Rejas, cercos perimetrales, alarmas y hasta un sistema de cámaras de seguridad con la posibilidad de monitorear desde los teléfonos celulares u otros dispositivos móviles. Con la pandemia de coronavirus y el confinamiento que llevó a que los mendocinos se “guarden” en sus casas y pasen más horas diarias en el interior de sus viviendas, hubo un incremento en la contratación de las diferentes alternativas para reforzar la seguridad hogareña.
Según estimaron vendedores y encargados de instalar los distintos sistemas y recursos disponibles, desde fines de marzo -aunque con mayor fuerza durante los últimos dos meses- creció 40% la demanda de estos recursos. “Lo más elegido por la gente en estos meses ha sido el cerco eléctrico. Los sensores exteriores de alarmas son caros, por eso la gente elige el cerco, que tiene un valor de 1.000 pesos por metro lineal, con mano de obra de instalación incluida. Aunque mi recomendación va a ser siempre la alarma”, sintetizó Damián Sáez, de la firma DS Sistemas.
El especialista indicó que generalmente la gente empieza por colocar rejas en ventanas, que es lo más básico. “Con ellas todos se sienten un poco seguros. Pero tarde o temprano, cuando cuentan con algo más de dinero, terminan buscando un sistema de alarma”, acotó.
En la misma sintonía se mostró Maron Abdala, de la firma Seguridad 101. “Por lo que más pregunta y ha preguntado la gente en estos últimos dos meses es por instalación alarmas, cierres perimetrales, cámaras y el servicio de monitoreos. Con el tema de que la gente está más tiempo encerrada en su casa, hay muchos robos que se dan en situaciones de ladrones que irrumpen a una propiedad con toda la familia en el interior. En ese sentido, se ha incrementado el pedido y la compra de elementos de protección perimetral, como son sensores y cerco”, sintetizó.
Valores
Un sistema de alarma básico tiene un valor promedio de 30.000 pesos. Incluye un kit para tres ambientes, con un teclado central, dos sensores y cableado. Aquí está contemplado el valor de la alarma y la mano de obra de instalación.
Ya un poco más sofisticado, con un equipo de renombre a nivel nacional y cinco años de garantía, se consiguen equipos a partir de 40.000 pesos, que incluyen cuatro sensores en el interior de la casa. Además, le brindan al cliente la posibilidad de controlar el sistema desde su celular.
Respecto a los sensores externos -uno de los dispositivos en los que más ha crecido la consulta y demanda- rondan entre los 7.000 y los 20.000 pesos cada uno.
En el caso de aquellos sistemas integrados, que incluyen monitoreo por parte de la misma empresa, los costos de instalación se abaratan pero deben contemplarse 1.600 pesos mensuales para mantener el servicio. Y el equipo está en poder del cliente, aunque en comodato.
“Antes no se estilaba tanto que la gente pusiese cámaras o sistemas en los exteriores. Pero ahora, con el tema de que hay mucha entradera o que ingresan cuando hay gente durmiendo, es más común que pidan por estos sistemas también. Se ha notado un incremento en los últimos dos meses”, indicó Abdala.
“También es muy común que se hagan combinaciones entre sistemas de alarmas y de cámaras. Entonces, si se activa la alarma, podés monitorear desde el celular. O también lo puede monitorear una empresa. En ese caso se usa el sistema GPRS, que no usa el teléfono y no hay riesgo de que se corte cuando cortan la línea”, destacó Abdala e indicó que ese servicio ronda los 1.400 pesos al mes.
Damián Sáez, de DS Sistemas también resaltó el incremento en las contrataciones. “A excepción de los primeros 15 días del aislamiento a fines de marzo, luego de que se liberaron algunas actividades en abril, la gente comenzó a aprovechar ese tiempo para reforzar la seguridad de su casa. Desde ahí no hemos parado”, resaltó.
Si bien en el caso de DS lo que más buscan son cercos eléctricos (contratación e instalación); tampoco se quedan atrás los sistemas de alarmas y cámaras. “La gente se ha preocupado más por el tema”, reforzó.
En primera persona
Cuando Carolina regresó a su casa en Maipú el 20 de julio por la tarde se encontró con una postal que le estrujó el alma: habían ingresado a su vivienda forzando una cerradura y le habían sustraído algunas pertenencias, entre ellas un televisor que recién comenzaba a pagar. “Nos cambiamos de casa hace poco, y como tenemos terreno baldío al lado, pusimos alarma. Pero dos semanas después nos entraron a robar. En ese momento reforzamos la seguridad: pusimos cámaras exteriores adelante y atrás. Y también reforzamos las puertas con candados. Además, estamos terminando de coordinar todo para poner otra alarma exterior”, resumió mientras volvió a estremecerse con sólo recordar esa sensación que la invadió aquella tarde en que regresó a su hogar y descubrió que alguien había invadido su propiedad.
“Las cámaras son un arma de doble filo porque estás tranquila pero permanentemente estás paranoica y ante cualquier ruidito, te metés a monitorear desde el celular”, se sincera.
Mantenimiento en general
Por su parte, Hugo Arrarás -quien trabaja en una ferretería importante del Este mendocino- coincidió en que se ha incrementado la venta de todo tipo de insumos domésticos que hacen al mejoramiento no sólo de la seguridad, sino de toda la casa.
“La gente ha aprovechado la pandemia para invertir en detalles de la casa en que antes no invertía; eso se ve en general en las ferreterías. Respecto a seguridad, hemos notado que muchísima gente está cambiando la cerradura de las puertas. Es el indicador más claro de que alguien ha intentado ingresar a una casa, porque se ve forzada”, sostuvo.
Arrarás resaltó que los mendocinos están llevando mucho material de rollos de concertinas o cubremuros para delimitar los perímetros. “Antes la gente le esquivaba por estética, pero ahora la apariencia pasó a un segundo plano. Se ha incrementado también la compra e instalación de rejas”, concluyó.