La “doctora Juguetes” que prepara sorpresas con el fin de evitar el miedo entre sus pacientes

Vanina Noguerón es licenciada en Anestesia y su lugar de trabajo transcurre junto a pacientes oncológicos. Con regalos, juegos y personajes al finalizar cada tratamiento, logró poner en marcha un proyecto tendiente a disminuir la ansiedad en esa población.

La “doctora Juguetes” que prepara sorpresas con el fin de evitar el miedo entre sus pacientes
Minnie y una luchadora en la FUESMEN, donde buscan que los pacientitos lleguen con menos temor y ansiedad al tratamiento.

Vanina Noguerón es mendocina, mamá de tres hijos y licenciada en Anestesia. Sin embargo, por sobre todo, es una mujer que, con empatía y sensibilidad humana, logró aplicar en su lugar de trabajo un proyecto que elaboró mientras estudiaba en la Universidad Juan Agustín Maza.

La tesis final se denominó “Disminución de la ansiedad en pacientes oncológicos pediátricos”, una iniciativa que aprobó de manera unánime y con la que egresó. Inmediatamente, trasladó a la Fundación Escuela de Medicina Nuclear (FUESMEN), donde trabaja, los aspectos fundamentales.

Allí acuden pacientes con diversas patologías, muchos de ellos niños oncológicos, que requieren someterse a tomografías, resonancias o radioterapia, todas prácticas traumáticas, en especial para el universo pediátrico.

Vanina junto a un paciente y Spiderman
Vanina junto a un paciente y Spiderman

“Mi tesis tenía todas las bases indicadas para poner manos a la obra en la clínica, pero no fue fácil. Hubo que llevar a cabo una tarea previa, indagar, investigar y, especialmente, insistir. Creo que esto último fue clave para que, finalmente, pudiera desarrollar el proyecto”, reflexiona, en diálogo con Los Andes.

Pero ¿en qué consiste esta forma de encarar amigablemente a los chiquitos en pleno tratamiento? ¿Cómo abordarlos para que accedan a introducirse en una cámara, a soplar un globo con anestesia o a poner el cuerpo frente a una aguja?

Para Vanina, existen dos aspectos esenciales: primero, el diálogo con los padres y con los chicos, que conforman un equipo indestructible y que no funciona uno sin el otro. Por otro, la recompensa.

“Hay miles de maneras de generar un momento más ameno y amigable y, en general, con los chicos funcionan las sorpresas, que pueden ser miles, es solo cuestión de ingenio. Hace muchos años que estoy en esto, porque he sido técnica en Anestesia toda mi vida, y desde mis inicios solía llevar pequeños obsequios para cada niño que finalizaba un tratamiento. Hoy la idea ya está organizada y he puesto a trabajar a mucha gente, toda a voluntad”, repasa.

Una sala de FUESMEN ploteada amigablemente.
Una sala de FUESMEN ploteada amigablemente.

Someterse a la radioterapia, uno de los sectores donde ella trabaja cotidianamente, implica no moverse siquiera un ápice a fin de evitar que los rayos alcancen otros órganos. Esto no siempre resulta fácil en los niños, por lo que, en general, se debe recurrir a la anestesia.

“No es agradable lograr colocarles la máscara y, menos aún, ingresar a un habitáculo en soledad, porque nadie puede ingresar o acompañar en esos casos. Lo mismo sucede en otros procedimientos. En definitiva, los chicos lloran, suelen vernos como monstruos”, reconoce.

Y vuelve, entonces, a la manera que encontró para que esos pacientes pueden sobrellevar mejor los momentos difíciles.

Vanina se contactó, varios años atrás, con Alejandro Martínez, uno de los “Superhéroes solidarios”, iniciativa que promueve que los personajes favoritos los visiten en los hospitales. “Spiderman” es uno de los más populares, aunque a esta altura, al menos Alejandro ya encarna a otros tantos que abarcan los gustos no solo de los varones, sino también de las niñas.

Hemos entablado una relación muy especial y debo agradecerle porque jamás nos ha pedido nada a cambio. Es una veta que desarrolla solidariamente y que en FUESMEN valoramos muchísimo. Muchos de los pacientes que llegan acá también se atienden en el Hospital Notti, donde se someten a quimioterapia. Y Alejandro Martínez es muy popular también en ese lugar donde suele llegar en la piel de Minnie y de otros muchísimos personajes”, relata.

La confección y obsequio de muñecos también resulta clave a la hora de convencer y generar un momento lindo. Algunas veces, Vanina envía audios anticipando a esos niños que algún personaje o amuleto los estará esperando en el consultorio.

El clima que se genera es muy especial y no solo con los chicos. Atendemos también a adultos que terminan pasando un rato distendido. No olvidemos que los pacientes pediátricos deben sortear largas sesiones de rayos, alrededor de 30 aplicaciones por tratamiento, que implican al menos un mes y medio de visitas médicas. Creo que, al finalizar, merece un premio, un reconocimiento”, completa.

Por eso también puso a trabajar a Pilar, su mamá, que es una experta costurera e inventora de hermosos personajes fabricados con telas y rellenos. “Nunca me faltan”, dice y ríe.

Y hay más: una amiga de corazón enorme suele acercarle juguetes que también son restaurados por Pilar. “Esos muñecos ingresan al consultorio con los chicos e incluso duermen con ellos y, por supuesto, están allí, a su lado, cuando despiertan de la anestesia o cuando salen de una tomografía. Puedo asegurar que la energía cambia”, reitera.

Tanto es el convencimiento de Vanina sobre el impacto positivo de su proyecto, que ya comenzó a hablar con abuelas pertenecientes a un centro de jubilados del barrio Carbometal, en Carrodilla, Luján de Cuyo.

“Empezamos con una idea chiquita y las abuelas se engancharon, ya me confirmaron que tejerán gratis, sólo me falta comprar los materiales, lana y vellón”, anticipa.

“No puedo afirmar que todo esto evita el miedo que siente un niño al ingresar a un tratamiento invasivo, pero sin dudas la ansiedad disminuye. Me suelen llamar ‘doctora Juguetes’ y ese pequeño muñeco los ayuda a pasar mejor el momento. Me sorprende el poder de imaginación de los más chiquitos”, señala.

Más confianza y menos temor

El rol de los padres, asegura, es fundamental en toda entrevista pre anestésica. “Cuando un papá o una mamá ve a su hijo más confiado, sonriendo, acompañado por un amuleto, todo es más fácil. Bajan un cambio. A través del juego todo es más fácil, los tomógrafos se convierten en naves espaciales y los rayos en competencias a ver quién termina primero”, completa.

Un abrazo inolvidable
Un abrazo inolvidable

Lo cierto es que las de salas infantiles de anestesia y de espera también cambiaron de aspecto en FUESMEN. “Fue tanto insistir que logramos plotearlas y hoy son lugares alegres y acogedores”, admite.

Vanina (48) es oriunda de Carrodilla está casada y es mamá de Rocío, Enzo y Joaquín, aunque tiene otros dos hijos del corazón: Martina y Elías.

“Ya son grandes, pero como mamá es más fácil poder entender cómo persuadir a un niño, qué les gusta y a qué suelen temerle. Amo trabajar con los más chiquitos y me encanta acompañar estos procesos y ver los resultados”, reflexiona.

Concluye: “No siempre se viven momentos felices, también hay de los otros. Creo que para transitarlos la mejor manera es acompañar. El diálogo, el juego y el amor son fundamentales”.

Seguí leyendo

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA