Y llegó el día más esperado para cientos de motociclistas que recorren nuestra provincia por estas horas. Es que al mediodía esperan cumplir el sueño de reunirse en el monumento del Cristo Redentor a 4.000 msnm al límite con Chile, una experiencia que se repite desde 2015 que simboliza la hermandad entre los pueblos y los propios motociclistas que año tras año se reúnen en el motoencuentro más alto del mundo.
Luego de viajar en caravana desde la ciudad de Mendoza, hacer escala en Uspallata, los cultores de la hermandad sobre dos ruedas esperan concretar el objetivo, que se ve amenzado por el pronóstico de mal tiempo. Desde el arco de Las Cuevas, los últimos 7 kilómetros son los más complicados. Si llueve, el camino de tierra y en caracol hasta el monumento será un escollo para completar la meta que se propusieron 4.000 participantes que confirmaron su venida a Mendoza hace unos días. Pero las condiciones del tiempo reinantes en gran parte del país fue el primer freno para muchos. Sin embargo, la mayoría aceptó el reto de viajar con lluvia por las distintas rutas del país para no perderse la reunión anual en el oeste argentino.
Iván Chaparro viene desde Bahía Blanca para reecontrarse con su grupo, Amigos Multimarcas, que se distinguen porque llevan una remera negra con el nombre que los identifica. “Hicimos 1.080 km, nos tocaron dos tramos de lluvia, uno fue una cortina nada más, pero aquí estamos, la llegada a Mendoza fue espectacular, con los rayos del sol saliendo entre las nubes y pegaban en la montaña”, les comenta a sus compañeros cordobeses y al mendocino Héctor Díaz. El crédito de Tupungato es el más experimentado del grupo porque tiene 4 encuentros en el Cristo y brinda detalles de lo que les espera a sus colegas.
Una etapa de 900 kilómetros
Con mate en la mano, Gonzalo Alves y César Pires, vienen desde Uruguay en sus motos de gran cilindrada. Llegaron a Mendoza el viernes luego de hacer un tramo largo de 900 km de Gualeguaychú-San Luis, con 200km de intensa lluvia. Llegaron a Mendoza y continuaron hasta Uspallata para arreglar el hospedaje allí para estar en la montaña durante unos días más. De todas maneras, bajaron hasta la ciudad para poder acreditarse en el motoencuentro internacional ese mismo día. “Uspallata es nuestra base, pensamos quedarnos hasta el lunes por el feriado largo, para conocer la cordillera y tenemos entendido que se realizará el Festival de Alta Montaña, es una buena oferta”, aseguran los uruguayos que se muestran preocupados por la altura y miden en forma constante a cuántos metros están sobre el nivel del mar. “Estamos medio ca.... pero hasta ahora, en Uspallata, que estuvimos a 1.800 metros nos encontrábamos bien. Otro tema es el de la subida al Cristo, esperemos que haya buen tiempo porque nuestras motos pesan 300 kilos”, reclama César y cuenta que tiene experiencia en motoencuentros de su país, algunos en la provincia de Buenos Aires y en Brasil, donde han podido ascender por los morros que vendrían a representar una experiencia similar a la propuesta mendocina.
Aventura sobre dos ruedas
Como el resto de los viajeros, la aventura comenzó desde que arrancaron sus motos desde su lugar de origen. Algunos llegaron desde Colombia, Ecuador y otros desde Italia y España volaron sobre el Atlántico para esta décima edición, asegura el referente de la organización, Daniel Díaz “El Duende” y cuenta que este motoencuentro nació a raíz de la grieta que se había originado entre argentinos y chilenos tras la Guerra de la Islas Malvinas. “Con un grupo de amigos motociclistas de Chile nos propusimos reunirnos en el monumento a la paz entre las dos naciones como una forma de cerrar esta grieta. En esa primera experiencia nos juntamos 400 motociclistas y el número fue creciendo cada año, era algo lo esperaba porque demuestra la hermandad de los países, su gente y de resto de las naciones que están representadas aquí” . Cuenta que un gran equipo de personas y entidades respaldan este motoencuentro. Sergio Espejo, presidente de Federación Mendocina de Motociclismo Deportivo (Fememod) explica que el operativo de seguridad para para los participantes es muy complejo y cuentan con equipos de la Policía, de Salud y asistencia por cualquier inconveniente durante todo el recorrido. “Este encuentro es el único en argentina con reconocimiento de la Federación Internacional de Motociclismo (FIM) y estamos queriendo que Argentina tenga más pruebas de este tipo y que puedan ser calificadas a nivel internacional”, resalta la máxima autoridad motociclística de la reunión, Luis Figari, director de la Comisión Mototurismo FIMLA (Federación Latinoamericana de Motociclismo). Nacido en Lima, Perú, Lucho explica existe un sistema de puntaje y distinciones que reciben los participantes de acuerdo a la cantidad de reuniones de las que han participado.
La endurista mendocina Maribel Giordani, hoy Directora de la Comisión Femenina de Motociclismo( FIMLA) destaca que participan mujeres de Argentina, México, Colombia, Perú, Brasil. “Estamos para acompañar a estas mujeres que se suman año tras año a esta convocatoria, ya sea como conductoras o como acompañantes”, asegura. Emocionada hasta las lágrimas, Nora Scifo, viene desde Piedritas, provincia de Buenos Aires, ya recorrió 740 km hasta Mendoza y el viaje fue toda una aventura. “Ya estamos acá y fue una odisea, con mucho viento, lluvia, es la primera vez que vengo manejando en mi moto, vinimos con mi marido y un grupo que nos contuvo en todo momento. Ahora falta la prueba final: subir la montaña”.
Mucha agua para evitar el mal de altura
Andrés Norambuena, Ricardo Contreras y Gonzalo Donoso son de Santiago de Chile y es la primera vez que van a hacer completo el motoencuentro, desde Mendoza al Cristo. “Queremos vivir la experiencia completa, partir desde el Parque General San Martín, hacer la ruta hasta Uspallata, pasar la noche allá para luego al otro día tomar el último tramo hasta el monumento del Cristo”, explica Andrés y agrega que el año pasado subió desde el lado de Chile el camino al Cristo, que es más complicado que desde el lado argentino.
Germán Barraza viene de San Miguel, provincia de Buenos Aires y toma nota de todo lo que le dice Don Aldo Nievas.“Mendoza es una hermosura, vamos a conocer la montaña, estamos muy ilusionados y le haremos casos a don Aldo, tomaremos mucha agua para evitar el mal de altura”. De 79 años, Aldo Nievas, es de General Alvear y viaja con su perrita Mara, en una Guerrero 550 biciclíndrica. “Cuando estás arriba, bien alto, todos juntos con el Aconcagua de frente, es una emoción muy grande la que se siente. Yo vengo hace varios años y hay que enfrentar el mal de altura con un chocolatito cuando llegás arriba para reponer fuerzas”, asegura Aldo. El ex corredor de motos, jubilado de los talleres municipales, hoy viudo, asegura que ha encontrado una actividad que lo contiene y agradece porque lo acompaña una buena salud que le permite continuar con sus viajes en moto.