La nueva cara de la zona de boliches en Chacras: ganan terreno bares tranquilos, salones y hasta peloteros

El tramo de la ruta Panamericana que hasta hace poco más de una década era “la Meca” de los locales bailables, hoy muestra un perfil más tranquilo como polo gastronómico y turístico. Aún quedan algunos boliches, pero el crecimiento de la zona residencial llevó a una conversión.

La nueva cara de la zona de boliches en Chacras: ganan terreno bares tranquilos, salones y hasta peloteros
El área antes llena de locales bailables y desbordada de jóvenes y vehículos los fines de semana, va mutando y se rinde a la tranquilidad que proponen los nuevos emprendimientos. | Foto: José Gutiérrez / Los Andes

La ruta Panamericana (la 82, si se identifica con su número), en el tramo comprendido entre la subida de La Puntilla y la rotonda de calle Gobernador Ortiz, ha sido históricamente la zona de boliches por excelencia. No sólo de Luján de Cuyo, sino también de Mendoza. Con contadas excepciones en El Challao, en la calle San Martín Sur y en la Arístides Villanueva antes de que se prohibieran por ordenanza, durante los últimos 40 años el epicentro de la movida nocturna estuvo en ese tramo de la ruta, camino a Las Compuertas.

Y si bien aún se mantiene esta impronta, aunque algunos locales bailables se han comenzado a “mover” para las zonas industriales, el frenesí, el ruido y el movimiento desenfrenado ha disminuido en la zona.

De hecho, más allá de los boliches que todavía se mantienen en el lugar, en ese tramo de la ruta 82 se han instalado también durante los últimos años otro tipo de locales y establecimientos, más tranquilos y para distintos grupos. Y en lo que tiene que ver con el crecimiento demográfico, la zona también ganó un marcado protagonismo como área residencial.

Instalaciones del hostel Lemon tree. | Foto: José Gutierrez / Los Andes
Instalaciones del hostel Lemon tree. | Foto: José Gutierrez / Los Andes

“Con los barrios, los emprendimientos tipo Chacras Park y la urbanización, los boliches se empezaron a trasladar hacia zonas más alejadas, como bodegas o áreas de viñedos y con eventos puntuales. También se está ocupando más el carril Rodríguez Peña, Acceso Sur y Paso y otras zonas más industriales, que tienen una mayor factibilidad”, destaca Claudio Cardozo, referente de uno de los boliches que todavía se mantiene sobre la Panamericana, a la altura de la bajada de los caracoles de Chacras.

El empresario indica que, justamente con el crecimiento de las casas y barrios en la zona, cada vez hay menos espacio para estacionar vehículos. “La tendencia apunta a que dentro de un par de años no queden boliches en la zona, mientras van creciendo fiestas y eventos puntuales y que, a la vez, no son tan nocturnos sino que van por el lado de los sunsets”, agrega Cardozo.

Renovados aires

Algunos boliches de los considerados históricos se mantienen, otros se han convertido en salones que trabajan con eventos específicos y algunos funcionan como peloteros y espacios para que las familias festejen cumpleaños y eventos infantiles.

“Desde la subida de La Puntilla hasta acá, llegando a la rotonda de Olimpo, quedan algunos boliches que están funcionando, pero muchos abren más como salones de fiesta. La zona está un poco más tranquila”, resume Valentina Sánchez Bandini, encargada del bar Gravel, que abrió sus puertas en los últimos años y que es uno de los lugares que más movimiento registra en esta renovada cara de ese sector de la Panamericana.

“En contrapartida con esta situación de menos movimiento con los boliches, se ven muchos grupos de ciclistas y de gente que hace running y que viene a disfrutar la zona más temprano”, acota Pablo Van den Bosch, socio de Valentina en Gravel, que abrió sus puertas en noviembre de 2022. “Ya no se da eso de que son las 5 o 6 de la mañana y están todos en la calle, saliendo de los lugares”, apuntan.

Gravel Bar café. | Foto: José Gutiérrez / Los Andes
Gravel Bar café. | Foto: José Gutiérrez / Los Andes

El crecimiento demográfico en los barrios hacia el Oeste de la Panamericana, detrás de la estación de servicio YPF, también ha llevado a que el perfil de la zona cambie. Por ejemplo, en la entrada a ese complejo de barrios también se ha establecido un polo gastronómico, que incluye bares, restaurantes y hasta patios cerveceros.

“Se pobló la zona de Santa Elena (barrio detrás de los boliches) y frente a la entrada al Desert, de calle La Unión para adentro. Todo eso incidió mucho en que la zona tenga una impronta más residencial, y los vecinos se quejaban mucho de los ruidos molestos de los boliches. Entonces se empezaron a ir a otros lados”, cuenta, por su parte, Matías Romeri, dueño del hostel Lemon Tree ubicado en ese tramo de la 82.

Las obras en ese sector de la Panamericana, según destacaron desde el Gobierno de Mendoza, están avanzadas en un 67%. Ello también les permite a los comerciantes del lugar entusiasmarse con la revalorización. Aunque, mientras tanto, sufren las consecuencias de calles de tierra y un tránsito reducido.

Más calma, menos movimiento

En la zona, a raíz del crecimiento poblacional, se concretaron algunos cambios en la zonificación. Lo primero que se hizo fue cerrar los ingresos a las calles perpendiculares a la ruta que conectaban a las casas de quienes vivían en el lugar.

“Ya algunos años antes de la pandemia se hizo eso de cerrar las calles, y eso fue fundamental, porque antes no podíamos siquiera estacionar en la puerta de nuestras casas”, cuentan Valentina y Pablo quienes, además, viven en la zona de Santa Elena. También se amplió el programa de estacionamiento medido municipal.

“Si bien se ha creado todo un polo gastronómico entre los bares y locales que quedamos acá y frente a la YPF, es mucho más tranquilo. Es muy raro ver locales abiertos y con mucha gente después de las 3 o 4, salvo excepciones. De a poco va cambiando todo el perfil. No tiene nada que ver con lo que era antes, en cuanto a descontrol o cantidad de gente”, agrega Valentina.

Foto: José Gutierrez / Los Andes
Foto: José Gutierrez / Los Andes

Gravel, por ejemplo, se encuentra abierto durante prácticamente todo el día y ofrece una alternativa a quienes quieren salir a disfrutar entre amigos, pero también a ciclistas que aprovechan la ruta para pedalear hasta Las Compuertas o Cacheuta.

Según resaltan los comerciantes, la llegada de los días de calor también intensifican la actividad en la zona, aunque con espacios u ofertas temporales. El verano pasado, por ejemplo, se abrieron en las instalaciones de históricos boliches, aunque con otros nombres, tres bares y patios cerveceros.

“La propiedad es de la familia desde hace 25 años. Al principio vivíamos ahí, luego fue una escuela de verano, después fue una casa de eventos y luego un geriátrico, hasta que hace 10 años abrimos el hostel”, cuenta Matías Romeri, propietario del hostel Lemon Tree.

Foto: José Gutierrez / Los Andes
Foto: José Gutierrez / Los Andes

Desde su lugar, el joven ha vivido toda la transición y los distintos momentos que ha vivido el área. “Los recuerdos de mi niñez eran los de ir caminando por el costado de la ruta y coleccionar las tarjetas de todos los boliches que había. Era la época de furor de Olimpo, Runner, Aloha. Pero con el paso del tiempo fueron abriendo boliches en El Challao, más para la zona de la rotonda de Chacras, y esta zona quedó para locales muy puntuales”, resume el emprendedor.

De hecho, la decisión de esta nueva etapa en el lugar como hostel la tomó a raíz de la cercanía con las bodegas, la montaña y a la tranquilidad.

Más allá de esta “nueva cara” de este tramo de la Panamericana, para algunos vecinos y comerciantes sigue siendo necesario un mayor control. Es el caso de Julio, responsable de un vivero y quien también vive en Santa Elena. “El verano pasado recuerdo haberme levantado a regar las plantas y haber visto cómo un grupo de chicos le tiraba piedras a un micro de Chile que pasaba. Se ha puesto un poco más complicada la zona, sobre todo porque hay mayores niveles de violencia en la gente, y todo empujado por el alcohol”, concluye.

Obras en la Panamericana, entre el “aguante” y la esperanza

Los 8 kilómetros que comprende la ya bautizada zona de boliches –entre la zona de los caracoles de Chacras y la rotonda de Olimpo- están en obras en la actualidad. Los trabajos de ensanchamiento (para hacer doble vía ambos sentidos) y de mejoras de rotondas, salidas y empalme se encuentran avanzados en 67% según confirmaron desde el Ministerio de Infraestructura de Mendoza.

Matías y Regina en donde hay una sala para hacer tatuajes en el hostel. | Foto: José Gutiérrez / Los Andes
Matías y Regina en donde hay una sala para hacer tatuajes en el hostel. | Foto: José Gutiérrez / Los Andes

Esta situación lleva a que sea algo engorroso transitar por el lugar en la actualidad, sumado a los trabajos que Luján de Cuyo está haciendo en calle Guardia Vieja. Y esto es algo que incide entre los comerciantes y locales de la zona.

“Llevamos 35 años en el lugar y en los últimos años, como salón de fiesta, se intensificó bastante el movimiento. Pero ahora estamos paralizados, un poco por las obras, y otro por la situación económica que no ayuda mucho”, se explaya por su parte Javier Antequera, responsable del salón de fiestas Karen. Fue en 1997 cuando comenzaron a instalarse los locales de este rubro en la zona.

En las últimas semanas, por la realidad económica, a los responsables del lugar les suspendieron 8 eventos. Y por estos días están expectantes, además, de que en el proyecto de ese renovado tramo de la ruta 82 se incluya un tramo de doble sentido de circulación a la altura del salón.

“Con la ruta terminada y la seguridad y las luminarias mejoradas, tenemos una muy buena expectativa de que mejore el lugar y haya más gente. Pero durante los últimos años, con la pandemia primero y ahora la crisis, ha estado muy difícil”, cierra Javier.

“Nosotros abrimos el bar en pleno momento de obras, y eso incide mucho. Estamos ilusionados con que todo mejore, sobre todo la cantidad de gente, cuando esté todo terminado”, acotan a su turno los dueños del bar Gravel.

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