Expertos en educación y en salud mental ya están analizando un futuro cercano en el que, tras la pandemia, niños y adolescentes acusen el impacto en su psiquis.
Para el psicopedagogo Alejandro Castro Santander, si se pone a los chicos como centro de observación habrá consecuencias de corto, mediano y largo plazo. Aclaró que hay experiencias de situaciones similares que sirven como antecedentes y que aun cuando no haya consecuencias inmediatas dijo que se han estudiado casos con reacciones hasta nueve años después.
Es lo que están analizando desde el Observatorio de la Convivencia Escolar que lidera y sobre lo que mantiene diálogo con especialistas de otros países de la región. “Se está hablando de una próxima pandemia como resultado de esta pandemia, algunos autores hablan de una nueva ola sanitaria, es decir que cuando se calme la Covid -19 vendrán aspectos más relacionados con la salud mental; hablamos de efectos psicológicos, sociales y neurológicos, algunos más directos y otros menos”, explicó.
“Habrá repercusión sobre el bienestar por aumento de la ansiedad, los sentimientos negativos, la depresión y el estrés”, detalló. Y remarcó: “Habrá un aluvión de consultas sobre salud mental a todas las edades; lo que no estaba bien hoy va estar peor, es una situación nueva que genera situaciones nuevas y distintas”. Para él, esto evidentemente tendrá impacto en el proceso de aprendizaje de quienes resulten afectados.
En cambio, Miguel Conocente, director de la Dirección de Orientación y Apoyo Interdisciplinario de las Trayectorias Escolares (Doaite) de la Dirección General de Escuelas tiene un punto de vista optimista. “Estamos viendo lo contrario”, expresó, a partir de una encuesta que el área realizó en mayo. “Los pibes están bien, incluso mejor que los adultos. Se adaptan con más facilidad”, afirmó.
Incluso señaló que aprecian que casos graves, con trastornos preexistentes, han mejorado, tal vez por mayor cercanía con la familia y porque: “el contexto limitante te ordena”.
Estrés y miedos
“Los chicos están sometidos a un peligro para ellos invisible pero que puede matar y se suma la pérdida de rutinas de la escuela, los amigos; en algunos casos, la pérdida de familiares, el aislamiento de ellos, el clima familiar (a veces con violencia) la pérdida de trabajo, lo que puede englobarse en el entorno que es lo que se estudió”, detalló el psicopedagogo.
Refirió que hay estudios que señalan relación entre las cuarentenas (aislamientos prolongados) y la angustia que puede manifestarse en los chicos con pesadillas, terrores nocturnos, miedo a salir, a que sus padres vayan al trabajo, hipersensibilidad, apatía, nerviosismo y dificultades para concentrarse.
Por otra parte, “hay estudios que muestran un 30% de niños y un 25% de padres que cumplen con los criterios para diagnosticar trastornos de estrés postraumáticos. Un estudio reciente mostraba que nueve de cada 10 padres informan cambios en el estado afectivo y la conducta de sus hijos”, señaló.
En junio este diario publicaba que escuelas mendocinas estaban detectando crisis emocionales en los chicos por el aislamiento. Habían surgido casos de angustia, ataques de pánico, estrés y hasta depresión en los alumnos. “Se detectó en plena pandemia casos de chicos con depresión por la situación, frente a lo cual actuamos junto con municipalidades para darles contención a través de una línea telefónica”, contó Claudio Peña, director de la escuela Vicente Zapata.
Según relatan quienes trabajan en áreas de acompañamiento psicopedagógico, las escuelas comenzaron a detectar manifestaciones como estrés, angustia, apatía e incluso ataques de pánico y conductas de tipo depresivo.
“Es una constante en todas las escuelas, más allá de los grupos sociales en los que estemos trabajando. Nuestra escuela está en un sector vulnerable pero he hablado con otros directivos que tienen otro tipo de población y también lo ven”, señaló Lourdes Sánchez, directora de la escuela 4-146 Américo D’Angelo.
Estrés postraumático
Ya había advertencias de posible estrés postraumático. En mayo, en una reunión virtual organizada por la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y el Adolescente, se manifestó que un 30% de los niños y adolescentes aislados o en cuarentena como consecuencia de la pandemia de Covid-19 podrían presentan síntomas de estrés postraumático, y el 85% de ellos tendrían padres también con dicha sintomatología.
La Organización Panamericana de la Salud había comunicado sobre el impacto de las epidemias en la psiquis. “Una epidemia de gran magnitud implica una perturbación psicosocial que puede exceder la capacidad de manejo de la población afectada. Así es que se estima un incremento de la incidencia de trastornos psíquicos (entre una tercera parte y la mitad de la población expuesta podrá sufrir alguna manifestación psicopatológica, de acuerdo a la magnitud del evento y el grado de vulnerabilidad)”, expresa en el informe “Protección de la salud mental en tiempos de epidemias”.
“El estrés postraumático (o algunas manifestaciones sintomáticas de este cuadro) es un trastorno de tipo tardío o diferido que aparece como consecuencia de acontecimientos excepcionalmente amenazantes o catastróficos; la vivencia de una epidemia de gran magnitud, especialmente en personas que han experimentado pérdidas importantes puede ser causal de síntomas de estrés postraumático”, afirma.
De hecho, ya se viene hablando de la posibilidad de que sobrevenga una nueva epidemia, que afectará sobre todo la psiquis de los trabajadores de la salud, quienes han estado en primera línea de combate y más expuestos al riesgo de contagio.
Si hay algo en lo que se hace hincapié es en la influencia del contexto en el que se desarrolla el chico y
Desafíos y necesidad de reinventarse
“En las escuelas, la afectividad que nunca ha estado planificada como corresponde, el manejo de emociones y sentimientos, hoy se encuentran muy desafiados, porque al finalizar la cuarentena van a tener que pensarse seriamente, la escuela necesita repensar en la afectividad”, subrayó el psicopedagogo, Alejandro Castro Santander.
Para él, la escuela deberá reformularse inevitablemente y será la oportunidad de rever qué valores se buscan en la refundación de una sociedad mejor para propiciarlos.
Destacó que hay que trabajar fuerte con la familia y darles recomendaciones para que haya clima de bienestar y fortalecer acciones de organizaciones sociales cercanas que puedan ayudar. Para él, el otro será fundamental y debe fortalecerse ese vínculo en la responsabilidad y el respeto.
En tanto, el referente de la DGE, Miguel Conocente, señaló que en la encuesta que realizaron pudieron detectar que la mayoría de los alumnos tiene ganas de volver, en particular en primaria. De acuerdo a sus consultas esto abarca a 6 de cada 10 estudiantes de secundaria y se asocia más a la posibilidad de socializar con los amigos que a lo meramente académico.
Para el retorno, cree que mantener la bimodalidad será sencillo porque los chicos ya se adaptaron a lo digital. De todas formas reconoció: “a la escuela, a las familias y a los estudiantes les va a demandar desafíos” y requerirá adaptarse a una convivencia en condiciones diferentes. Además consideró que el regreso a clases en San Juan que sucedió el lunes y que es la primera provincia en hacerlo, será una especie de laboratorio para ver qué sucede.