La de este año será una verdadera Vendimia del reencuentro

No parece poco para la historia de nuestra fiesta mayor que la del presente año 2022 termine siendo una celebración presencial y en su tradicional escenario, el Frank Romero Day, luego de las postergaciones a la que obligó la pandemia el año pasado.

La de este año será una verdadera Vendimia del reencuentro
Acto Central de la Fiesta Nacional de la Vendmia 2020 en el Teatro Griego Frank Romero Day

Pasaron tantas cosas en dos años que parece más lejana en el tiempo aquella fiesta llamada Sinfonía azul para el vino nuevo. Y, sin embargo, aquel espectáculo dirigido por Golondrina Ruiz, que tuvo a 1.000 artistas en escena, ha sido hasta ahora la última fiesta de la Vendimia central realizada como marca la tradición: en vivo, en el teatro griego Frank Romero Day y con un público desbordante, tanto en las gradas como en los cerros.

Ahora conviene poner atención en la fecha de aquella fiesta multitudinaria: el Acto Central fue un sábado 7 de marzo de 2020. Los dos días siguientes se repitió la fiesta, con un epílogo a cargo de músicos como Fito Páez (el domingo) y Los Palmeras con la Filarmónica de Mendoza (el lunes). En la semana principal de la fiesta, sin embargo, las alarmas sanitarias estaban encendidas por algo que hasta hacía poco parecía tan lejano como China y tan propio de la ficción como una pandemia capaz de trastocar la vida cotidiana de todo el globo. Lo que había encendido las alarmas era el primer reporte del Ministerio de Salud de la Nación en el que se confirmaba un caso positivo de Covid-19.

Las cosas se precipitaron cuando comenzaron a aparecer nuevos contagios y luego todo empeoró, a punto tal que apenas unos días más tarde (el 20 de marzo) se dictó un confinamiento obligatorio que llevaría a un aislamiento que, seguramente, estuvo entre los más extendidos del mundo.

Podemos decir que la fiesta de 2020 escapó por poco de aquella cuarentena y, por ello, de su suspensión. Pero la que no pudo quedar exenta de los problemas relacionados con la pandemia fue la de 2021. Como se sabe, un espectáculo de esta magnitud exige una larga planificación, además de la participación activa y presencial de numerosos artistas y técnicos. Así que, para hacer posible una fiesta en marzo, es necesario comenzar a trabajar en ella seis meses antes. Esto obligó al gobierno a dar un cambio de rumbo que seguramente resaltará en los registros históricos: no suspender la fiesta en sentido estricto, pero sí adaptarla a un contexto en el que no primara la presencialidad. Hoy es sencillo decir que la celebración principal de la Vendimia se tradujo en una película con varios episodios, de los que participaron numerosos artistas, pero en ese momento, pensar en ese cambio de formato tan importante, era un tanto pisar en el vacío.

Pero los desafíos no acabaron allí. Cuando el último trimestre de 2021 arribó, y luego de que Mendoza atravesara los peores momentos de esta pandemia (en cuanto a cantidad de fallecimientos debidos a los contagios), debió pensarse una vez más en qué hacer para la fiesta de 2022. La experiencia de la virtualidad había permitido dejar encendida la llama, aunque esta no fuera de un fuego con calor, sino con el de esa luz fría de la pantalla. Pero evidentemente era difícil sostener esa poderosa ignición llena de símbolos e historia si no era con una fiesta tradicional, así que los tiempos se estiraron hasta el máximo tolerable y, con todas las fechas encima, se tomó la decisión de hacer una fiesta presencial, en el Frank Romero Day que, incluso, se permitiera la presencia del aforo completo de ese lugar entre los cerros. Incluidos los cerros.

Por todo esto que, como está visto, parece reciente y sin embargo ha atravesado muchos episodios, la fiesta de este año, cuyo espectáculo principal lleva por título Milagro del vino nuevo es, por sobre todas las cosas, una “Vendimia del reencuentro”. Ese reencuentro se dará, primero, en un sentido casi literal, porque esta fiesta pone otra vez frente a frente a los seguidores de este festejo en sus múltiples celebraciones (la Bendición de los Frutos, la Vía Blanca de las Reinas, el Carrusel, el Acto Central). Pero también ese reencuentro será un símbolo: será un reencuentro con la propia larga historia de esta fiesta que ha tenido zigzagueos a lo largo de sus 86 años, pero que con un puñado de ritos y constancia, de íconos a preservar y otros a rejuvenecer, ha permitido seguir celebrando lo que su nombre dice de manera poética: la cosecha.

Esa cosecha que no puede ser virtual, sino que exige una corporeidad presente, sudor y, por supuesto (luego) una nueva siembra. Como la vida, en suma.

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