“Aprender no es la mera acumulación de contenidos e información, sino el desarrollo de capacidades. Recordemos que en tiempos como los actuales nos ayuden a una mejor adaptación y desempeño” indicó la presidenta del Colegio de Psicopdagogos de Mendoza, Karina Bergé.
El 17 de septiembre se celebra el Día del Psicopedagogo y la Psicopedagoga. Se instituyó esta fecha porque un día como hoy, en 1982 se fundó la Federación Argentina de Psicopedagogos (FAP).
-Si bien esta celebración se produce todos los años, este 2020 nos ha encontrado en una situación difícil de transitar debido a la pandemia. ¿Cómo creés que estamos transitando desde la mediación de saberes esta nueva realidad?
-El mundo, de repente, se detuvo, dejamos de asistir al trabajo, a la escuela, de visitar familiares, amigos, de ir al club, al parque, a la plaza, dejamos de reproducir día tras día las conductas habituales. Detenidos como en suspenso comenzamos a generar otras prácticas sociales, otras rutinas, otras costumbres, pero esta vez en contextos más reducidos, el hogar. La situación actual nos posiciona en la necesidad de establecer prioridades en la familia, por lo cual, es fundamental considerar la salud, el trabajo, la educación. La escuela que hasta hace poco significaba, para la familia, alguna reunión de padres, un acto escolar, alguna tarea incumplida, mensajes en el grupo de WhatsApp, o sólo un tiempo de tarea en casa, se convirtió en una de las actividades que insumen la mayor parte del tiempo familiar.
-¿Cómo nos han afectado estas transformaciones?
-Esta nueva situación social nos afecta a todos, nos genera ansiedad, preocupación, angustia, etc. y cada persona la afronta de una manera diferente, es una situación atípica en la que todos estamos aprendiendo. Las transformaciones que se venían produciendo en las prácticas educativas que ponen en el centro del proceso de aprender, la persona, se aceleraron en esta educación en emergencia.
-Desde tu especialidad, ¿cómo creés que actúan las familias en relación a estas nuevas exigencias?
-Si en tiempos de la escuela presencial -que permite el encuentro entre el enseñante y el aprendiente-, el aprendizaje es un proceso complejo y con dificultades, en este momento se complejiza más y tiene más obstáculos. Este panorama nos posiciona en un lugar más consciente de la tarea educadora inherente a la familia, y nos desafía como mediadores de los aprendizajes escolares, ya que la autogestión es una condición fundamental para la construcción de saberes.
-¿Cuáles son los mayores desafíos de esta modalidad de educación a distancia en el contexto actual?
-En la mediación, necesaria para el acompañamiento del proceso de aprendizaje de los hijos, ponemos en evidencia potencialidades y dificultades con que contamos. Es así como, las limitaciones en los recursos tecnológicos necesarios para cumplir con las actividades (conexión a internet, celulares nuevos, computadoras, impresoras) o bien, la dificultad en los conocimientos propuestos por la escuela, a veces descontextualizados, abstractos, es probable, no permitan llevar adelante un proceso de educación a distancia adecuado.
-¿Qué consejo podrías aportar para ayudar a las familias que acompañan?
-Para sostener esta educación, hay que generar ambientes propicios y saludables para aprender. Se requiere de adultos con mayor flexibilidad, comprensión y empatía para entender que las tareas escolares pueden ser muy demandantes y agobiantes, por lo cual, es necesario escuchar las inquietudes, percepciones y demandas de los hijos. Asimismo, la valoración que le otorgamos, como adultos referentes, a la educación en casa, determina disposiciones y actitudes para con el trabajo escolar en el hogar. Por ello, es fundamental consolidar vínculos entre familia y escuela, con objetivos comunes y precisos.
-¿Cómo son esos vínculos? ¿Qué tipos de lazos entre escuela y familia deberían construirse?
-La oportunidad en la pandemia es fortalecer estos lazos, entre la escuela y la familia, para generar un ambiente de confianza, colaboración y cooperación, que posibilite sostener, acompañar y completar trayectorias educativas.
-¿Te parece posible esta tarea?
-Es un reto histórico, que implica generar redes, entender a ambas instituciones como interdependientes y valorar la necesidad de accionar como comunidad. Esta retroalimentación entre familia y escuela, debe convertirse en el centro del proceso educativo, para el beneficio de estudiantes, que devela la invaluable tarea pedagógica de educadores y el indispensable acompañamiento familiar como condiciones que contribuyen al recorrido o trayecto de cada sujeto en su paso por la escuela. Desde la psicopedagogía, la situación coyuntural actual nos ha puesto a pensar en la necesidad de una educación integral donde docentes y familias logremos la sinergia que potencie y maximice las capacidades de cada aprendiente.