La adivina Azucena Agüero Blanch, famosa mundialmente por haber sido la bruja del expresidente Carlos Saúl Menem, tuvo una potente señal hace unos días cuando encontró una foto de ella junto al exentrenador de la Selección Argentina, César Menotti, quien dirigió a la Selección nacional en 1978, el año en el que el país se quedó con la Copa del Mundo.
“Te puedo decir que esta imagen mía dándole un cuadro mágico a Menotti significa mucho. La Argentina va a ganar el Mundial. Yo estoy trabajando para que eso suceda con piedras mágicas que transmutan la energía, con piedras muy poderosas que traje de distintos puntos del mundo”, dice convencida Agüero Blanch en una charla con Los Andes.
“El universo me llama. Hay mucha gente que quiere y está haciendo fuerza para que gane la Argentina y me ha convocado para que trabaje en esto”, afirma en un alto de su rutina.
Con las imágenes de los referentes más importantes de la Selección Argentina, como Lionel Messi, como Lionel Scaloni, la mendocina que llegó a ser tapa del New York Times, hace magia para que ocurra el sueño de los argentinos: volver a ser campeones del mundo.
“Yo soy artista plástica y trabajo dentro del mundo de la magia. Encontré hace unos días la foto con Menotti, en la que le estoy entregando un cuadro de mágico. Ese año la Argentina gana la Copa del Mundo”, prosiguió con más detalles la mujer que ha sido muy consultada por la dirigencia política y con una historia muy particular con Menem, a quien le hizo la predicción de que iba a ser el presidente de los argentinos.
Sus videncias trascendieron su relación con el expresidente Menem con quien reveló que fueron amantes, Agüero Blanch fue convocada para utilizar estos dotes en investigaciones policiales.
“La Argentina va a ser Campeón del Mundo este año. Acordate que todo lo que toco se convierte en oro. He llegado a lo máximo de la magia junto a otros 33 brujos en el mundo”, afirmó.
Aprovechando la oportunidad, también se le consultó sobre el futuro de la Argentina tan golpeada por una nueva crisis económica y la angustia de la falta de certidumbres para proyectar con 6,3 % de inflación: “Vamos a estar mejor”.