La salud de Ignacio Abdala, “Nachito”, el niño de ocho años que pasó prácticamente toda su vida internado debido a un extraño diagnóstico (traqueomalacia y laringomalacia) y cuya historia fue relatada por Los Andes en varias ocasiones, le sigue jugando una mala pasada. La familia, que no consigue un trabajo estable por los reiterados viajes a Buenos Aires, debe trasladarse nuevamente al Hospital Garrahan a someterlo a un nuevo tratamiento debido a una recaída.
Su mamá, Andrea Fiore, sostuvo: “Hola, comunidad mendocina. Les cuento que en mayo tenemos que viajar nuevamente a Buenos Aires porque el tratamiento que le han hecho no ha funcionado y Nachito está, otra vez, complicado con su problema del sistema linfático”.
“Todos estos viajes no nos permiten llevar una vida normal y, menos que menos, tener un ingreso fijo. También nos cuesta sobrellevar los gastos de traslado y comida”, indicó, para dejar sus datos de Mercado Pago y Alias a fin de que todos quienes puedan colaborar, lo hagan.
Tal como se relató, el niño tiene 8 años y pasó toda su vida internado y conectado a cables y sondas a raíz de su traqueomalacia y laringomalacia. Su cuadro suele agravarse con la acumulación de líquido linfático, por lo que debe viajar a Buenos Aires con mucha frecuencia.
Su enfermedad derivó, además, en quilotórax es una complicación caracterizada por la acumulación de quilo en la cavidad pleural. En muchos casos se debe a una alteración u obstrucción del sistema linfático, constituyendo los linfomas la causa tumoral más frecuente.
Si bien el niño fue atendido en principio en Mendoza, sus médicos lo derivaron al Hospital Garrahan, en Buenos Aires.
Lo cierto es que “Nachito” está, otra vez, en situación límite, algo ya común en él. Su cuadro nunca mejoró de manera sustancial.
Su condición requiere que se alimente por sonda.
Nació el 23 de diciembre de 2015 en el Hospital Lagomaggiore y fue prematuro.
Padece, además, hiperinsulinemia, que significa que la cantidad de insulina en la sangre es mayor que la que se considera normal y, por lo tanto, necesita estar conectado siempre al alimento.
Más allá de las constantes idas y vueltas al hospital a raíz de sus recaídas, presenta quilotórax, una complicación caracterizada por la acumulación de quilo en la cavidad pleural.
En abril del año pasado sufrió un paro cardíaco y contrajo un virus intrahospitalario.
Osep cubre buena parte de sus tratamientos, aunque la familia no da abasto con los gastos y su mamá, dadas las circunstancias, no puede trabajar.
Hoy, más que nunca, Andrea pide ayuda a la comunidad. “Es muy duro para mí viajar a Buenos Aires y dejar todo, aunque lo que más me importa es el bienestar de mi hijo. Todo se prolongó más de la cuenta y necesitamos ayuda”, confesó en otra entrevista con este medio.
“Nachito” nunca pudo llevar una vida normal. No fue al jardín ni a la escuela. Todo estaba listo para iniciar primer grado, ya sea presencial o con escuela domiciliaria, pero esta complicación en su salud no le permite salir de su casa.
A veces llora, a veces ríe, se cansa, se derrumba y vuelve a levantarse. “Seguimos dando batalla. Es un niño hermoso que aunque no puede hablar, sonríe”, lo describe.
Nacho espera la ayuda de la gente para poder dar un paso adelante.
CÓMO AYUDAR
Andrea Fiore, tel. 2617 00-6071 / Mercado Pago. CBU 0000003100008478329850 / Alias: jopo.coplas.vaca.mp.