Hoy te voy hablar de una perversión sexual, llamada somnofilia y te voy a contar un caso que atendí, y de que se trata. La protagonista fue victima de un perverso con esa patología, la cual radica en excitarse sexualmente con una persona dormida por anestesia, golpes o lo que sea, raya muy cerca de la necrofilia, abusar de l@s muertos.
Me considero una mujer fuerte, como sexóloga veo cosas y escucho, pero esta historia, verídica, con autorización de mi paciente te la voy a contar. ¿El motivo? Que nunca confíes del todo. Presta atención a las señales.
Los nombres no los expongo, como así tampoco el lugar geográfico.
Ana, nombre ficticio, llega un día a mi consulta, muy angustiada, me comenta que no logra vincularse sexualmente, tiene miedo. Ana es muy bella, pero te diría, una belleza escondida, ropa muy formal y casi nada de maquillaje. Obviamente , no quería que la miren. Ataques de pánico, miedo a salir sola, entre otros malestares.
Luego de varias sesiones, hasta lograr un vinculo de confianza, me cuenta lo sucedido.
Estaba en pareja con un médico, llamemoslo (Peter), un doctor de renombre, quien salvaba muchas vidas. En una discusión con él, Ana termina en coma y despierta a medias siete días después, en una clínica de excelencia y con profesionales acorde al Nosocomio.
Como te contaba, Ana es fuerte, a pesar de su delgadez y la ayuda de los médicos de UTI, (Terapia Intensiva), logró salvarse, despertó toda golpeada pero sobrevivió.
Una vez estable a medias, pues su estado clínico aún ameritaba una larga internación en sala común, la trasladaron en el mismo hospital a una habitación para ella sola y con un acompañante que la cuide.
Su pareja, el Dr Salva Vidas, Peter, propone cuidarla, todos aceptaron ya que si bien él la ingreso al Nosocomio, lo hizo mintiendo que su mujer ( Ana) se había caído, claro, ¿quién no le iba a creer? Afamado médico.
Ana luchaba por su vida, con sueros, máscaras de oxígeno, transfusiones, etc.; mientras que él, noche tras noche, cual héroe, dormía con ella. Su perversión era tal, que durante toda su estadía en el nosocomio, estando ella apenas consiente de a ratos, la violó todas, pero todas las noches. Ana no podía hablar mucho pues estaba sedada y sentía que era una pesadilla. Apenas podía moverse. Su estadía fue un calvario. No entendía qué pasaba y por su terrible golpe en la cabeza no recordaba nada con exactitud, hasta ella creyó haberse caído.
Al tiempo de estar internada logró salir, le dieron el alta, pesaba 38 kilos aproximadamente, estaba muy débil. Ana decidió no ir a casa de Peter, con quien vivía, prefirió ir a lo de su madre. Una vez recuperada, le preguntó a Peter si él la había abusado, rogando qué sólo fueran pesadillas producto de la medicación. Peter respondió que sí: “fue por amor y lo disfrute, ¿vos?”, le preguntó.
Ahí Ana sintió el asco más profundo, el terror más paralizante. Comenzaron sus preguntas en su mente, ¿cómo la dejaron ingresar al hospital toda lastimada sin llamar a la policía? La Respuesta dura pero real, es que Peter engaño a todos sus colegas. Engaño también a la familia y amigos de Ana.
La lastimó, la abusó sin parar. Noche tras noche. ¿Es que nadie vio nada? No, nadie ve cuando confían.
Los perversos, no siempre tienen cara de perversos, ni carecen de estudios o trabajos dignos, varios de ellos, están en sitios que jamás los ves venir y tienen conductas sociales que si no prestas absoluta atención no los ves.
Ana esta hoy viva. Camina, respira, trabaja, pero una parte de ella sigue en coma. El coma del dolor, del abuso.
Las perversiones no tienen cura si el o la pervers@ no pide ayuda, y casi nunca lo hacen. Hoy Peter sigue salvando vidas. No sé qué hará si alguno de sus pacientes se duerme sin compañía.
Así son los perversos , están al acecho cada instante de sus vidas.
Lic. Marian Cruz
Sexologa. Uces.