La jornada electoral para elegir a quien tendrá en sus manos el destino de Mendoza durante los próximos 4 años no terminó de tentar a un electorado que este año ha mostrado a una buena proporción con apatía.
En los comicios que se desarrolaron hoy ,en que se eligió gobernador, vicegobernador, la mitad de las cámaras de la Legislatura e intendentes en 11 comunas, la participación fue de 71% del padrón, según informó la Junta Electoral.
Así, 3 de cada 10 personas habilitadas para sufragar no concurrió. El dato deja una serie de análisis diversos pero sobre todo, gusto a poco. Por un lado, superó la proporción que participó de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) que se realizaron el 11 de junio, cuando concurrió 66,86% del electorado. Pero por otro, expresa el creciente desinterés de la población por hacer uso de este derecho cívico ante lo cual se suman lecturas sobre el enojo, la frustración, la falta de confianza, la decepción, una oferta de candidatos que no tienta, entre otras. Es que es notoria la baja en la asistencia respecto de la elección a gobernador anterior, en 2019, desde cuando se perdieron nada menos que 12% de los votantes.
Una buena y una mala
Lo cierto es que “la buena” es que respecto de las PASO de junio más de 61.600 votantes que habían elegido quedarse en su casa, decidieron asistir en esta oportunidad. De acuerdo a las primeras estimaciones se puede calcular que hoy faltaron a la cita 431.733 personas sobre 1.488.736 mendocinos empadronados. En tanto, en junio no habían ido a votar 493.334.
“La mala” es que la de ayer fue la participación más baja desde el retorno a la democracia, en 1983, en un comicio de similares características. Desde entonces, esta había oscilado entre un máximo de 87% y un mínimo de 76%. Contando esta y desde aquel año, se han realizado 11 elecciones a gobernador en Mendoza, lo que da un promedio de participación de 81,38%. Es decir que en esta ocasión se votó 10% por debajo del promedio histórico de los últimos 40 años.
En un desglose por cada elección a gobernador en la provincia, la participación fue de 86,6% en 1983; 87,2% en 1987; 84,7% en 1991 y 85,4% en 1995. Luego, asistió 84% en 1999; 76,1% en 2003 y 78,1% en 2007. Posteriormente, ascendió a 81,08% en 2011 y volvió a bajar a 78% en 2015 con una nueva suba en 2019 a 83%. Es decir que respecto de la última elección a gobernador se perdió 12% de asistencia.
El escaso interés de la población por acercarse a las urnas ha sido un tema en el que se ha enfocado la atención tanto a nivel local como a nivel nacional tras los comicios previos que hubo este año. Justamente por ello la intención de los candidatos ha sido apelar a los apáticos para sumar voluntades, la misma estrategia que están utilizando las agrupaciones a nivel nacional.
La de ayer fue la quinta jornada electoral del año en la provincia. El 30 de abril habían sido las PASO en siete municipios que decidieron desdoblar elecciones mientras que en junio se fue por las PASO provinciales. El 13 de agosto en tanto fueron las PASO nacionales mientras que el pasado 3 de setiembre se realizaron las generales en los siete departamentos que habían adelantado.
Estos antecedentes cercanos permitieron medir al electorado y orientar discursos y estrategias: convencerlos era el desafío y el éxito de la cruzada ha dejado sabor a poco.