La naturaleza gana terreno: avistan garzas blancas y un Hocó Colorado en el Parque

Si bien es habitual que estos animales intenten descender a los espejos de agua de la ciudad, el aislamiento social y la cuarentena ayudaron a que permanezcan tranquilos en ambientes urbanos.

La naturaleza gana terreno: avistan garzas blancas y un Hocó Colorado en el Parque

La presencia de animales autóctonos recorriendo calles de pueblos o ciudades durante el aislamiento social se transformaron en una postal casi cotidiana a lo largo y ancho del mundo. Desde ciervos en Japón hasta lobos marinos en las proximidades del puerto de Mar del Plata, la naturaleza parece haber tomado un poco de respiro a la presión diaria que el ser humano le imponía con su ritmo frenético y su actividad incesante.

Esta situación también se refleja en diferentes rincones de la provincia de Mendoza, pero fundamentalmente en los espacios verdes que tiene la ciudad. A partir de las salidas recreativas y del retorno paulatino a la actividad muchas personas se toparon con algunas especies que era difícil avistarlas.

Este es el caso de una pareja de garzas blancas que aprovecharon la quietud que mostró la Ciudad para descender hasta el lago del Parque San Martín y disfrutar del agua y la comida que allí pueden obtener.

Jennifer Ibarra, médica veterinaria y presidenta de la Fundación Cullunche, explicó a Los Andes que la aparición de estas aves es común, ya que suelen buscar comida: “La garcita blanca, o Ardea alba, es un animal que habita los humedales y espejos de agua como Paramillo, Potrerillos o la laguna El Viborón. Pero como el lago del Parque es también un humedal -aunque artificial- el bicho al sobrevolarlo ve agua y baja a comer los peces que están en el fondo”.

Además de un comportamiento habitual, la reconocida proteccionista aclaró que debido al confinamiento por la pandemia del coronavirus la presencia de animales autóctonos en espacios urbanos se hizo más frecuente: “Actualmente las garzas pueden verse más seguido no solo en el parque San Martín, sino también en el Central. Esto es porque la reducción del movimiento ayuda a que se acerquen”.

Ibarra destacó también que en el caso del Parque la desaparición de prácticas de regatas ayudó a que las aves se aventuren a descender y permanecer más tranquilas en la orilla o sobrevolando la zona para recolectar alimento sin temor a la interferencia humana.

En tanto desde la Dirección de Parques y Paseos Públicos de Mendoza explicaron que todos los años suelen aparecer una o dos garzas en la zona del lago y que, dependiendo de la presencia de personas, pueden posarse en las inmediaciones y se quedan allí gran parte del día.

Funcionarios del área, así como guardaparques explicaron que estos avistajes se producen una o dos veces al año para esta época y en primavera, siempre dependiendo de la circulación de personas que en general terminan por ahuyentarlas.

Encuentro muy particular

El pasado 29 de mayo la Fundación Cullunche pudo registrar de forma exclusiva la presencia de un ave que hasta el momento no se tenía información de su presencia en Mendoza. Se trata del Hocó Colorado, un animal procedente del Noreste del país y que llegó a la provincia para posarse cerca del lago colindante al club Regatas.

“Hace dos semanas pudimos ver a un Hocó Colorado y desde la fundación pudimos dejar asentada su aparición en un hecho que consideramos inédito. Hasta el momento no existía registro de él porque históricamente en la provincia no se había visto nunca”, aseguró Jennifer Ibarra.

“Lo han visto en las últimas dos semanas en la zona de la Playa Serrana y tuvimos la suerte de presentar oficialmente su avistaje el mismo día que lo detectamos. Creemos que ha seguido una ruta de humedales hasta terminar en el parque”, expresó con mucha alegría la experimentada veterinaria.

Las recomendaciones ante su presencia

Hay una aclaración fundamental que realiza Jennifer Ibarra al reconocer el valor del hallazgo de estos animales en plena ciudad: “La aparición de estas especies es un indicio de que el ambiente está bien”.

Y no es un dato menor, por eso a la hora de toparse con alguna especie autóctona en pleno centro las recomendaciones son simples pero muy valiosas: “No hay que acercarse a ellos, no hay que molestarlos porque si se sienten amenazados se van a ir y así perdemos la posibilidad de observar cosas importantes de la biodiversidad. Y también quita la posibilidad de que los turistas puedan conocer la naturaleza mendocina”.

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