“KingTec Service, servicio técnico de celulares y tablets”, se puede leer en un gran pizarrón en la puerta de la casa de Mauro, ubicada en el barrio Kairos del extremo sudoeste de la capital cordobesa. La historia de este joven de 14 años que sueña con ser ingeniero electrónico y tener su propia empresa cautivó a los usuarios de las redes sociales.
“Él no pide ropa ni zapatillas para esta Navidad, sólo pide herramientas para su negocio”, dijo su mamá en un posteo de Facebook en relación al pedido de su hijo. La ayuda no tardó en llegar para Mauro.
Todo se dio en medio de la pandemia de coronavirus. Ante el sueño del joven, su abuelo, con la intención de ponerlo en camino, le regaló una capacitación online sobre arreglo de dispositivos móviles que había encontrado por internet, según Clarín.
“Si bien al principio mi abuelo prefería que yo estudiara algo relacionado con la instalación de paneles solares, finalmente se decidió por comprarme este curso”, contó Mauro, que actualmente estudia en una escuela técnica.
Explicó que con el dinero que fue juntando con las primeras reparaciones que hizo y la ayuda de su mamá, que viralizó la historia, pudo hacer otro curso de reparación de celulares y tablets del que ya le dieron el título.
Para poder seguir trabajando y avanzar en su emprendimiento casero, necesitaba un microscopio valuado en 150 mil pesos. Y desde un grupo de Facebook ya aseguraron que se lo comprarán.
Sobre eso, Mauro expresó: “Luego de que mi madre hiciera público mi caso en las redes sociales, un grupo de Facebook con mayoría de gente de Rosario se pusieron de acuerdo para juntar el dinero”.
“Me dijeron que me avisarán cuando el aparato sea enviado a mi casa”, agregó el chico, en diálogo con el canal de noticias TN.
Por otro lado, y desde la provincia de Córdoba, un hombre le regaló un kit completo de desarmadores y otro kit completo de apertura.
Cabe resaltar que al laboratorio técnico de Mauro todavía le hace falta un osciloscopio, que le servirá para medir el rendimiento y las eventuales fallas de los teléfonos móviles.
Historia que trasciende fronteras
La historia del chico fue tantas veces replicada que cruzó hacia otros continentes. Un argentino que está viviendo en China conoció la historia y no dudó: “Me contactó y ya me está enviando una fuente de laboratorio muy bien equipada, con varias herramientas”, relató Mauro.
Las redes sociales sirvieron como una vía de comunicación para que lo contacten también de varios sitios de América Latina. “Hasta un hombre de Honduras se ofreció para darme una capacitación gratuita online”, soltó el chico.
Todavía con mucho camino por recorrer, el chico de 14 años sueña en grande y avisa: “Cuando termine el colegio me gustaría ir a la universidad y recibirme de ingeniero electrónico. Y también algún día me gustaría tener mi propia empresa”.