La presidenta del Colegio de Psicopedagogos, la licenciada Karina Bergé, plantea desde la base de su profesión, en la intersección entre el ámbito de la educación y la salud, una mirada sobre los desafíos que plantean los cambios, aún en proceso, producto de la pandemia.
“La pandemia nos puso a los educadores y a la educación a miramos desde otro lugar, a innovar en los dispositivos para educar, pero también en las posibilidades y en las propuestas, que no tienen que ver solamente con los y las estudiantes, sino también con trabajar mucho más con las familias que estuvieron más presentes en los procesos de aprendizaje”, continuó.
“La educación presencial como la conocíamos no puede volver a ser igual. El proceso de aprendizaje podía ser diferente en cada caso, pero la mayoría llegaba a la escuela. La pandemia vino a poner mucho más en evidencia básicamente la desigualdad principalmente en el acceso, después en la continuidad de la educación”, analizó.
También puntualizó sobre una polémica común al hablar de educación en este tiempo. “Hay una idea general de que fue un año perdido, que no se aprendió. Cuando en realidad, se han aprendido otras cosas, las cuestiones conceptuales se pueden recuperar. La escuela básicamente tuvo que ver con lo que se viene tratando de trabajar hace mucho tiempo que son las capacidades Bergé”, opinó.
Volver a la escuela
Decir “volver” me hace ruido, porque en realidad no nos fuimos de la educación, de la enseñanza, del aprendizaje. Hubo una continuidad con una nueva manera”, analizó.
Para la profesional, esa nueva forma ayudó a concientizar en general y en particular a las familias respecto de que la educación y la escuela tienen que ver con procesos de acompañamiento de la trayectoria y el aprendizaje. “Se trata de retomar el formato presencial capitalizando los aprendizajes que nos dejó la pandemia, donde valoramos mucho el encuentro con el otro, no sólo de quien enseña y quien aprende sino de los pares, una función esencial en el aprendizaje de la socialización, los vínculos, el manejo de los conflictos. La escuela propicia un espacio de encuentro que no estuvo y podemos observar cómo repercute esa falta en relación a las dificultades emocionales. Las familias también necesitan de ese encuentro con el docente”, resaltó.
Para Bergé, es fundamental la presencialidad para generar ámbitos de aprendizaje propicios para la socialización, el aprendizaje del cuidado del cuerpo, del cuidado del otro.
Una oportunidad, muchos desafíos
“Es fundamental empezar a pensar ese encuentro presencial como la oportunidad de refundar la escuela, el vínculo entre familia y escuela, las concepciones sobre aprendizaje, sobre enseñanza que nos posibiliten mirar un poco más allá de lo que cree el común de que uno va a la escuela a aprender las tablas o la definición de las células, cuestiones que están al alcance con Google”, señaló Bergé.
“Para que los aprendizajes y las trayectorias escolares sean exitosas no basta sólo con que la escuela esté en condiciones. No basta con que los docentes y los estudiantes vayan a la escuela, con que la familia solo apoye. Basta con que todo eso esté en armonía. Sino las familias, los estudiantes y los docentes seguimos sosteniendo la educación, como todo el año pasado, cómo podemos, no propiciando educación. Entonces, si la pregunta es ¿presencialidad si o no?, la respuesta es presencialidad sí, pero con estas condiciones. Creo que hay que pensarlo bien, porque apresurarse a tomar una decisión puede ser contraproducente”, expresó.
De acuerdo a la psicopedagoga, la falta de lineamientos claros sobre el retorno presencial genera mucha incertidumbre. “Cuidar la salud implica también la salud mental y tiene que ver con lineamientos claros, con posibilidades de mejorar las condiciones anteriores. Si la presencialidad tiene que ver con determinadas condiciones, que las mismas estén claras, que sean las necesarias, que sean posibles de sostener”, insistió.
Otro llamado de atención de la pandemia está relacionado a la tecnología. “No podemos escapar a la realidad. Hay que empezar a trabajar con la tecnología, capitalizar lo aprendido. De las aulas donde no se usa el celular en la clase, pasamos a decirles ‘cómprense un celular porque sino no pueden acceder a la educación’. Hay que capacitar para su uso”, analizó.
El slogan político partidario
“Hay como una idea de volver a la presencialidad, pero en el discurso, como un título que está acordado. Creo que todos coincidimos en el qué, pero no sabemos si coincidimos o no en el cómo”, señaló Bergé.
“Lo que necesitamos es que haya una reforma educativa, en la que tienen que estar presente los docentes, la familia y los estudiantes. Tiene que ver con la participación de la construcción de la educación que nos atañe a todos, más allá de los avatares que tenga que ver con las gestiones gubernamentales”, sugirió.
¿Una nueva escuela?
La psicopedagoga explicó que ya se rompió la idea de que la escuela es sólo el espacio físico. “Implica ese espacio físico totalmente necesario, pero hay que empezar a pensar otras dinámicas de educación, otros tipos de trayectorias no lineales, no secuenciales, sino que sean mucho más dinámicas e hipervinculares”. opinó.
Según Bergé, el trabajo de los psicopedagogos durante el 2021 va a estar centrado en cómo se significó el año pasado, qué significó para cada persona en términos de aprendizaje y qué dificultades va a generar este año. “No es lo mismo el aprendizaje de la lectoescritura, lo principal de la escuela primaria, o el aprendizaje del cálculo estando en la escuela todos los días con un docente a estar en la casa. El impacto más fuerte tiene que ver con que se nos rompió la estructura de la escuela a todos”, sostuvo.
“Se quebró la estructura tradicional de la escuela, de la educación. Nos guste o no, hayamos aprendido o no, no va a ser lo mismo, así volvamos todos juntos a la escuela presencialmente las cuatro horas que estábamos. No va a pasar. No vamos a pensarlo igual”, consideró.
“Otra cosa que nos deja la pandemia es que pensamos en las singularidades. Cuando el docente estaba en el aula llevaba a todo el grupo de una manera pero con las plataformas tecnológicas no lo podes llevar igual. El grupo como estructura se rompió”, explicó.
“Algo que hemos aprendido muchos docentes es a darnos cuenta de lo importante de la mediación pedagógica fuera del aula, con otras herramientas. Vamos a estar presencialmente y los estudiantes van a demandar otras cosas”, concluyó.
Necesidad del encuentro
La licenciada afirma que los niños en edad escolar primaria requieren salir del círculo familiar para poder contrarrestar de alguna manera las reglas familiares y las reglas sociales, para generar el encuentro con los otros para la configuración de los vínculos con los pares. “Eso es fundamental, por la necesidad de la creatividad que aporta el otro, en los acuerdos, en los consensos”, agregó.
“En la adolescencia la relación con los pares es muy fuerte. Si bien ya estaba mediatizada por la tecnología, la escuela como espacio físico permitía poner el cuerpo en la relación con otros. Ahí donde se definen muchas cuestiones que tienen que ver con la identidad, con la orientación sexual, con el reconocimiento del cuerpo propio y del otro”, puntualizó.
Por último, Bergé recordó que los rituales de iniciación y culminación le van permitiendo a los alumnos en el espacio físico ir despidiéndose de lo que era una certeza para ir a enfrentar aquello que es la incertidumbre.