Joaquín Lizarde vive en Campo Los Andes (en la cordillera tunuyanina), tiene 10 años y el próximo 8 de marzo cumplirá 11. “Me gustaría festejarlo en mi casa, con toda mi familia y amigos. Aunque sé que, por ahora, no puedo estar con mucha gente”, cuenta a Los Andes el niño, con su simpleza y simpatía características. Y es que será un cumpleaños especial, distinto y muy emotivo para “Joaqui” y su familia, ya que por primera vez -y luego de 7 años- podrá celebrarlo habiendo salido triunfador en una dura batalla que mantiene con la leucemia desde 2015.
Porque hace unos días, Joaqui recibió el alta tras haber sido sometido a un trasplante de médula ósea y luego de haber estado 7 meses en La Plata (donde fue operado). “Ahora que llegué a mi casa me siento mucho mejor. Extrañaba mi cama, los paisajes, mis animales. Tengo un gato, una gata, una perrita, gallinas y caballos, y los extrañaba muchísimo. En La Plata no había nada de eso”, cuenta el niño, a quien sus padres -Romina Di Cesare y Leonardo Lizarde- han bautizado como un “guerrero”.
Y no es para menos el apodo de “Guerrero”, que está más que justificado. Porque el niño no ha tenido una vida simple: en 2014, cuando tenía 2 años le detectaron un tumor (debió ser operado de urgencia), mientras que en 2016 sufrió una recaída que derivó en el diagnóstico de una leucemia linfoblástica aguda tipo B.
“Ahora me siento re bien”, destaca -con entusiasmo- Joaqui. Y su padre, Leo, acota. “¡Tiene una fuerza el Joaqui! No te das una idea”. Ambos sonríen mientras están en la casa de una tía del niño en Vista Flores (Tunuyán) mientras aguardan que regrese a Mendoza Romina y los dos hermanitos de Joaqui, Lautaro y Maribel.
Mientras el niño y su padre llegaron a Mendoza este lunes por la noche, en avión, el resto de la familia llegará hoy a la provincia vía colectivo. “Ahora estamos re contentos, sentimos todo re cambiado. ¡No sabés cómo extrañaba él su casa! Anoche durmió profundamente, no sintió ni un ruidito que lo molestara. Te imaginarás, después de 7 meses en La Plata”, agrega el papá del “guerrero”.
Volver a nacer
El entorno en que Joaquín Lizarde se ha criado habla por sí solo: una humilde y simple vivienda en el paraje montañés de Campo Los Andes (Tunuyán), en el que la naturaleza y el aire libre son grandes protagonistas. Tal vez por esto es que, entre sus actividades favoritas, siempre se han destacado andar a caballo y en bicicleta con su hermano, Lautaro.
Sin embargo, desde que le diagnosticaron leucemia, debió dejarlas de lado. Porque debió guardarse casi como si estuviese en una cajita de cristal. Entonces cambió el caballo y la bicicleta por las películas que su papá le llevaba a casa para poder ver en el reproductor de DVD que le regaló su tía.
Tras completar diversos e interminables tratamientos y controles en Mendoza -que se extendieron durante los últimos años-, los médicos y especialistas que han acompañado al niño y su familia durante todo el proceso le indicaron que Joaqui necesitaba, con extrema urgencia, un trasplante de médula ósea. Y, además, debían viajar a La Plata para poder completar todo el procedimiento.
Lo que vino tampoco fue fácil, ya que la familia no contaba con los fondos suficientes para poder viajar a la capital de la Provincia de Buenos Aires e instalarse durante el tiempo que hiciera falta hasta que se completara el trasplante y los posteriores controles y recuperación. Pero aquí fue fundamental la solidaridad y colaboración de todos los mendocinos, quienes colaboraron con dinero y distintas actividades que permitieran reunir los fondos suficientes para que la familia viajara y se instalara durante 7 meses en La Plata.
“Esta tarde, a partir de las 18 y en Vista Flores, va a hacerse una caravana para recibir a nuestro hijo, quien vuelve después de estar 7 meses en La Plata y tras realizarse un trasplante de médula ósea. Va a ser una bienvenida a Joaquín, pero también un agradecimiento a todos los que estuvieron con él y lo acompañaron en su tratamiento”, destacaron los padres de Joaqui.
“Va a ir en un camión de bomberos, desde el Hotel Fuente Mayor hasta su casa”, acota el padre.
“Extrañaba a mis amigos, mi casa, mis cosas. Pero mi mamá, mi papá, mi hermano y mi hermana siempre estuvieron conmigo”, destaca el “guerrero” Joaqui.
La estadía en La Plata
Durante los 7 meses en que la familia Lizarde Di Cesare vivió en La Plata, estuvo en el Hogar del Tránsito Municipal de esa ciudad.
“Viajamos en agosto y durante el primer mes se hizo todos los estudios y controles previos. Después lo internaron y el 13 de septiembre se hizo el trasplante. Después de eso estuvo 4 meses y medio internado ya que tuvo una complicación importante. Pero el Joaqui, que es un luchador y tiene una fuerza increíble, pudo salir adelante de nuevo”, rememora su padre.
Los 7 meses en La Plata fueron una montaña rusa de emociones. “Al principio estábamos tranquilos, pero luego fue todo extraño, desconocido. Por ahí estábamos bien, por ahí, medio medio. Pero tampoco podíamos decaer, porque no podíamos demostrarle al Joaqui que estábamos preocupados”, se sincera Leo.
Ya instalado en Campo Los Andes, ahora Joaqui deberá continuar con sus precauciones extremas para no sufrir ninguna recaída ni enfermedad (su organismo continúa siendo vulnerable). Además continuará con controles -ya en la provincia- y comenzará también con kinesiología para recuperar la masa muscular y la fuerza que ha perdido en sus piernas durante los últimos meses (el niño está en silla de ruedas).
“Cuando termine todo esto y esté bien del todo, sé que voy a volver a andar en bici y a caballo como me gusta”, destaca el niño, esperanzado.