Nacho Abdala no sabe hacer otra cosa que pelear, que resistir, que sostenerse vivo. Y lo hace con alegría. Es un niño feliz, a pesar de todo. En la ciudad de San Martín son muchos los que conocen su historia.
Nacho Adala tiene 9 años y es de San Martín. Desde que nació ha luchado por sobrevivir. Su madre Andrea también debe atender a los hermanos de Nacho.
Nacho Abdala no sabe hacer otra cosa que pelear, que resistir, que sostenerse vivo. Y lo hace con alegría. Es un niño feliz, a pesar de todo. En la ciudad de San Martín son muchos los que conocen su historia.
“Nachito tiene 9 nueve años y, desde que nació ha pasado su vida prácticamente internado”, cuenta Andrea Fiore, su mamá.
“Estuvo los dos primeros años en el hospital y, de ahí, con internación domiciliaria o en los hospitales”, acota.
Nacho no habla. “Tiene un traqueotomía y una gastrostomía desde los tres meses de vida. No puede ir a la escuela y tiene una educación domiciliaria, que le permite aprender como cualquier niño”, relata Andrea.
Le han hecho estudios por muchos diagnósticos diferentes durante sus nueve años de vida.
El listado de sus males es angustiante. Tiene un hiperinsulinismo. Tiene síndrome de Costello. Tiene miopía severa. También linfedema en su pierna y en los genitales. Tiene quilotórax derecho e izquierdo.
En sus nueve años de vida ya ha sufrido cuatro paros cardíacos, varias trombosis y un montón de intervenciones quirúrgicas.
“Hace tres años empezó con el quilotórax izquierdo y los médicos sospecharon que era por malformación linfática. Por esa razón, cada 3 meses comenzamos a viajar a Buenos Aires, porque en Mendoza no hay médicos especialistas para su problema por más que intentaron hacer todo lo posible”, relata la mamá, después de completar el quinto viaje a Buenos Aires, al Hospital Garrahan.
Dice que “lamentablemente tuvimos que comenzar a pedir ayuda a la gente, porque para nosotros ya es imposible cubrir los gastos”.
La última gran batalla de Nacho empezó el tres de diciembre pasado, cuando “lo internaron en Mendoza y el 12 de diciembre lo trasladaron a Buenos Aires”, relata Andrea.
El tema era una mal formación linfática que hizo que llegara al Garrahan con sus pulmones colapsados de líquido, “con un tubo en el pulmón para poner drenar. Y el día 16 tuvo una intervención del tronco donde intentaron cauterizar todos los conductos qué van hacia los pulmones”, un procedimiento que duró 7 horas.
“En esa operación se tocó el páncreas y terminó con una pancreatitis. Hoy se encuentra con su intestino complicado ya que su mal formación linfática va complicando muchos de sus órganos”.
Ya regresó a Mendoza y ahora está internado en el Hospital Fleming. “Me informaron los médicos que su internación será larga, porque tiene una enteropatía perdedora de proteínas y tienen que analizar cómo seguir”.
Tanto tiempo de lucha, tanto tiempo en hospitales, tanta atención para Nacho, hace que su madre Andrea Fiore no pueda trabajar. Ella es única que se encarga de su hijo, porque “con el papá no tenemos contacto, solo aporta su obra social (OSEP)”, cuenta la mamá.
Por eso es que, aun cuando dice que le incomoda, la mujer no tiene otra opción que pedir colaboración. “Llevamos mucho tiempo de lucha y es muy difícil sostenla en lo económico”, cuenta.
Para esto, puso a disposición su Alias, para quien pueda aportar. “Agradeceremos cualquier ayuda”, dice.
Alias: Milinachopia3
Nombre de la cuenta: Andrea Fiore