, repitiéndose en distintos momentos claves y dentro de cada una de las estaciones. Esta herramienta es clave en lo que a conservación de fauna silvestre se refiere, en especial al momento de conocer el estado poblacional de la especie dentro de las reservas mendocinas.
“Así identificamos, prevenimos y podemos mitigar amenazas que pudieran afectar a la especie con acciones coordinadas que ayudan a minimizar las presiones sobre la ellos y su hábitat. Más allá del número de ejemplares censados, la sorpresa más alentadora es que pudimos registrar el nacimiento y el desarrollo de un pichón en un nuevo sitio de observación, el Parque Provincial Tupungato, gracias al monitoreo de nuestro Departamento de Fauna”, indicó el subsecretario de Ambiente de Mendoza, Sebastián Melchor.
En la más reciente edición del censo, y a lo largo de los 14 puestos de observación, se contabilizaron 49 cóndores. De ellos, 14 fueron registrados en dormideros y 35 en áreas de vuelo.
“Esto es un esfuerzo enorme que se viene realizando dentro de las áreas naturales protegidas de esta provincia que fueron declaradas Santuario del Cóndor para la Conservación de la Naturaleza. Esperamos que esta iniciativa pionera, que está llevando adelante Mendoza con todas las instituciones involucradas, se pueda replicar a lo largo del país”, indicó a su turno el presidente de la Fundación Bioandina y director del PCCA, Luis Jácome.
CÓMO SE REALIZA EL CENSO SIMULTÁNEO DE CÓNDORES ANDINO EN MENDOZA
Como en cada una de las ediciones, el décimo tercer censo de cóndores andino en Mendoza contó con el trabajo conjunto y coordinado entre organismo públicos provinciales y organizaciones de la sociedad civil. En total, participaron 34 censistas, entre quienes se destacan guardaparques y voluntarios de la Dirección de Recursos Naturales Renovables y de la Fundación Bioandina Argentina, que cuenta a su vez con la colaboración de instituciones como SOS Acción Salvaje, Fundación Cullunche, Reserva Natural y Sitio Ramsar Villavicencio, Ecoparque de Buenos Aires y Ecoparque Mendoza, entre otros.
En cuanto a la metodología y forma de trabajo, es un mecanismo que ya se encuentra aceitado entre los censistas. El avistaje propiamente dicho se extiende entre las 6 (minutos antes del amanecer) y las 13, pasado el mediodía. Y se concentra en los dormideros o condoreras, así como también en el área de vuelo. Se denomina simultáneo ya que los censistas efectúan la observación y conteo al mismo tiempo y para evitar que se repita un mismo ejemplar en el conteo.
Esto último es fundamental, sobre todo si se tiene en cuenta que un cóndor puede volar cerca de 300 kilómetros diarios.
Las observaciones, en tanto, se realizaron cada media hora y durante intervalos de 5 minutos. En cada oportunidad se contabiliza simultáneamente el número de cóndores observados, diferenciando la categoría de edad, sexo, así como también registrando variables climáticas como son temperatura, humedad, intensidad de viento, dirección del viento, nubosidad, presión, lluvia y niebla.
A diferencia de las otras 12 ediciones, en esta edición -y como novedad- se incorporó la app especializada Survey 123, disponible para dispositivos móviles y que ofrece un formulario para cargar los datos de los censistas y de los ejemplares. Esta plataforma sirvió como complemento a la tradicional planilla de campo.
Si bien las observaciones en sí comienzan cerca de las 6, en algunas áreas -sobre todas aquellas más remotas-, los participantes del censo llegan la noche anterior para pernoctar en el lugar y estar alertas desde el despuntar del alba de la mañana siguiente.
Entre los registros más altos de las ediciones del Censo Simultáneo de Cóndores Andino y desde su inicio, se destacan los datos registrados en noviembre de 2022, cuando se dejó constancia de 111 avistajes, y los 147 registrados durante la primavera de ese mismo año.
Una de las conclusiones que se destacan desde que se comenzó a realizar el censo simultáneo de cóndor andino en Mendoza –aunque no es no es algo constante ni fijo- tiene que ver con que los cóndores prefieren cada vez más las áreas en la época de primavera, ya que coincide con el momento en que más hacen uso de las áreas protegidas.
EL ROL CLAVE DEL CÓNDOR COMO LIMPIADOR NATURAL DE AMBIENTES
El cóndor andino es una especie majestuosa que se encuentra protegida por ley en Mendoza y que, además, tiene un valor ecosistémico trascendental en los paisajes que habita. A este se le suma, además, el simbólico, cultural y ancestral.
Su hábitat se extiende a lo largo de toda la Cordillera de los Andes, desde Venezuela y hasta Tierra del Fuego -incluso, hay registros recientes que también los sitúan en zonas aledañas al mar, en especial en el Sur argentino-, y ha sido declarado monumento natural y especie protegida en la mayoría de las regiones donde vive (en Mendoza la declaración data de 1998).
El cóndor es, además, una especie sagrada, que fue honrada y se sigue honrando por los pueblos originarios. Además, cumple un rol fundamental: el de limpiar los campos de los focos de infección que se generan en los animales que están muertos y tendidos en la tierra (de hecho, a los cóndores se lo considera “limpiadores naturales”). Y es que los cuerpos en descomposición, los organismos y las bacterias pueden llegar a ser peligrosos para otras especies e, incluso, las personas. Por ello es que el rol de limpiadores de los cóndores connota su importancia también.
Se trata de una especie carroñera, que no caza presas, sino que se alimenta de los restos de los animales muertos. Y es en este rol, precisamente, que facilita la limpieza de focos de infección. Además, con sus fuertes picos atraviesan cueros grandes de los animales muertos, lo que permite que -a posteriori- lleguen otros carroñeros y, no solo se alimenten, sino también se acelere todo el proceso de limpieza.
A partir de un concepto erróneo y peligroso, durante los últimos años una gran cantidad de estos ejemplares han sido víctimas de matanzas masivas (más allá de estar protegidos).
Y es que muchos productores, creyendo que son aves de rapiña y que cazan a los animales de su ganado para convertirlos en sus presas, arremeten contra el cóndor andino, disparándoles directamente con la intención de eliminarlos. Además, aquí entran en escena también los cebos (animales muertos) y que los propios productores envenenan y dejan tirados en el campo para eliminar a otros predadores mayores (como pumas y zorros, por ejemplo). Estos se convierten en una amenaza y provocan daños colaterales, ya que los cóndores, al ver a estos animales muertos convertidos en carroña, bajan a alimentarse de ellos y terminan envenenados con estas trampas.
Así fue como, por ejemplo, en enero de 2018 fallecieron envenenados 34 cóndores en Los Molles (Malargüe).
El detalle -por demás peligroso- es que estos químicos que se utilizan en los cebos son nocivos y letales hasta para el propio ser humano y, muchas veces, los cadáveres envenenados de los animales que lo consumieron pueden llegar a los cauces de agua de los que, justamente, se abastecen también las personas. En pocas palabras, este veneno puede llegar a las personas con mucha facilidad y rapidez. Y también es letal.
Por lo general, los cóndores que son encontrados y rescatados en malas condiciones suelen presentar dos tipos de intoxicación. O bien por plomo, que es cuando ha recibido un disparo y este metal comienza a esparcirse en su organismo, o si no por agroquímicos, que es cuando el animal se ha alimentado de uno de los cebos envenenados por el ser humano.
LA CAZA DEL CÓNDOR ESTÁ PROHIBIDA Y LAS MULTAS SON MILLONARIAS EN MENDOZA
Tanto el cóndor andino como toda la fauna silvestre de Mendoza se encuentran protegidos por la Ley Nacional de Fauna 22.421, la Ley Provincial de adhesión 4.602, su modificatoria la Ley 7.308 y el Decreto Reglamentario 1.890/05.
De esta manera, se insta a quienes deseen brindar información sobre ejemplares de fauna silvestre heridos o bien denunciar casos de caza o tenencia ilegal lo hagan a través del portal de denuncia en el sitio de internet de Ambiente
Además, pueden comunicarse telefónicamente a la Dirección de Recursos Naturales Renovables (261 385 3400, Interno 3411), de lunes a viernes, de 8 a 13 horas, o al 911 (Policía de Seguridad Rural de Mendoza).
La captura, tenencia ilegal y comercialización de fauna está penada por la legislación, como también la destrucción de sus hábitats, nidos, huevos y crías. En caso de ser encontrado como infractor a las leyes vigentes, la persona queda a disposición de la Justicia y podría ser reprimida con distintas penas, inclusive la prisión.
Las multas por infracciones respecto a cóndores -según la gravedad del hecho-, en tanto, alcanzan valores máximos de 4.478.020 pesos por ejemplar afectado.