El elemento más importante a tener en cuenta con respecto a la formación de los pozos es la disolución del calcáreo. Ya se ha dicho que hay calizas aflorantes en la margen derecha del Salado y que forman un sinclinal. Pues bien, en la margen izquierda vuelven a aflorar con el mismo rumbo, (aproximadamente NO-SE). Esto significa que bajo la gran sedimentación de la planicie aluvial del Salado, se continúan en profundidad estos estratos calcáreos plegados. Se tiene pues, un sustrato formado por un material muy fácilmente atacado por corrosión química. La caliza es un carbonato de calcio soluble en agua cargada de gas carbónico (CO2 ). El agua y los ácidos contenidos en ella, al atacar al calcáreo por disolución, producen un conjunto morfológico muy particular, denominado modelado kárstico. Las dolinas y simas son algunas de las formas más comunes. Se forman en zonas con pendientes moderadas y sus dimensiones son muy variables. La disolución se ejerce sobre las fisuras de las rocas; así, en profundidad se abren sumideros y simas. En nuestro caso, en el pozo 1 se pudo haber iniciado la disolución en cualquier zona de debilidad de la caliza. A medida que se ensanchaba la cavidad por lixiviación (o sea por la acción disolvente de las aguas) el peso de los estratos superiores tendía a derrumbarla.
Cuando el “sumidero” o “sima” adquirió grandes proporciones, la presión ejercida por la cada vez más potente deposición fluvial produjo el colapso. De este modo, la cavidad se rellenó con el hundimiento del potente banco de rodados y se formó el denominado “Pozo de las Ánimas 1″. El trabajo posterior de los agentes exógenos fue modelando las vertientes, comenzando a elaborar los taludes. En la figura 3 se explica de manera sencilla el probable proceso de formación del pozo.
El proceso de disolución del calcáreo se puede comprobar por la presencia de calcio y magnesio en las muestras de agua. En el pozo 2, además, la dureza permanente es mayor porque el agua está en contacto directo con el calcáreo. Para que exista disolución, debe haber abundante agua. En la región, ésta es provista por las aguas de infiltración de los terrenos circundantes. Esto se apoya en el hecho de que el tenor de sales disueltas en las muestras es bastante bajo para pertenecer a aguas de escurrimiento superficial. Como prueba de lo mencionado, se puede comparar los valores de salinidad del río Salado (2.000 micromhos/cm) con los de los pozos (668 mmhos/cm en el 1 y 677 mmhos/cm en el 2).
No debe desdeñarse sin embargo la presencia de un aporte hidrotermal. Conviene recordar que en la última fase de extinción del vulcanismo, las grietas dejan salir aguas y gases fríos (de 10 a 20°C) cargados de anhídrido carbónico y de algunas soluciones débiles de sal y de sulfatos. Cabe destacar, por otra parte, que las manifestaciones hidrotermales en la región son sumamente frecuentes. Este aporte hidrotermal contribuiría a explicar varias cosas:
a) las burbujas que salen intermitentemente del fondo (¿anhídrido carbónico?);
b) el olor a ácido sulfhídrico;
c) los elevados contenidos de sulfato que denotan los análisis del agua.
Con respecto a la aparición de burbujas, en un principio llamó la atención el gran tamaño que adquirían, lo que hizo pensar en un gran volumen de gas. Al comprobarse que los lagos tenían 20-21 m de profundidad, por una sencilla ley física se dedujo que la burbuja original, sometida a una presión de 2 atmósferas, al ir ascendiendo hacia la superficie, lógicamente aumentaría su volumen por disminución de la presión externa.
Conclusiones
- La formación de los pozos obedece a procesos de tipo kárstico.
- El material que ha dado origen a la cavidad del Pozo 1 es típicamente fluvial. Se descarta, por lo tanto, un posible proceso de origen criogénico.
- El Pozo 1, por presentar formas frescas, aún poco atacadas por la erosión, y prácticamente sin vegetación, es más moderno que el Pozo 2.
- Las plantas del litoral son escasas y la densidad del plancton es baja.
- El Pozo 2, por presentar pendientes estabilizadas y en parte fijadas por la vegetación y por la presencia de un torrente con su respectivo cono aluvial, sería una forma mucho más antigua. La vegetación litoral es mucho más abundante; las poblaciones de plancton son más densas. Presenta estratificación térmica vertical.
- El origen del agua de los lagos debe asignarse por una parte a la infiltración de los terrenos circundantes y por otra a un probable aporte hidrotermal. En el Pozo 2, además, hay que sumar el caudal del curso temporario, que contribuiría a explicar las variaciones estacionales.
- La flora y la fauna terrestres relevadas en los pozos y sus alrededores son ya conocidas para la región y han sido objeto de numerosas publicaciones.
- No se detectó la presencia de peces. Las biocenosis de los distintos ambientes acuáticos se componen de especies características, con adaptaciones morfológicas típicas.
*La autora es investigadora principal del Conicet
Producción y edición: Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar