“El amor después del amor” mira a todos los otros discos de artistas argentinos desde lo más alto (dentro y fuera del rock nacional). Y es que la más perfecta y memorable creación musical del rosarino Fito Páez (60), que cumplió 30 años en 2022, tiene más de 1.100.000 de copias vendidas hasta 2012 (de acuerdo a la certificación de Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas -CAPIF-) y es el disco nacional más vendido de la historia. Además, es uno de los 10 discos de larga duración más vendidos en el mundo.
Adaptando las estadísticas a los tiempos que corren -y donde la compra y venta de discos ya parece algo prehistórico-, solamente la canción que da el nombre al disco de 1992 ya ronda las 80 millones de reproducciones en Spotify. No hay dudas de que en Fito hay un antes y un después de “El amor después del amor”, y es algo que ha quedado reflejado en la serie que lleva ese nombre y que está disponible en Netflix. La bioserie, que cuenta con el “Ok” de Páez, repasa la vida y obra de Fito -con sus altibajos- desde que era un niño y hasta que presentó “El amor después del amor” en vivo y en la cancha de Vélez Sarsfield, el 24 y 25 de abril de 1993 (aunque el disco había salido al mercado un año antes).
La presentación de “El amor después del amor” en Mendoza
En mayo de 1993, Fito Páez -que giró por todo el país con su por entonces más reciente álbum- pasó por Mendoza. Fue en un recital que él mismo, en diálogo con Los Andes y hace ya 30 años, definió como un show “fantástico, sin bolonquis, sin histeras” en el Estadio Pacífico, de la Ciudad de Mendoza. Y donde “metió” a más de 6.000 personas (toda la capacidad y con entradas agotadas desde una semana antes del toque).
Apenas un par de semanas después de llenar dos estadios de Vélez Sarsfield en Buenos Aires (donde hubo más de 85.000 personas en el público), Fito Páez aterrizó en Mendoza en mayo de 1993. Fue como parte de “La Rueda Mágica Tour” -precisamente el nombre de uno de los hits del álbum- y con el que hizo rodar a “El amor después del amor” y lo presentó en distintas provincias. El estadio cubierto de calle Perú fue el escenario mendocino para la presentación.
“Fue un show fantástico, sin bolonquis, sin histerias. Más que un recital con un tipo arriba y 7.000 abajo, nos sentimos que estábamos en medio de una fiesta, todos celebrando por lo mismo”, repasó Fito Páez en una entrevista con Los Andes que el músico brindó luego de esa única presentación en tierras mendocinas hace ya 30 años.
“Y no es la primera vez. En el ‘87 u ‘88, también en Pacífico, cuando compartimos el escenario con el Flaco Spinetta, se produjo el mismo fenómeno. Para mí los mendocinos son un público ideal”, agregó Páez en declaraciones a Los Andes.
El 15 de abril pasado, como parte de la gira de los 30 años de la presentación de “El amor después del amor”, Fito Páez regresó a Mendoza con este álbum. Esta vez lo hizo con el doble de la edad que tenía en 1993 (60 años, frente a los 30 de 1993) y en el Multiespacio Cultural Luján de Cuyo. Bajo la tenue lluvia, que le dio un agregado más de película al show en la noche lujanina, fueron 8.000 los mendocinos que viajaron en una especie de máquina del tiempo musical para repasar esos hits que no dejan de sonar y sumar reproducciones desde 1992 (y contando).
Las sensaciones de Fito Páez durante “La Rueda Mágica Tour ‘93″
En una entrevista publicada por Los Andes en 1993, algunas semanas después del show de Fito en Pacífico, Páez repasó alguna de las sensaciones que lo invadían por aquel entonces. En su ser ya se notaban cicatrizadas casi por completo aquellas heridas profundas e incisivas que se habían abierto con el doble homicidio de su abuela y su tía abuela en la ciudad de Rosario -a ambas mujeres Fito las quería como sus madres y se había criado con ellas y con su padre- y quienes fueron asesinadas en su casa y en noviembre de 1986.
Fito ya había cambiado su chip de aquel furioso y catárquico “Ciudad de pobres corazones” -incluido en el álbum homónimo presentado en 1987 y donde vomitaba toda su bronca e ira- por el chip de “Y dale alegría a mi corazón”, incluido en “Tercer Mundo” y donde el rosarino firmaba la paz con su corazón y sus propios sentimientos.
“Teno las pilas puestas en devolver todo ese amor en canciones nuevas y en interpretaciones cada vez mejores”, repasó Páez en diálogo con Los Andes al ser consultado sobre el fenómeno federal que había generado la gira de presentación de su -por entonces- flamante álbum. De hecho, durante aquella entrevista, Fito Páez se encontraba en Tierra del Fuego y a la espera de un nuevo show. “Más o menos 300.000 personas en vivo desde comienzos de año, incluyendo Santiago de Chile y España”, respondió cuando se le consultó por la cantidad de gente que había reunido en sus shows.
“Estoy un poco asustado, porque en realidad soy un irresponsable a quien la vida lo está desafiando con el juego de cumplir con tanta gente, y sin dejar de crear cosas nuevas. Si paro, me muero, se acaba todo. En esta gira estamos trabajando en condiciones ideales y la relación con el público es muy fluida, en todos lados hay buena infraestructura, los medios mejoraron y las producciones son excelentes. Me hace acordar a las antiguas giras en los años de esplendor del rocanrol”, agregó el cantautor rosarino al ser consultado por los impactantes números que ya marcaba “El amor después del amor” en el mercado, y que se sumaban a los de sus trabajos anteriores.
“El Flaco” Spinetta, Charly García y la reconciliación con la vida
En la misma entrevista, Fito Páez definió a Luis Alberto Spinetta como “un jefe total”. “El Flaco es todo”, indicó. “Es mi amigo, siempre a mano. En todos los shows le mando saludos. Antes de cantar ‘Pétalo de sal’, lo invoco. ‘A Luis Alberto que está por ahí’. Cuando hicimos juntos ‘La la la’, no solamente cumplí un antiguo sueño de adolescencia, sino que aprendí muchísimo”, se sinceró Fito Páez en diálogo con Los Andes de 1993.
Entre tantas colaboraciones con que contó “El amor después del amor”, precisamente Spinetta cantó a dúo con Páez la mencionada “Pétalo de sal”. Y esta cercana amistad también queda reflejada en la serie de Netflix, al igual que aquella que entabló con Charly García.
“Él (por Spinetta) y Charly (García) son una presencia constante. Dejame decir que a Carlitos deberíamos cuidarlo más, cortarla con ese rollo medio caníbal de querer comérselo, de acusarlo de loco o de enfermo cada vez que se manda una zarpada genial. Con él, una parte de la sociedad es hipócrita, porque todos reconocen su talento, pero no lo dejan en paz”, se explayó sobre Charly García.
Para el final de la entrevista, Páez pone en palabras ese resurgir que le trajo “El amor después del amor” y tras haber atravesado, quizás, los momentos más oscuros de su vida.
“Gracias, gracias. Gracias por entenderme, porque ahora vivo de eso. Me han ocurrido desastres, la muerte me ha rondado, Rosario Central casi se va al descenso, tuve ganas de no estar en ninguna parte (como en la época de ‘Ciudad de pobres corazones’), he perdido el humor en un agujero negro y varias pálidas más. Pero en estos tiempos estoy de primera, justamente porque el amor ha vuelto como un reflejo. Recién ahora, después de haber atravesado ese túnel lleno de borrachos que querían aplastarme la cabeza, puedo disfrutar de una tarde de sol en mi casa. Supongo que si no hubiera recorrido ese camino, no podría disfrutar de esta manera. Supongo que soy un tipo afortunado. Suerte”, cerró Fito Páez.