Está confirmado: la Luna contiene agua helada. No sólo eso: en su superficie hay numerosos cráteres, incluso muy pequeños, a los que nunca llega la luz solar, donde esta podría estar atrapada de forma estable. Estos hallazgos abren nuevas perspectivas para el desarrollo de futuras misiones humanas y el plan para generar una presencia permanente en el satélite, como trampolín para llegar luego a Marte.
La revista Nature Astronomy publicó ayer dos estudios firmados por científicos estadounidenses, uno de los cuales señala la inequívoca detección de agua molecular (H2O) en la Luna y el otro sugiere que aproximadamente 40.000 metros cuadrados de su superficie, de los que un 40 % están en el sur, tiene la capacidad de retener agua en las llamadas trampas frías.
Hace dos años ya se habían detectado signos de hidratación en la superficie lunar, particularmente alrededor del polo Sur, que posiblemente correspondían a la presencia de agua, pero el método empleado no podía diferenciar si se trataba de agua molecular (H2O) o de hidroxiles (radicales llamados OH).
En esta nueva publicación, un equipo dirigido por Casey Honniball de la Universidad de Hawai, usó datos del Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA) de la Nasa, un avión Boeing 747SP modificado para transportar un telescopio reflector.
La información fue tomada del cráter Clavius, cerca del polo Sur, que fue observado por SOFIA en una longitud de onda de seis micras (una unidad de longitud equivalente a una milésima parte de un milímetro), a la que el agua molecular produce una firma espectral única.
Las observaciones previas, a una longitud de tres micras, señalaban indicios de agua, que “todavía dejaban abierta una explicación alternativa”, pero los nuevos datos “no tienen otra explicación que la presencia de agua molecular”, afirmó a la agencia EFE Ignasi Ribas, astrofísico del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC) y del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC.
El agua, atrapada dentro de granos de polvo o de cristales, cuando es excitada por la luz del Sol vibra y la vuelve a emitir a una longitud de onda de seis micras. “En la práctica, es como si esas zonas de la Luna brillaran más que lo que deberían a esa longitud de onda”, agrega Ribas comentando el artículo del que no es firmante.
“Teníamos indicios de que H2O, la forma familiar del agua que conocemos, podría estar presente en el lado de la Luna iluminado por el Sol”, dijo Paul Hertz, director de la División de Astrofísica en la Dirección de Misiones Científicas en la Sede de la NASA en Washington. "Ahora sabemos que está ahí. Este descubrimiento desafía nuestra comprensión de la superficie lunar y plantea preguntas intrigantes sobre recursos relevantes para la exploración del espacio profundo ".
Los investigadores estiman que la abundancia en las altas latitudes meridionales es de 100 a 400 gramos de H2O por tonelada de regolito (el material del que está formado la superficie lunar) y la distribución del agua en ese pequeño rango de latitud es resultado de la geología local y “probablemente no un fenómeno global”.
El segundo estudio, encabezado por Paul Hayne de la Universidad de Colorado Boulder, examinó la distribución en la superficie lunar de zonas en un estado de oscuridad eterna, en las que el hielo podría ser capturado y permanecer estable.
“En las trampas frías las temperaturas son tan bajas que el hielo se comportaría como una roca”, si el agua entra ahí “no irá a ninguna parte durante mil millones de años”, señala el científico citado por la universidad.
Aunque no se puede probar que estas trampas frías realmente contengan reservas de hielo, “la única forma de hacerlo sería ir allí en persona o con rovers y cavar”, dice Hayne- los resultados “son prometedores” y futuras misiones podrían arrojar aún más luz sobre los recursos hídricos de la Luna.
El estudio se hizo con recopilación del Orbitador de Reconocimiento Lunar de la NASA para evaluar una gama de posibles tamaños de trampas frías, las cuales podrían ser mucho más comunes en la superficie de la Luna de lo sugerido en investigaciones previas.
El equipo usó también herramientas matemáticas para recrear cómo podría ser la superficie lunar a muy pequeña escala y la respuesta es que sería “un poco como una pelota de golf”, repleta de pequeños hoyos.
El análisis indica que las “micro” trampas frías, en ocasiones de un tamaño no superior a una moneda de un peso, son cientos o miles de veces más numerosas que las de mayor tamaño, que pueden tener varios kilómetros, y se pueden encontrar en ambos polos.
Los autores sugieren que aproximadamente 40.000 metros cuadrados de la superficie lunar tiene la capacidad de atrapar agua, cuya presencia puede tener implicaciones para futuras misiones lunares que tengan como objetivo el acceso a estos potenciales depósitos de hielo.
“Si estamos en lo cierto -consideró Hayne-, el agua va a ser más accesible”, teniendo en mente, en un futuro, el posible establecimiento de bases lunares.
Objetivo: la presencia humana
La existencia en la Luna de agua que potencialmente se pueda usar es una perspectiva “muy interesante” y “emocionante”, destaca Ribas, aunque el tiempo dirá si se puede utilizar para ayudar a futuras bases lunares.
El director de la división de Astrofísica en la NASA, Paul Hertz, destacó que aún no se sabe todo lo posible sobre el H2O en la Luna, por ejemplo “si el agua detectado por SOFIA en la cara soleada es accesible para su uso como recurso”.
El experto dijo que es importante saber todo lo posible sobre el agua en el satélite de cara al programa Artemisa.
Con este programa, la Agencia Espacial estadounidense pretende mandar a una mujer y un hombre al satélite en 2024 y establecer una presencia humana estable para finales de la década, como punto previo a la exploración de Marte.
El administrador de la NASA, Jim Brindestine, también se hizo eco de la confirmación de la existencia en agua y en su cuenta de Twitter destacó: “No sabemos todavía si podemos usarla como un recurso, pero aprender sobre el agua en la Luna es clave para nuestros planes de exploración de Artemisa”.