Una camiseta de Boca, un pantalón, un cepillo de dientes, ropa interior, dos teléfonos celulares y el carnet de conducir, entre otros elementos que estaban en el interior de una mochila hallada el pasado sábado, fueron reconocidos este jueves por a la madre de Facundo Astudillo Castro, el joven cuyo cadáver fue hallado el pasado 15 de agosto en cercanías de General Daniel Cerri.
Fuentes judiciales aseguraron a Télam que la medida se llevó a cabo en la sede de la Región V de la Gendarmería Nacional, ubicada en la avenida Alem al 1300 de Bahía Blanca, donde Cristina Castro observó todos los elementos hallados y que, a partir de ahora, serán peritados en busca de restos orgánicos de Facundo para poder comprobar científicamente si eran suyas.
Cristina concurrió al lugar acompañada por su abogado Leandro Aparicio y a la salida confirmó que se trata de la mochila de su hijo y de parte de sus pertenencias.
La mochila había sido hallada el pasado sábado por un pescador a unos 500 metros de las vías del ferrocarril, en jurisdicción de General Daniel Cerri, a unos cuatro kilómetros del cangrejal en el que fueron encontrados el pasado 15 de agosto los restos esqueletizados de Facundo.
Aparicio informó esta tarde a Télam que “se peritaron elementos que había adentro de la mochila, como una camiseta de Boca Juniors número 7 de Pavón que era de Facundo, dos camisetas negras, algunas agujereadas, un cepillo de dientes, calzoncillos y medias”.
“En los otros sobres que ya habían sido abiertos estaban dos teléfonos celulares, el Blackberry y un Nokia, un cargador de celular y el carnet de conductor de Facundo”, agregó el letrado.
Además, fuentes judiciales aseguraron que entre otros elementos había una gorra con vicera y dijeron que los peritajes serán realizados por una comisión de efectivos de Gendarmería Nacional provenientes de Neuquén y de Capital Federal.
El propio Aparicio confirmó que Cristina Castro reconoció que eran de su hijo “algunas de las pertenencias halladas dentro de la mochila, entre ellas la camiseta de Boca”.
El letrado comentó que en el marco de la diligencia los efectivos de Gendarmería procedieron a “abrir todo adentro de un camión aislado, con una testigo adentro y otro testigo en la sala donde estábamos nosotros, que lo vimos por un televisor y a través de una cámara que filmaba”.
“Lo que se hizo fue mostrarse, no tocarse mucho”, dijo Aparicio, al agregar que mostraron que “un teléfono no tenía chip y que el otro no se podía abrir”.
Según se indicó, los efectivos colocaron a los celulares granos de silica con el fin de poder absolver la humedad.
El abogado consideró que, a su criterio, la mochila con todos los elementos fueron colocados en el lugar donde fueron hallados “hace un mes, cuando pusieron el cuerpo, pusieron la mochila”.
Por otra parte, fuentes judiciales confirmaron a Télam que en la mochila no fue encontrado el documento de identidad de Facundo, tal como se había asegurado días después del hallazgo.
Lo que pasó con ese DNI sigue siendo un misterio para los investigadores, ya que está acreditado en el marco de la causa, que Facundo le mostró su documento a los policías que lo detuvieron por primera vez en Mayor Buratovich y que, cuando lo volvieron a detener en Teniente Origone, ya no lo tenía y tuvo que mostrar su licencia de conducir.
“Eso está acreditado en el expediente a través de los teléfonos celulares de los policías que participaron de los procedimientos porque en ambos casos le sacaron foto, tanto al DNI como a la licencia de conducir, y esas fotos pudieron ser recuperadas”, dijo a Télam una fuente judicial.
Los fiscales Santiago Ulpiano Martínez; Andrés Heim de la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin); y Horacio Azzolin, jefe de la Unidad Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci), aguardan ahora para fin de mes el resultado final de la autopsia al cadáver de Facundo que realizan expertos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), quienes intentan determinar las causas de la muerte.
Facundo (22) fue visto con vida por última vez el 30 de abril último, cuando en plena cuarentena por la Covid-19 dejó su casa de Pedro Luro para ir a Bahía Blanca a ver a su exnovia.
En el trayecto fue detenido en, al menos, un control policial por violar el aislamiento, aunque se lo dejó continuar y, según cree su madre, tras ello fue desaparecido por policías bonaerenses que finalmente habrían arrojado sus restos en el cangrejal de General Cerri, en el partido de Villarino, donde fueron hallados 107 días después de su desaparición.