César Orquín Serra nació en Valencia (España) en 1914 y murió en Godoy Cruz (Argentina) en 1988, con 74 años. El español se instaló y vivió en el barrio godoicruceño Laprida desde 1950 cuando, refugiándose en la era de la posguerra mundial y durante la Guerra Fría, se radicó en el lugar. En esa misma casa vivió hasta el día de su muerte, el 14 de febrero de 1988.
Y fue tal la identificación y el aporte de Orquín Serra con Godoy Cruz y con Mendoza que el 28 de agosto, en el Concejo Deliberante de Godoy Cruz, declararon al anarquista valenciano como vecino ilustre post mórtem, por iniciativa de la concejala Marianella Araya y en un acto del que participaron la hija de Orquín, Luisa Ana Orquín (“Mausi”) y las nietas del hombre.
Este reconocimiento hacia Orquín no es una mera cuestión azarosa o caprichosa. Y es que el anarquista godoicruceño -por adopción- fue el protagonista principal de una trabajada estrategia con la que logró salvar del trágico Holocausto a más de 300 españoles, luego de conseguir mantenerlos con vida en un campo de concentración nazi en Austria y durante la Segunda Guerra Mundial.
Anteriormente, Orquín Serra había sido parte de las fuerzas republicanas que lucharon contra el régimen de Francisco Franco en España. Desde el primer momento estuvo enfrentado con los comunistas, por lo que debió exiliarse en Argentina luego de que –una vez terminada la Segunda Guerra- no se reconocieran su aporte e, incluso, se lo acusara de haber colaborado con los nazis. Pero nunca hubo un testimonio directo que lo señalara de tal conducta.
“El prisionero César Orquín Serra logró convencer a los nazis del campo de exterminio de Mauthausen –allí estuvo entre 1941 y 1945- que era capaz de dirigir un batallón de trabajo muros afuera, más eficiente, a cambio de mejores tratos y alimentación. Allí donde murieron miles, casi todos los prisioneros de su grupo sobrevivieron”, resume el periodista y director de la revista digital La Vanguardia, Martín Appiolaza, quien se ha apasionado e investigado detalladamente sobre la vida y obra de Orquín Serra.
Además, en Mendoza, el español fue un gran mentor social y cultural, destacándose por sus aportes en la radio (donde fue libretista, locutor, publicista y profesor), además de haberse desempeñado como director de la Asociación Filarmónica de Mendoza. Este aporte cultural también marcó su vida y es parte de los fundamentos para la declaración como vecino ilustre.
“En la Mendoza de los años ‘60, César Orquín Serra era un personaje público. Una persona vinculada a los medios, apasionado por la comunicación y la cultura. Otro exiliado español del franquismo, siempre en tensión con los autoritarismos. Se lo podía encontrar en primera fila en todos los conciertos de la Filarmónica, pero pocos conocían su excepcional historia”, se explaya Appiolaza, autor de un interesante artículo e investigación sobre César Orquín Serra.
La historia del anarquista que salvó a 300 españoles de un campo de concentración y se exilió en Mendoza fue reconstruida y publicada por los investigadores Guillem Llin Llopis y Carles Xavier Senso Vila. Y su trabajo fue trascendental para lograr reconstruir y transmitir para la posteridad el rol clave de Orquín Serra en la salvación de los más de 300 prisioneros de “Mauthausen”, uno de los campos austríacos, que estuvieron con él.
CÓMO ORQUÍN SERRA LOGRÓ RESCATAR A MÁS DE 300 PERSONAS DEL HOLOCAUSTO
Dueño de una notable condición cultural, de una personalidad inconfundible y con el agregado de que -además- hablaba 7 idiomas (entre ellos, el alemán), César Orquín Serra no era una de esas personas que pasara desapercibidas, precisamente. Y fueron estas virtudes las que le permitieron tejer el ardid y generar un vínculo de confianza con los miembros de la SS, tal y como se conocían a las escuadras de protección paramilitar del nazismo. Este vínculo fue clave para salvar la vida de sus más de 300 compatriotas de Orquín Serra en Austria.
El propio Llopis detalla en su investigación, reconstruida por Appiolaza en La Vanguardia, que, mientras dos de cada tres republicanos españoles falleció en el campo de concentración de Mauthausen, en el Kommando César -a cargo de Orquín Serra- sólo hubo entre 12 y 14 muertos.
La investigación de Llopis y de Senso Vila se extendió durante 5 años y fue clave para “limpiar” el nombre de Orquín Serra, ya que –enfrentado con el Comunismo y ya en la posguerra- debió huir de Europa y exiliarse en Argentina, más precisamente en Godoy Cruz.
Este enfrentamiento llevó, además, a que durante años, no solo no se reconociera su aporte para salvar estas vidas durante el Holocausto, sino que –además- se le atribuyera (erróneamente) haber sido colaborador de la SS.
De hecho, César Orquín Serra fue capturado en Francia por los propios oficiales nazis en junio de 1940, luego de que se hubiera sumado a las compañías de trabajadores extranjeros para defender al país galo de la ocupación nazi. El español se encontraba viviendo en ese país tras haber sido capturado y deportado de España a raíz de su participación en las tropas que enfrentaron al franquismo. Tras ser detenido en Francia, Orquín Serra –quien ya había pasado por cuatro campos de deportados españoles-, fue trasladado al campo de exterminio Mauthausen, en Austria.
De vuelta en su vida de prisionero, Orquín Serra encontró la oportunidad de intentar mejorar la calidad de vida de muchos de los prisioneros y de, a la larga, salvar la mayor cantidad de vidas posibles. Apelando a su conocimiento de idiomas, en Mauthausen logró entrar en confianza con los nazis y oficiar de traductor para el resto de los prisioneros. Esa relación le permitió, además, convencer a los miembros de la SS de que, con mejores condiciones de vidas, los prisioneros podrían ser más “productivos”. Así fue que lo designaron como “kapo”, que es la figura encargada de mantener la disciplina en los campos de concentración. Y este puente fue clave para salvar la vida de más de 300 prisioneros españoles, quienes fueron rescatados cuando cayeron los nazis.
SUS DIFERENCIAS CON LOS COMUNISTAS
Antes de que cayeran las tropas nazis, todavía en el campo de concentración y en calidad de prisioneros, el enfrentamiento entre César Orquín Serra y los comunistas renació (aunque, en realidad, nunca se disipó).
Y es que los “rojos” (color con que se auto identificaban los comunistas) habían organizado su propia resistencia clandestina y que era contraria a la estrategia del “negro” (color de los anarquistas) Orquín Serra para conseguir mejores tratos y comida. Ante esta situación, el valenciano renunció a su función de kapo.
“Esos conflictos con los comunistas siguieron una vez terminada la guerra y liberados por los ejércitos aliados. (A Orquín Serra) lo acusaron de explotar y mandar a la muerte a otros prisioneros. Pero sus compañeros dieron testimonios en su defensa. Orquín Serra y muchos de los prisioneros sobrevivientes respondieron con datos, dando testimonios ante las acusaciones. Declararon que les salvó la vida, que intervino atemperando la violencia de los alemanes. Que en su comando, muy pocos prisioneros habían muerto”, detalla Appiolaza. Y agrega que el valenciano nunca fue acusado formalmente, a diferencia de otros kapos que si fueron condenados. Incluso, en 2021 la Generalitat de Valencia lo distinguió precisamente por haber salvado esas 300 vidas.
“El aparato comunista, a pesar de su gran valía, trató de hundirlo, de humillarlo. Para mí, fueron razones de concepción política y metodológicas. Políticas porque su ideario estaba por encima de cualquier adscripción ideológica y partidista. Metodológicas, porque siempre actuó de igual manera: había que beneficiar a los más débiles para evitar que se murieran. No por afinidades políticas, como a menudo, o casi siempre, pasó con los comunistas”, explicó oportunamente Guillem Llin Llopis en una entrevista con La Vanguardia.
LA LLEGADA A GODOY CRUZ
Ya estando casado y habiendo nacido su hija, Orquín Serra debió viajar a Argentina exiliado. Su enfrentamiento con el comunismo y el consiguiente hostigamiento hicieron imposible que siguiera en Europa. Así fue como llegó, primero, a Buenos Aires, donde convivió con otros republicanos españoles exiliados.
Sin embargo, el encono de los comunistas hacia su persona se mantenía, sumado a que muchos de estos compatriotas eran “rojos”. En plena Guerra Fría, el Comunismo era una potencia, y –como anarquista- Orquín Serra se sentía permanentemente amenazado.
Esta realidad derivó en que César recayera en Mendoza, más precisamente en Godoy Cruz, donde vivió sus últimos 38 años de vida. En la provincia, César Orquín Serra también dejó su huella: se desempeñó como responsable de prensa de la Biblioteca General San Martín, trabajó en las radios Libertador, Nacional y Nihuil –como locutor, guionista y dramaturgo, donde utilizó el seudónimo Aldagón-.
Además, fue publicista y también director artístico de la Asociación Filarmónica de Mendoza.
En el trabajo biográfico de Appiolaza, deja constancia de que el valenciano jamás renunció a su condición de español y antifascista. “En 1955 (Orquín Serra) participó en la fundación de la Agrupación Republicana Española de Mendoza, que asumió al peronismo como una dictadura y se enfrentó a los comunistas pro soviéticos”, concluye el periodista. Y agrega que, desde que llegó al barrio Laprida de Godoy Cruz, nunca quiso volver a España.
PROYECTARÁN UN DOCUMENTAL SOBRE SERRA
“César Orquín Serra: El anarquista que salvó a 300 españoles en Mauthausen” es el nombre del libro que resume la investigación de la vida del valenciano – godoicruceño llevada adelante por Guillem Llin Llopis y Carles Xavier Senso Vila. A partir de este trabajo se produjo, además, el documental “El Kapo”, dirigido por Albert Montón.
El documental se proyectará el 22 de septiembre en la biblioteca + mediateca “Manuel Belgrano”, de Godoy Cruz.